La sinergia entre crecimiento económico y desarrollo social

La sinergia entre crecimiento económico y desarrollo social
19 Abr 2015

¿Cómo medir el bienestar de una sociedad? Por mucho tiempo el crecimiento económico y el PIB per cápita fueron indicadores irrefutables del desarrollo de un país. Sin embargo, en la medida en la que algunos países parecían avanzar económicamente pero no presentaban mejoras significativas en materia social, este supuesto comenzó a ser cuestionado.

Las falencias del PIB per cápital
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¿Cómo medir el bienestar de una sociedad? Esta es una pregunta que ha rondado por varias décadas en el debate público y académico de todas las regiones del mundo. Por mucho tiempo el crecimiento económico y el PIB per cápita fueron indicadores irrefutables del desarrollo de un país. Sin embargo, en la medida en la que algunos países parecían avanzar económicamente pero no presentaban mejoras significativas en materia social, este supuesto comenzó a ser cuestionado.

Surgió entonces en la década de los noventa el Índice de Desarrollo Humano, en un intento por medir el bienestar de una forma más amplia. Este índice toma en cuenta tres dimensiones del desarrollo: una vida larga y saludable, medido por la esperanza de vida al nacer; el acceso a conocimiento, medido por los años promedio de escolaridad; y un estándar de vida decente, medido por el PIB per cápita.

“A medida que los países tienen un PIB per cápita más alto, presentan un mejor Índice de Desarrollo Humano”

Los resultados del Índice de Desarrollo Humano son interesantes. Como era de esperarse, existe una alta correlación positiva entre el PIB per cápita y este indicador. A medida que los países tienen un PIB per cápita más alto, presentan un mejor Índice de Desarrollo Humano. La tabla 1 ilustra muy bien esta realidad. Los países con un desarrollo humano muy elevado, tienen un PIB per cápita promedio de $43,669; mientras que los países con un desarrollo humano bajo, tienen un PIB per cápita promedio de sólo $2,469. En general, los países que producen más en términos per cápita, son los que gozan de mejores condiciones de vida. La correlación no es perfecta, pues claramente hay países que cuentan con un PIB per cápita alto y sin embargo cuentan con un desarrollo humano relativamente bajo. Tal es el caso de Guinea Ecuatorial, un país petrolero del centro de África, que tiene un PIB per cápita de $32, 557, pero se encuentra en la posición 144 de 187 países en el Índice de Desarrollo Humano; un puesto por debajo de Bangladesh que cuenta con un PIB per cápita de tan sólo $3,385. Esta es una característica de la mayoría de países con abundantes recursos naturales – principalmente petroleros -, pero que notienen instituciones sólidas. Al contar con una institucionalidad tan precaria, no se desarrollan otros sectores de la economía y los ingresos derivados de la explotación de los recursos naturales se convierten en un auténtico botín para quienes gobiernan.

Fuente: PNUD, FMI

Un índice sin sesgos
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Si bien el Índice de Desarrollo Humano presenta un gran avance en la medición del bienestar de los países, no deja de incorporar dentro de su metodología el PIB per cápita. Es decir, no es un índice que esté midiendo solamente el desarrollo social, sino que también tiene un componente económico. De allí que la relación positiva entre el Índice de Desarrollo Humano y el PIB per cápita, que se indicó con anterioridad, podría estar sesgada.

$46, 672ES EL PIB PER CÁPITA PROMEDIO DE LOS PAÍSES CON UN ÍNDICE DE PROGRESO SOCIAL MUY ALTOEste inconveniente es superado por el Índice de Progreso Social, presentado por primera vez en 2014, que mide el desarrollo social a través de 52 variables que evalúan tres dimensiones: necesidades humanas básicas, fundamentos del bienestar y oportunidades. El índice abarca desde cuestiones básicas como acceso a drenajes, agua potable y energía eléctrica; hasta el respeto a derechos fundamentales, como la libertad de opinión, de culto y de movilidad, entre otros.

También mide la sostenibilidad del ecosistema y el acceso a internet. Este es un índice mucho más amplio que el Índice de Desarrollo Humano y lo más relevante es que excluye por completo el PIB per cápita.

Al llevar a cabo el mismo ejercicio de correlación que se realizó con el Índice de Desarrollo Humano, se obtienen resultados muy similares. Los países con un Índice de Progreso Social muy alto tienen en promedio un PIB per cápita de $46, 672; mientras que aquellos con un índice muy bajo tiene en promedio un PIB per cápita de solamente $2,647. Y de nuevo, esta relación no es perfecta. Arabia Saudita tiene un PIB per cápita de $53, 935, pero presenta un Índice de Progreso Social más bajo que Filipinas, que tiene un PIB per cápita de $6,985. Como se indicó con anterioridad, la calidad de las instituciones juega un rol importante en la diferencia de los resultados.

De cualquier forma, ya sea que el bienestar social se mida a través del Índice de Desarrollo Humano o bien a través del Índice de Progreso Social, lo cierto es que éste se encuentra altamente correlacionado con el PIB per cápita. La lógica detrás de estos resultados es muy simple. Proveer servicios básicos, como centros educativos y de salud de alta calidad, requiere de recursos financieros que solo pueden obtenerse de una economía sólida y dinámica. En los países en donde el crecimiento económico es modesto y se cuenta con pocas empresas, el Estado no puede obtener los recursos suficientes para financiar políticas de salud y educación exitosas.

Esta idea se refuerza si se considera que ninguno de los diez primeros países en el Índice de Progreso Social o el Índice de Desarrollo Humano tiene un PIB per cápita menor a $34,900. Si se amplía a los primeros veinticinco países, el PIB per cápita mínimo en el Índice de Desarrollo Humano es de $29,300 y en el Índice de Progreso Social, de $20,400. En estos países se cuenta con una clase media fuerte que puede acceder a bienes educativos y de salud de alta calidad.

Fuente: IPS 2015, FMI

¿Qué sucede en Guatemala?
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Los indicadores sociales de Guatemala son sumamente preocupantes. La mayoría de guatemaltecos se encuentra en una situación de pobreza y una proporción importante vive en la miseria. Ocupamos los últimos lugares de la región latinoamericana en cuanto a progreso social.

“No existe una diferencia sustancial entre el desempeño económico y el desarrollo social de Guatemala”

La pregunta fundamental es si nuestro país tiene un desarrollo social muy por debajo de su desarrollo económico, o bien si el pobre desempeño social es reflejo de nuestra precariedad económica. Las cifras nos inclinan por la segunda opción, aunque es claro que se pueden utilizar de forma más eficiente los pocos recursos con los que contamos para lograr mejoras en nuestro desarrollo social.

Según el Índice de Desarrollo Humano, Guatemala se encuentra catalogado dentro de las naciones con Desarrollo Humano Medio. La tabla 3 muestra que nuestro país tiene un desempeño muy similar al promedio del resto de 41 países que se encuentran dentro de su categoría. En este sentido, podría decirse que no existe una diferencia sustancial entre el desempeño económico y el desarrollo social de Guatemala. No obstante, es importante mencionar que aunque Guatemala ocupa la posición 125 en el Índice de Desarrollo Humano, de acuerdo a su PIB per cápita ocupa la posición 116. Esta última cifra indicaría que con nuestro nivel de desarrollo económico, se podría lograr mejores indicadores sociales. Sin duda alguna nuestras políticas públicas necesitan ser evaluadas y reformadas para que sean más efectivas.

Fuente: PNUD, FMI

Lo interesante es que al considerar el Índice de Progreso Social se da una situación inversa. Guatemala ocupa la posición 79 de 133 en este índice, pero la posición 84 de acuerdo al PIB per cápita. En este sentido, se podría decir que es falso que en Guatemala la política social sea inexistente. Aún con sus grandes deficiencias, se han logrado ciertos avances sociales, de acuerdo a su desarrollo económico. Aunque claramente esto no exime que se tengan que hacer mejoras en la calidad de las políticas públicas, como ya se mencionó con anterioridad.

En conclusión, el desarrollo económico y el progreso social están íntimamente ligados. Sin crecimiento económico no existen recursos financieros para sufragar políticas públicas de alta calidad. Ningún país del mundo ha logrado un alto desarrollo social con una economía precaria. Sin embargo, también es necesario diseñar e implementar sistemas de educación y salud eficientes para que el crecimiento económico impacte positivamente a toda la población. Al final son variables que deberían complementarse y retroalimentarse mutuamente. En el caso de Guatemala, necesitamos lograr niveles de crecimiento económico exponencialmente más altos, pero también se requiere implementar políticas públicas exitosas y eficaces.

¿Cómo medir el bienestar de una sociedad? Por mucho tiempo el crecimiento económico y el PIB per cápita fueron indicadores irrefutables del desarrollo de un país. Sin embargo, en la medida en la que algunos países parecían avanzar económicamente pero no presentaban mejoras significativas en materia social, este supuesto comenzó a ser cuestionado.