En el programa de hoy analizamos los resultados electorales en Guatemala y la necesidad de construir un servicio civil honorable y un buen gobierno para el funcionamiento del Estado.
En su editorial, Dionisio Gutiérrez se refirió a los resultados de la primera vuelta electoral en Guatemala: “Érase una vez un desamparado país gobernado por golfos, mercachifles, capitostes, rateros, narcos y sicarios. Para guardar las formas, los dueños de ese oscuro circo convocaron al pueblo a votar en unas elecciones que, más que libres y transparentes, traían las mismas trampas y mentiras con las que han gobernado los últimos 15 años”.
Además, señaló que a pesar de los obstáculos, el pueblo pudo expresar su voluntad en las urnas: “Intentaron consumar un fraude "legal" con el uso de fondos públicos, desinformación, mentiras, compra de voluntades, acarreo, persecución y amenazas. Según ellos, pasaban a segunda vuelta dos de los suyos, pero no contaron con el factor Arévalo. Hasta al cazador más temerario y mafioso se le escapa la liebre; y así, los ciudadanos, sobre todo los jóvenes, que son la mayoría, para evitar la consumación de un Estado criminal, votaron por la única opción respetable que quedó sin demoler”.
También, expresó que el alto voto nulo y blanco representan la frustración y el desencanto de la gente con el sistema: “Hay suficientes datos que indican que la frustración y el descontento popular llegaron al límite; y unas elecciones con 40% de abstención, en las que la cuarta parte de quienes votaron, anularon o dejaron su voto en blanco, son síntomas de una democracia moribunda. Pero los dueños del circo no se enteran”.
En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Jaime Rodríguez Arana, jurista español, catedrático de Derecho Administrativo y presidente de Ius Publicum Innovatio (IPI). Conversaron sobre la importancia del servicio civil, la administración pública y la formación en buen gobierno de una tecnocracia para el funcionamiento del Estado.
Sobre la formación de una tecnocracia para el buen funcionamiento del Estado, el experto explicó: “Efectivamente, la formación es la piedra angular para que los dirigentes tengan clara la convicción de que la política y la administración se justifican y están únicamente para la mejora las condiciones de vida de los habitantes a partir de la promoción defensa y protección de la dignidad humana y sus derechos fundamentales. Y si somos capaces de organizar y orquestar programas formativos en esta línea que va por lo que se llama buen gobierno, buena administración, etc., poco a poco podremos ir poniendo a disposición de la sociedad dirigentes que tengan esta vocación clara y radical”.
Sobre la formación de cuadros partidistas para que no sólo los funcionarios, sino los políticos tengan plena conciencia de la importancia de la función pública, el jurista expuso: “En Europa, los partidos que más o menos están asentados en la vida democrática de nuestros pueblos, suelen tener fundaciones a través de las cuales realizan importantes actividades formativas para sus cuadros y sus dirigentes. En mi opinión, creo que trabajar en esta línea es muy importante, al igual que poner en marcha instituciones académicas del buen gobierno y la calidad democrática. Creo que hay que apostarle a ello y que las universidades den un paso al frente y que se puedan seleccionar profesores con una idea clara y de servicio a la comunidad y a la política. Yo he tenido la suerte y el gran privilegio de conocer todos los países de América y una cosa que he visto especialmente es que cuando entra un nuevo presidente, las políticas públicas anteriores se anulan y hay que construir de nuevo. Se destruye y se construye y esto pasa muchas veces porque falta una administración pública profesional”.
Sobre cómo se puede construir un buen gobierno en un contexto de erosión democrática, el catedrático argumentó: “Abraham Lincoln dijo hace mucho tiempo que la democracia es el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo; y ciertamente nos jugamos mucho en estos años determinantes para el futuro de la humanidad desde el punto de vista político. En ese sentido, tenemos que subrayar los valores del Estado derecho, de la juridicidad, de la separación de los poderes, del reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona, porque el Estado nace para defender a las personas para que puedan realizarse”.
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