Esta semana en Dimensión, hablamos sobre el sistema penitenciario y los problemas que existen en relación a las cárceles del país.
Por décadas, el sistema penitenciario de Guatemala ha estado en total abandono. El Estado ha sido incapaz de tomar el control de los centros carcelarios del país, lo que ha permitido que se conviertan en auténticos centros logísticos para las operaciones de las maras y el crimen organizado. Desde las cárceles del país se planifican y dirigen extorsiones, asesinatos, secuestros, tráfico de drogas, trata de personas y robos.
Siendo parte fundamental de la cadena de justicia, los centros penitenciarios del país han sido administrados por los propios privados de libertad y no por el Estado, como correspondería en cualquier país civilizado. A pesar de que en diciembre de 2006 se aprobó la Ley del Régimen Penitenciario, diez años después aún no se cuenta con los Reglamentos de los Centros Carcelarios, lo que impide que el Estado ejerza un control efectivo sobre las prisiones.
El otro factor que impide la presencia efectiva del Estado en la cárceles, son los altos niveles de hacinamiento. Esta situación no se debe a que el país registre niveles inusualmente altos de encarcelamientos. Guatemala tiene tan solo 122 reos por cada 100 mil habitantes, la segunda tasa más baja de América Latina y una tasa muy similar a la de países como Canadá, Bélgica y Luxemburgo, conocidos por sus bajos niveles de criminalidad.
Sin embargo, el país registra la tercera tasa más alta de hacinamiento de Latinoamérica y la quinta a nivel mundial. Actualmente se tienen casi 20,000 reos en 22 cárceles que sólo pueden albergar a 6,700 personas. El Estado ha sido vergonzosamente negligente en construir la infraestructura mínima para recluir a los ciudadanos que han infringido la ley, lo que ha contribuido al caos, la violencia y la agresividad dentro de las cárceles.
El sistema penitenciario tampoco tiene un enfoque de rehabilitación de los privados de libertad. No existe una política de Estado que pretenda incorporar a la sociedad a todas aquellas personas que han infringido la ley. Tampoco se divide a los reos de acuerdo a su perfil criminal. El resultado es que las cárceles terminan reforzando conductas delictivas, lo que perpetúa el ciclo de violencia e inseguridad en el país.
Como sociedad, hemos cerrado los ojos ante la realidad del sistema penitenciario del país. Los hechos macabros que ocurren de forma cíclica colocan el tema temporalmente en los medios. Sin embargo, poco tiempo después la situación continúa deteriorándose inexorablemente, ante la inacción del Estado.
La población en las cárceles continúa aumentando, lo que incrementa las probabilidades de nuevos hechos sangrientos. Es momento que el Estado asuma la responsabilidad que le corresponde, por el bienestar de todos los guatemaltecos.
Panelistas:
- Alejandro Baldizón (Abogado y analista político)
- Corinne Dedik (Analista en temas de seguridad del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales – CIEN- )
Sintoniza el programa completo este domingo a partir de las 10 p.m. por Canal 3 o encuéntralo aquí el lunes por la mañana: