El 2019 nos necesita despiertos. Seamos críticos con la información que recibimos.
Hace tres siglos, el escritor Jonathan Swift anticipó el mundo de la posverdad en su obra “El arte de la mentira política” cuando dijo: “La falsedad vuela, mientras la verdad se arrastra tras ella, de suerte que cuando los hombres se desengañan, lo hacen un cuarto de hora tarde”.
En 2016 el Diccionario de Oxford nombró a la posverdad como la palabra del año, después de meses convulsionados por fenómenos como el Bréxit o la victoria de Donald Trump, donde noticias con datos adulterados inundaron los medios de comunicación.
Estudios realizados en el MIT han demostrado que las noticias falsas se comparten seis veces más rápido que la verdad. Medios de comunicación tradicionales han perdido popularidad y plataformas como Facebook, Twitter y Youtube, están afrontando grandes retos para contrarrestar la difusión de información de baja calidad.
Según la empresa iLifeBelt, cuatro de cada diez guatemaltecos tienen acceso a internet y para la mayoría de los jóvenes, es el medio de información con mayor impacto. Las redes son el principal canal por el que los jóvenes consumen la información que define su postura ante los graves problemas que enfrenta nuestro país. ¿Cómo nos aseguramos de formar criterios con base en hechos y no por historias inventadas?
Un consejo trillado es revisar las fuentes de donde proviene la información, pero es esencial reconocer el peso del autor y el espacio en el que se está difundiendo. Pausemos un momento antes de compartir aquella noticia que nos impactó. Somos responsables de lo que suscribimos por redes sociales. No podemos permitir que bloggeros y cuentas que viven de la difamación ganen credibilidad.
Además, es importante analizar los otros puntos de vista. Escuchar otras opiniones no significa que se esté de acuerdo con los argumentos, pero permite confrontar visiones opuestas, de las cuales se pueden obtener conclusiones interesantes. En países con democracias consolidadas, el debate es la herramienta que permite la evolución de las instituciones. Guatemala necesita del sano disenso para generar los cambios sociales que tanto añoramos.
El panorama político y social de nuestro país en los próximos meses vendrá marcado por la influencia de la posverdad donde la evidencia, pierde peso frente a las historias a medias. Esfuerzos ciudadanos nos presentan herramientas como Confirmado que busca ser una plataforma que corrobora datos, o ¿Por Quién Voto? que está próxima a lanzarse y que permitirá conocer las posturas ideológicas de los partidos políticos.
Seamos críticos con la información que recibimos. Una mentira contada cien veces, nunca será una verdad si rechazamos la información que no tiene sustento científico o legal. El 2019 nos necesita despiertos, el futuro de nuestro país depende de las decisiones que tomemos.
Columna publicada originalmente en El Periódico.