En el programa de esta semana, analizamos la dictadura cubana.
Dionisio Gutiérrez comenzó resaltando los 65 años de la dictadura cubana, “la más larga en la historia de América Latina”, y se preguntó cómo es posible que un grupo “se roben un país e impongan, con fusil en mano, una dictadura en la que quien desobedece o reclama, es encerrado en jaulas, es asesinado o forzado a emigrar”.
Gutiérrez destacó que la tiranía cubana no solo es una amenaza para quienes habitan en la isla, sino también para el Occidente libre: “desde La Habana se conspira y se sabotean las débiles democracias latinoamericanas”. Además, señaló que no debemos olvidar a los políticos latinoamericanos que son cómplices y facilitadores de “la sucia, tiránica y sanguinaria dictadura cubana”, como “Zapatero, Lula, AMLO, Evo Morales, Correa y Petro”.
La respuesta del mundo libre es nula, ante lo cual debemos preguntarnos: “¿Van Nicaragua y Venezuela por el mismo camino? ¿Cuándo verán los pueblos cubano, nica y venezolano la luz de la libertad? ¿Se puede repetir alguna variante de ese modelo autoritario, antidemocrático y represivo en otros países del continente? ¿Qué países están en riesgo?”. Gutiérrez finalizó recordando que, si bien “libertad es el regalo más grande que nos dieron los cielos”, esta no se cuida sola.
En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Juan Claudio Lechín, economista y escritor, y a Magdiel Jorge Castro, periodista y activista de derechos humanos, sobre la dictadura en Cuba.
Lechín considera que el mundo libre se ha olvidado de Cuba, en parte debido a la propaganda marxista que ha permeado en “los sectores académicos y artísticos”, los cuales han logrado “construir no solo una narrativa, sino una cosmovisión” en torno a las ideas comunistas.
Cuba atraviesa un momento de debilidad sin precedentes. Hay una crisis energética, huracanes y terremotos, con consecuencias humanitarias devastadoras. ¿Podría este ser un momento de esperanza para los cubanos, en el que la tiranía tenga los días contados? Para Lechín, esto es poco probable, pues considera que son tácticas utilizadas por la dictadura para reprimir al pueblo. Por ejemplo, destacó que los apagones son “un viejo recurso que se usa desde los años sesenta para hostigar y estresar al pueblo cubano y, finalmente, dominarlo u obligarlo a que se vaya”. Explicó que, al salir de la isla hacia Estados Unidos, el régimen se mantiene a través de las remesas que envían.
En cuanto a si existen luchas y conflictos de poder dentro del régimen castrista, Lechín afirmó que, sin duda, los hay. Destacó que el régimen es “una estructura militar” y que “quienes manejan Cuba son las Fuerzas Armadas”. Por lo tanto, “tienen que haber problemas internos, porque el ser humano busca el poder”.
Sobre la influencia de Cuba en la región latinoamericana, Lechín señaló que se manifiesta a través del socialismo del siglo XXI. “Cambian al guerrillero heroico de las guerrillas de los años sesenta por el abogado y el movimiento social. En lugar de tomar el poder por vía de la violencia, la guerra santa revolucionaria la toman por vía de la democracia”.
Por su parte, Castro comenzó contextualizando la situación actual de Cuba: “La situación es crítica, porque en la crisis económica no ha habido un tiempo donde hay abundancia. También hay una crisis energética agravada con una falta de combustible total”.
Para Castro, el olvido de Cuba por parte del mundo se debe, en parte, al “romanticismo, casi siempre, de un sector afiliado a la izquierda, que ve en Cuba un depositario de sus frustraciones, de esa revolución que vino a romper un modelo que detestan. Pero la realidad, contada por los exiliados, es que no funciona y que ha sumido a mi país en el caos y en la crisis humanitaria más grande, junto a Venezuela, que tiene América Latina”.
Respecto a la doble moral de quienes critican los excesos de los gobiernos democráticos de derecha, pero no lo hacen con Cuba, Castro destacó que es una contradicción, pues en “Cuba no podrían hacer uso de esos derechos que tanto utilizan en América Latina; estarían todos presos”. También expresó no entender la doble vara de la izquierda en la región, que “no quiere para los cubanos los derechos que ellos disfrutan en las democracias liberales, que pueden ser muy imperfectas, pero en la que gozan de derechos políticos, como los vemos todos los días en América Latina, manifestándose libremente en las calles”.
Por otro lado, Castro considera que ha habido un cambio en la actitud de los cubanos. A pesar de que “Cuba está bajo un estado totalitario de corte estalinista, donde la protesta social es prácticamente un suicidio desde el punto de vista social y político”, ver a los cubanos protestando ofrece esperanza, señaló.
Para finalizar, indicó que se estima que hay alrededor de 1,102 presos políticos en Cuba, “sometidos en condiciones muy críticas”.
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