Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado.
La revista Estrategia y Negocios cumple 20 años.
En 1999 Centroamérica estaba gobernada por Alfonso Portillo en Guatemala, Paco Flores en El Salvador, Carlos Roberto Flores Facussé en Honduras, Arnoldo Alemán en Nicaragua, Miguel Ángel Rodríguez en Costa Rica y Mireya Moscoso en Panamá.
Aquel fue un momento crítico para la región, pues a pesar de los buenos esfuerzos de algunos de aquellos presidentes -los menos- nuestros países empezaron a sentir la complejidad de la era presente. Los peores presidentes del 99 fueron el principio de la captura criminal del Estado en al menos tres de nuestros países.
Entre algunos de los fenómenos que arrancaron hace unos 20 años y que seguimos sin poder descifrar y enfrentar, están la caída en los precios de nuestros productos, el derrumbe de la globalización, el populismo, el terrorismo, la era exponencial en la tecnología, el escaso crecimiento económico frente a una creciente demanda de oportunidades y políticos iluminados que son cada uno peor que el otro.
En los siguientes datos -todos del FMI- está incluida Panamá, pues para efectos de esta nota, la considero parte de Centroamérica.
La población de Centroamérica en 1999 era de 35,3 millones y en 2018 alcanzó 48,8 millones. Con un crecimiento promedio de 2%, en 19 años, la población se incrementó en 38,1%.
El crecimiento económico promedio entre 1999 y 2018 fue de 3,8%. La inversión fue de 26,2% del PIB en 1999. En 2018 se redujo a 24,3%. Sin embargo, sin Panamá, donde la inversión representa el 44% del PIB, el resto de la región baja al 20,3% de inversión sobre el PIB en promedio. En Guatemala la inversión representó solo el 12,5%; el más bajo de la región centroamericana.
En el índice que califica la salud democrática, en 2006, la región calificaba en promedio 6,6 puntos sobre 10. Estábamos en la categoría de "democracias con problemas". Solo Costa Rica era considerada una democracia plena en 2006. Por eso son presumidos los ticos, pero tienen razón.
En 2018, la región bajó a 6 sobre 10, y caímos a la categoría de "regímenes híbridos" entre democracia y autoritarismo. Solo Costa Rica se mantiene como democracia plena. Dichosos los ticos, pero que la cuiden.
Excepto Costa Rica, los demás países hemos deteriorado la salud de la democracia. Y se nota.
Según el índice de Estado de Derecho del "World Justice Project'', en los últimos 5 años, la región, excepto Costa Rica, califica mal. El problema es que no se ven señales de que este índice mejore; y lo grave son las consecuencias que esto significa.
20 años no es nada dice el Tango; y es cierto. Los humanos queremos que las transformaciones y el desarrollo sucedan en nuestro tiempo de vida. "Not gonna happen". Pero podemos sentar las bases.
La realidad presenta países estancados. Guatemala en franco deterioro. Nicaragua, perdida. Esto no es cuestión de pesimismo. Son datos. Y para cambiarlos, las élites deben despertar.
Suramérica está produciendo más drogas que nunca y el consumo aumenta. El narcotráfico está contaminando la política de una manera alarmante. Guatemala carnina veloz hacia un narco Estado.
El crecimiento económico que necesita la región solo se logrará si tenemos las economías de escala, la masa crítica y el volumen que daría una Comunidad Económica Centroamericana. Pero ni hablar del tema.
Centroamérica no ha cambiado lo suficiente de 1999 a 2019. Debemos fortalecer nuestras democracias, y para eso, hace falta más gente decente y capaz en la política.
En los próximos 20 años tendremos desafíos extraordinarios. No estamos preparados para enfrentarlos.
En 2039 podemos amanecer en una Centroamérica exitosa. Esto no sucederá por magia ni nadie lo hará por nosotros. A trabajar se ha dicho.
Lo que está claro es que Estrategia & Negocios debe seguir presente, brillando y ofreciendo guía y luz, como lo ha hecho, con gran compromiso y excelencia, desde 1999.