Costa Rica atraviesa por la peor crisis económica y social en décadas. El país que cuenta con los mejores indicadores sociales e institucionales de Centroamérica, está sumida en una crisis fiscal que amenaza la estabilidad política que le ha caracterizado en el último medio siglo y que le diferenció abismalmente de sus vecinos del Istmo. ¿Por qué Costa Rica llegó a este punto? ¿Llegará Costa Rica a ser la Argentina de Centroamérica?
La actual tragedia de Costa Rica inicia en el año 2009 cuando el presidente Oscar Arias presentó el Plan Escudo para enfrentar la crisis que vivía la economía mundial en ese momento y que obviamente estaba afectando también a la economía costarricense. Era un plan de estímulo fiscal que contemplaba no sólo el aumento de salarios en el sector público, sino también la contratación de más funcionarios. Además contemplaba aumentar sustancialmente el gasto social en educación, seguridad alimentaria y salud.
El plan se puso en marcha y el resultado fue que en 2009 se registró un déficit fiscal de 3.60% del PIB y de allí en adelante, hasta el 2019, el déficit fiscal promedio ha sido de 5.3% del PIB; lo que ha provocado una grave crisis en sus finanzas públicas que ha desembocado en un estallido social sin precedentes en la historia reciente de ese país. La deuda pública pasó de representar el 24% del PIB en 2008 a más del 60% en el 2019, algo insostenible para un país como Costa Rica.
Antes de este evento, Costa Rica ya había tenido problemas con su déficit fiscal en los noventas, pero logró poner en orden sus finanzas a mediados de la década pasada y en 2010 las calificadoras de riesgo le otorgaron el grado de “inversión” a su deuda soberana. Para ese entonces, sólo Panamá, Perú, Chile y México eran los países de América Latina que tenían esa alta calificación. La deuda soberana de Guatemala nunca ha obtenido esa nota; siempre nos han considerado una “inversión especulativa”.
Ya para el 2014 era claro que Costa Rica estaba en serios problemas fiscales y las calificadoras de riesgo le quitaron el grado de inversión. Aún con esta clara “advertencia”, la élite política de ese país no hizo el esfuerzo necesario para ajustar su gasto público y reducir su déficit fiscal. Se estima que para este 2020, el déficit fiscal cerrará en torno al 9.3% y la deuda pública alcanzará la exorbitante cifra de 70% del PIB. Costa Rica esta llegando al punto de tener que hacer duros ajustes o declararse en default en el corto o mediano plazo.
¿Qué futuro le espera a Costa Rica? Contrario a la recuperación económica que experimentarían la mayoría de países en el 2021, lo más probable es que su economía siga en número rojos en el 2021. El gobierno necesita reducir el gasto público de forma drástica o bien incrementar impuestos. Ambos escenarios serían desastrosos para su economía y lo peor es que el desempleo se encuentra actualmente en 23%, lo que complica aún más el panorama para los tomadores de decisión de ese país por el grave descontento social. Lo más complejo es que el gobierno lleva años financiando gasto corriente con deuda, lo que implica que los ajustes deberían incluir despidos masivos en el sector público.
El problema de fondo de Costa Rica es que perdió la perspectiva del nivel de desarrollo que tiene actualmente. Es cierto que es el país con los mejores indicares institucionales, sociales y económicos de Centroamérica. Puede presumir a sus vecinos, pero todavía está lejos de ser un país desarrollado. Quiso implementar un agresivo programa social que solo podría financiar un país avanzado y hoy enfrenta un duro baño de realidad. Lo peor es que ha tenido varios retrocesos importantes en los últimos años, como el deterioro en sus indicadores de seguridad.
Las élites de Costa Rica deben hacer un esfuerzo por retomar el rumbo del país. Tendrán que tomar decisiones doloras para ajustar el gasto público a su realidad. Incrementar impuestos sería desastroso. Si no asumen las decisiones que les corresponde, Costa Rica corre el riesgo de ser el próximo Argentina; es decir, un país que en su momento prometía mucho, pero que su descontrol en el gasto público y sus desajustes macroeconómicos le han llevado literalmente a la quiebra. Por el bien de Centroamérica, ojalá logren encontrar la salida al laberinto en el que se encuentran actualmente.