Élites, poder económico y poder político (Parte 4)

Élites, poder económico y poder político (Parte 4)
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Director del Área Política de Fundación Libertad y Desarrollo. Licenciado en Ciencia Política, catedrático y analista político en el programa Sin Filtro de Guatevisión.
22 Mar 2022

Las élites entendieron que ese tren había partido sin ellos a bordo

En las entregas anteriores, reseñé la evolución del rol de las élites económicas dentro del sistema político nacional y la amenaza en términos de poder que para ellos representaba el advenimiento de una élite emergente, cuyo capital estaría vinculado al patrimonialismo de Estado. En esta trama, también hemos hablado cómo el 2015 representó un parteaguas en la historia. La ofensiva judicial abría las puertas para combatir precisamente el modelo de acumulación basado en la corrupción, al tiempo en que quitaba del camino las aspiraciones presidenciales de Manuel Baldizón, un referente de esa élite emergente.

Hemos reseñado también cómo la lectura de las élites sobre los acontecimientos del 2015 era ambivalente y tardía, pero aún así, se alineaba con el zeitgest del momento. Aunque muy tarde y a regañadientes, la dirigencia empresarial se sumó a pedir la renuncia de Pérez Molina, demandó la profundización de las investigaciones judiciales mientras mostraban su lado chairo, acompañando las demandas de reforma institucional en materia electoral, justicia, servicio civil y contrataciones públicas. Sin embargo, la realidad es que las élites reaccionaban a un evento que no entendían y les superaba en alcance y magnitud.

Quizá la muestra más fehaciente de lo anterior se manifestó el 27 de agosto de 2015, día que pasó a la historia como el “Paro Nacional”. Originalmente, la cúpula empresarial decidió no acuerpar el movimiento ciudadano, bajo la teoría que dicha convocatoria provenía de organizaciones civiles “de izquierda” (por cierto, esta es la primera vez que el supuesto discurso ideológico aparece en esta trama).

No obstante, el día del paro, se sucedieron varios acontecimientos que literalmente obligaron a la patronal a sumarse al movimiento. Primero, fue la rebelión interna: a pesar de que el mensaje era que las Cámaras no apoyarían el paro, decenas de empresas en lo individual decidieron suspender actividades. Segundo, cuando las masivas columnas de estudiantes pasaron frente a la ruta seis, las élites entendieron que ese tren había partido sin ellos a bordo. Y, dado que aún en ese momento importaba mantener la legitimidad discursiva como herramienta de poder blando, pues no les quedó más que sumarse -a medio día- al paro.

Paralelo a lo anterior, justamente en esos días se gestaban los acontecimientos que en 2018 terminarían por enfrentar a la élite con el proceso anti-corrupción. En guerra anunciada no muere soldado, reza aquel viejo adagio. Sin embargo, a la luz de los acontecimientos, dicha frase no aplica en esta telenovela.

Un mes antes, el 16 de julio de 2015, se había publicado el informe sobre el Financiamiento de la Política, el cual cuantificaba el secreto a soto voce: el 50% de las campañas en Guatemala se financian con recursos de la corrupción, 25% con dinero vinculado al crimen organizado, y tan sólo un 25% con recursos legítimos provenientes de simpatizantes, afiliados, donantes individuales o financistas privados. Eso sí, ese último 25% de dinero legítimo no estaba libre de culpa. La opacidad y el incumplimiento sistemático a las normas sobre financiamiento electoral, vigentes desde 2004 (y tipificadas como delito desde 2010), eran la norma.

Muy al estilo de la política inaugurada por Teddy Roosevelt de combinar garrote con zanahoria, el regaño venía acompañado de un chocolate. El citado informe se publicó exactamente un día después de la presentación de un antejuicio contra del entonces compañero de fórmula de Manuel Baldizón, en un caso precisamente de financiamiento electoral ilícito de Chico Dólar. Por cierto, ese antejuicio y las subsiguientes reacciones del petenero, probarían ser determinantes en la implosión de su candidatura.

Y aún a pesar de las alertas, y de que en el país se respiraban vientos de cambio y de hacer las cosas de forma distinta a como se habían hecho siempre, entre el 19 de agosto y el 3 de septiembre tuvieron lugar los eventos que más adelante darían lugar al caso de financiamiento electoral ilícito de FCN. (Continuará…)