A pesar de que el Partido Laborista obtuvo éxito en términos de escaños, los resultados sugieren que estas elecciones estuvieron marcadas más por un voto en contra de los conservadores que por un respaldo positivo hacia los laboristas.
El pasado 4 de julio, el Reino Unido celebró elecciones generales en las cuales el Partido Laborista, encabezado por Keir Starmer, obtuvo mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes. De 650 escaños, los laboristas ganaron 411 escaños, siendo esta su mayor victoria desde las elecciones en 1997 con Tony Blair como líder. El Partido Conservador, por otro lado, obtuvo tan solo 121 escaños, su peor resultado electoral desde la Segunda Guerra Mundial. Con estos números, los conservadores no solo perdieron 252 asientos en la Cámara, sino que también dejaron de gobernar tras 14 años en el poder.
Es innegable que la impopularidad de los Tories venía de hace un tiempo, pero la caída en picada del Partido Conservador y el índice de aprobación de los laboristas se registraron, aproximadamente, a finales de 2021. Hablamos de un contexto post-Brexit de inestabilidad política, también con consecuencias derivadas de la COVID-19, la cual impactó de manera negativa en la economía; la disrupción de la cadena de suministros; la invasión de Ucrania por Rusia y sus consecuencias económicas y energéticas; la crisis en el sistema de salud público ―NHS por sus siglas en inglés―, y una crisis migratoria en el país. Ante este escenario, no es sorpresa para nadie que estas circunstancias generaran un mayor malestar y crisis en el costo de vida de muchos británicos.
Los datos del índice de precios al consumidor ―Gráfico 1― muestran un aumento en el costo de vida en el Reino Unido durante 2021, con una tendencia a la baja en la inflación que comienza a manifestarse a principios de 2023. Sin embargo, es importante recordar que estos cambios suelen no ser percibidos de inmediato. Estos cambios llegan demasiado tarde para el Partido Conservador, pero los laboristas podrían aprovecharlos estando en el Gobierno.
Gráfico 1
Fuente: Elaboración propia con datos del índice de precios al consumidor, Office for National Statistics.
Las razones de los malos resultados del Partido Conservador no son complicadas de entender. Los votantes buscan que los políticos atiendan y resuelvan sus demandas. Si no lo hacen, buscarán a otros que lo hagan o, al menos, que prometan hacerlo.
Cuando el político de turno no cumple con las expectativas de los votantes, el costo de reelegirlo puede percibirse como mayor en comparación con los beneficios de votar por una alternativa que prometa mejores resultados durante la campaña. Además, el ciudadano promedio no suee dedicar tiempo a informarse y generalmente basa sus decisones políticas en su percepción de la realidad. Aunque los datos indiquen que las políticas implementadas por el Partido Conservador estaban comenzando a aliviar el costo de vida, los votantes lo perciben como incapaz de resolver los problemas actuales y, por lo tanto, optan por probar suerte con otro Partido que promete resultados diferentes.
El Partido Laborista, por lo tanto, abordó dentro de sus prioridades los problemas anteriormente mencionados durante su campaña. Prometiendo proveer estabilidad económica; mejorar los salarios y las oportunidades laborales; acortar los tiempos de espera en el NHS; mejorar la seguridad en sus fronteras; buscar nuevos acuerdos comerciales con la Unión Europea, entre otros.
A pesar de que el Partido Laborista obtuvo éxito en términos de escaños, los resultados sugieren que estas elecciones estuvieron marcadas más por un voto en contra de los conservadores que por un respaldo positivo hacia los laboristas. Esto se evidencia en el número de escaños obtenidos por Partidos más pequeños, que triunfaron en circunscripciones anteriormente dominadas por conservadores y laboristas.
Por ejemplo, Reform UK, el partido de derechas liderado por Nigel Farage y fundado en 2018 como el Partido Brexit, obtuvo 5 escaños, ingresando por primera vez a la Cámara de los Comunes. Otro ejemplo es el Partido Verde, que ganó 4 escaños, 3 más que en 2019, incluyendo 2 que anteriormente pertenecían a los conservadores y 1 a los laboristas. También destacó la tercera agrupación más grande, los Liberal Demócratas, que aumentaron su representación en 61 escaños respecto a 2019. Además, los candidatos independientes ganaron 6 escaños en la Cámara, principalmente provenientes del electorado musulmán o pro palestino que se sintió descontento con el Partido Laborista debido a su neutralidad durante la guerra de Gaza.
El Partido Laborista podrá disfrutar de las mejoras estadísticas que empiezan a notarse en el costo de vida del Reino Unido y de la confianza de los votantes en las promesas realizadas. Sin embargo, el nuevo primer ministro no goza de un alto porcentaje de aprobación y tiene problemas complejos por delante que resolver. Asimismo, los laboristas deberán tener en cuenta que se encuentran ante un electorado volátil dispuesto a ceder su voto a otro partido si no obtienen lo esperado en un futuro, si no inmediato, a mediano plazo.