
En el programa de esta semana, analizamos las dimensiones de la vida.
Dionisio Gutiérrez reflexionó sobre la rapidez con la que transcurre la vida y plantea una invitación a detenernos para analizar qué aspectos merecen más atención para “ser razonablemente felices”.
Gutiérrez subrayó que comprender la vida es “el desafío más importante que enfrentamos”, pero que “uno de los maestros de estas artes dice que, en la vida, hay cuatro dimensiones a las que debemos dedicar tiempo, dar prioridad y hacer parte de nuestra rutina de vida”.
Sobre la primera, señaló la importancia de “creer en algo y respetar ciertos valores”. La segunda, la importancia de sentirse en familia y contar con ella. La tercera, la vida social: “lo que le da sentido de comunidad y pertenencia”. Y, por último, el propósito de vida, que incluye aquello a lo que una persona se dedica para vivir y realizarse.
Gutiérrez recordó que, a pesar de las dificultades de la vida y, especialmente cuando esta “se pone cuesta arriba”, debemos recordar que “es la única oportunidad que tenemos para ser razonablemente felices, y hay que intentarlo. No se llega a la felicidad sin la tristeza, ni a la madurez espiritual sin sacrificio”.
Para finalizar, instó a no olvidar el consejo de Sócrates: “Conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”.
En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Juan Ignacio Ardón, psicólogo clínico y catedrático universitario, y a Gabriela Morales de Sanz, psicóloga clínica, sobre las dimensiones de la vida.
Ardón inició destacando las dimensiones que dan balance y estabilidad a la vida: “Primero, la salud. Segundo, el propósito de vida, el hacia dónde vamos. Tercero, el código ético, cómo discriminamos lo que es correcto y lo que no para la vida. Cuarto, las relaciones interpersonales. Y, por último, el arte y la recreación”.
Por otro lado, indicó que una de las disfunciones más graves que se ven representadas en la sociedad actual es la ansiedad, que es “el miedo constante a lo que pueda pasar, la cual genera menor confianza en la capacidad que uno tiene de resolver conflictos y hace creer que dependemos de otras personas para resolver nuestros conflictos”.
Sobre el crecimiento personal, Ardón mencionó que es importante “intentar alcanzar su propósito y meta de ser feliz”, para lo cual, las relaciones interpersonales son “un factor secundario, pero crucial” en la vida. Además, debemos preguntarnos lo que identificamos como bueno, saludable y correcto para nuestras vidas, añadió, pues “valorar algo es distinto a que eso sea bueno”.
Ardón indicó que, para gestionar nuestras emociones, es indispensable la inteligencia emocional y la racionalidad, “que no significa ausencia de emociones”. Para lograr adquirir esta inteligencia, expresó que necesitamos saber que las emociones no son fuente de conocimiento: “Hay que vivir y sentir las emociones, pero nunca caer en la trampa de guiarse por ellas, sino guiarse por el juicio correcto”.
En relación a los eventos traumáticos que algunos enfrentan en la vida y cómo convertir una experiencia difícil en una oportunidad de crecimiento y transformación personal, Ardón señaló que primero hay que identificar el evento y tener claro que generará pérdida de confianza en sí mismo: “Cuando ocurren situaciones similares, uno pierde otra vez fuerza en el ´yo´”. Ante estas situaciones, es indispensable la autoestima, que es “recuperar la confianza de uno en su mente y tener la certeza de que uno puede ser feliz”. Agregó que, para evitar repetir situaciones similares al trauma, es importante tratarlo: buscar ayuda o bien, “identificarlo y saber que uno ya no es tan vulnerable como antes”.
Por su parte, Morales señaló que el ser humano tiene en sí “luz y sombra” y, constantemente, “se encuentra balanceando positivo y negativo”. Remarcó que la clave para una salud mental fuerte es inclinarse a lo positivo: “[Debemos] estar vigilantes de que la negatividad no nos gane. La virtud más grande del humano es la libertad de cómo queremos pensar, de cómo queremos vivir, de cómo queremos sentir y no determinarnos por el concepto que alguien más formó de nosotros”.
Respecto a cómo encontrar un balance entre nuestras necesidades emocionales y lo que la vida apresurada de hoy nos exige, Morales recalcó que debemos buscar la autorregulación. Es decir, “velar por vivir en conciencia, en el presente para mantenernos conectados y hacer bien lo que hacemos”.
Por otro lado, Morales recalcó que la felicidad es un sentimiento, los cuales son pasajeros. Por lo tanto, “los humanos deberíamos enfocarnos en vivir de manera plena. La plenitud, la serenidad y la paz son sostenibles”. Además, expresó que la salud mental está determinada por la “capacidad de manejar el conflicto, sostener emociones difíciles y resolver”, así como de “reconocer errores, culpa y vergüenza”.
Morales añadió que el autoconocimiento es “un superpoder”, el cual “toma tiempo y valentía”, pero que es imprescindible. A través de nuestra historia y de nuestras experiencias, nos conocemos mejor. Sin embargo, señaló que “no deberíamos de definirnos de ninguna manera, sino permanecer curiosos de quién somos y en quién nos queremos convertir”.
Para finalizar, Morales dio tres prácticas esenciales para fortalecer la inteligencia emocional y la relación con nosotros mismos: “Hay que tener un lenguaje de sentimientos, segundo, auto conocernos y auto regularnos y, por último, tener un testigo, pues tenemos la necesidad de acompañarnos en el proceso de conocernos mejor”.
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