La situación de Georgia es un reflejo de los desafíos que enfrentan los países del Cáucaso y Europa del Este en sus relaciones con Occidente y Rusia.
El 28 de noviembre, estallaron protestas en Georgia tras el anuncio del Gobierno de suspender las negociaciones para ingresar a la Unión Europea (UE) hasta 2028. Esta decisión se sumó a la creciente frustración por los resultados de las elecciones parlamentarias de octubre, que muchos consideran fraudulentas. En un contexto de tensión entre Europa y Rusia, la situación política en Georgia se vuelve aún más crítica.
Contexto de las protestas en Georgia
Georgia ha manifestado su deseo de unirse a la UE desde 2017, cuando este objetivo se incluyó en su Constitución. En 2023, el país obtuvo el estatus de candidato para integrarse oficialmente. Sin embargo, el 79 % de la población que apoya esta adhesión se enfrenta a un Gobierno que prioriza sus vínculos con Rusia y que ha implementado "políticas autoritarias y antioccidentales".
Unas elecciones decisivas
Las elecciones parlamentarias de octubre fueron un punto de inflexión. Expertos, ciudadanos y la oposición consideran que los comicios fueron fraudulentos, y esto ha sido un motor fundamental de las protestas. Para los manifestantes, el futuro de Georgia está en juego: ¿se alejarán de Rusia y se acercarán a Europa, o estarán nuevamente bajo la influencia de Moscú?
Para el Kremlin, la victoria del partido gobernante es positiva, ya que mantiene la cercanía y el apoyo de un aliado estratégico en la región del Cáucaso. Sin embargo, en Georgia, el descontento es evidente. Si las protestas logran mantenerse y presionar al gobierno, existe la posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones, lo que podría abrir la puerta a un parlamento más prooccidental.
Es importante señalar que, de celebrarse las elecciones presidenciales el 14 de diciembre, se realizarán en un formato completamente nuevo, ya que se utilizará el voto indirecto a través de un Colegio Electoral de 300 miembros. No obstante, Mikheil Kavelashvili, el candidato del partido Sueño Georgiano, que controla el gobierno, es probablemente quien ganará.
Similitudes con la Revolución de las Rosas de 2003
Este no es el primer enfrentamiento entre la sociedad civil y un gobierno pro-ruso en Georgia. En 2003, una situación similar dio lugar a la Revolución de las Rosas, que derrocó a un régimen acusado de fraude electoral. Sin embargo, a diferencia de aquellas protestas, las manifestaciones actuales han sido mucho menos pacíficas.
Si los manifestantes logran mantener la presión, podría repetirse el resultado de la Revolución de las Rosas: que el Gobierno no logre controlar la situación y que se convoquen nuevas elecciones que reorienten al país hacia una mayor integración con Occidente.
Reflexión final
La situación de Georgia es un reflejo de los desafíos que enfrentan los países del Cáucaso y Europa del Este en sus relaciones con Occidente y Rusia. Las próximas semanas serán clave. Si las protestas logran que se repitan las elecciones, Georgia podría dar un paso importante hacia su integración en la UE, pero la desilusión hacia los partidos tradicionales seguirá presente.
Con las elecciones presidenciales a la vista, los georgianos deben mantener la presión, pues la presidenta en funciones se ha distanciado del Gobierno desde su elección en 2018 y ha sido opositora del mismo. Si se celebran las elecciones presidenciales y gana el candidato oficialista, las esperanzas de Georgia de unirse a la UE y acercarse más a Occidente se verán aplazadas, si no destruidas. Lo que está claro es que el futuro de Georgia y su posición en el tablero geopolítico están en juego.