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Does Russia Continue to Make Inroads in Europe? Protests in Georgia
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Licenciada en Ciencia Política con especialización en Políticas Públicas egresada de la Universidad Francisco Marroquín. Se ha desempeñado en el área de comunicación estratégica y coordinación de proyectos. Se interesa por temas de desarrollo y de derechos humanos.
03 Dec 2024

La situación de Georgia es un reflejo de los desafíos que enfrentan los países del Cáucaso y Europa del Este en sus relaciones con Occidente y Rusia.

 

El 28 de noviembre, estallaron protestas en Georgia tras el anuncio del Gobierno de suspender las negociaciones para ingresar a la Unión Europea (UE) hasta 2028. Esta decisión se sumó a la creciente frustración por los resultados de las elecciones parlamentarias de octubre, que muchos consideran fraudulentas. En un contexto de tensión entre Europa y Rusia, la situación política en Georgia se vuelve aún más crítica.

Contexto de las protestas en Georgia

Georgia ha manifestado su deseo de unirse a la UE desde 2017, cuando este objetivo se incluyó en su Constitución. En 2023, el país obtuvo el estatus de candidato para integrarse oficialmente. Sin embargo, el 79 % de la población que apoya esta adhesión se enfrenta a un Gobierno que prioriza sus vínculos con Rusia y que ha implementado "políticas autoritarias y antioccidentales".

Unas elecciones decisivas

Las elecciones parlamentarias de octubre fueron un punto de inflexión. Expertos, ciudadanos y la oposición consideran que los comicios fueron fraudulentos, y esto ha sido un motor fundamental de las protestas. Para los manifestantes, el futuro de Georgia está en juego: ¿se alejarán de Rusia y se acercarán a Europa, o estarán nuevamente bajo la influencia de Moscú?

Para el Kremlin, la victoria del partido gobernante es positiva, ya que mantiene la cercanía y el apoyo de un aliado estratégico en la región del Cáucaso. Sin embargo, en Georgia, el descontento es evidente. Si las protestas logran mantenerse y presionar al gobierno, existe la posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones, lo que podría abrir la puerta a un parlamento más prooccidental.

Es importante señalar que, de celebrarse las elecciones presidenciales el 14 de diciembre, se realizarán en un formato completamente nuevo, ya que se utilizará el voto indirecto a través de un Colegio Electoral de 300 miembros. No obstante, Mikheil Kavelashvili, el candidato del partido Sueño Georgiano, que controla el gobierno, es probablemente quien ganará.

Similitudes con la Revolución de las Rosas de 2003

Este no es el primer enfrentamiento entre la sociedad civil y un gobierno pro-ruso en Georgia. En 2003, una situación similar dio lugar a la Revolución de las Rosas, que derrocó a un régimen acusado de fraude electoral. Sin embargo, a diferencia de aquellas protestas, las manifestaciones actuales han sido mucho menos pacíficas.

Si los manifestantes logran mantener la presión, podría repetirse el resultado de la Revolución de las Rosas: que el Gobierno no logre controlar la situación y que se convoquen nuevas elecciones que reorienten al país hacia una mayor integración con Occidente.

Reflexión final

La situación de Georgia es un reflejo de los desafíos que enfrentan los países del Cáucaso y Europa del Este en sus relaciones con Occidente y Rusia. Las próximas semanas serán clave. Si las protestas logran que se repitan las elecciones, Georgia podría dar un paso importante hacia su integración en la UE, pero la desilusión hacia los partidos tradicionales seguirá presente.

Con las elecciones presidenciales a la vista, los georgianos deben mantener la presión, pues la presidenta en funciones se ha distanciado del Gobierno desde su elección en 2018 y ha sido opositora del mismo. Si se celebran las elecciones presidenciales y gana el candidato oficialista, las esperanzas de Georgia de unirse a la UE y acercarse más a Occidente se verán aplazadas, si no destruidas. Lo que está claro es que el futuro de Georgia y su posición en el tablero geopolítico están en juego.

¿Rusia sigue avanzando en Europa? Las protestas en Georgia
118
Licenciada en Ciencia Política con especialización en Políticas Públicas egresada de la Universidad Francisco Marroquín. Se ha desempeñado en el área de comunicación estratégica y coordinación de proyectos. Se interesa por temas de desarrollo y de derechos humanos.
03 Dec 2024

La situación de Georgia es un reflejo de los desafíos que enfrentan los países del Cáucaso y Europa del Este en sus relaciones con Occidente y Rusia.

 

El 28 de noviembre, estallaron protestas en Georgia tras el anuncio del Gobierno de suspender las negociaciones para ingresar a la Unión Europea (UE) hasta 2028. Esta decisión se sumó a la creciente frustración por los resultados de las elecciones parlamentarias de octubre, que muchos consideran fraudulentas. En un contexto de tensión entre Europa y Rusia, la situación política en Georgia se vuelve aún más crítica.

Contexto de las protestas en Georgia

Georgia ha manifestado su deseo de unirse a la UE desde 2017, cuando este objetivo se incluyó en su Constitución. En 2023, el país obtuvo el estatus de candidato para integrarse oficialmente. Sin embargo, el 79 % de la población que apoya esta adhesión se enfrenta a un Gobierno que prioriza sus vínculos con Rusia y que ha implementado "políticas autoritarias y antioccidentales".

Unas elecciones decisivas

Las elecciones parlamentarias de octubre fueron un punto de inflexión. Expertos, ciudadanos y la oposición consideran que los comicios fueron fraudulentos, y esto ha sido un motor fundamental de las protestas. Para los manifestantes, el futuro de Georgia está en juego: ¿se alejarán de Rusia y se acercarán a Europa, o estarán nuevamente bajo la influencia de Moscú?

Para el Kremlin, la victoria del partido gobernante es positiva, ya que mantiene la cercanía y el apoyo de un aliado estratégico en la región del Cáucaso. Sin embargo, en Georgia, el descontento es evidente. Si las protestas logran mantenerse y presionar al gobierno, existe la posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones, lo que podría abrir la puerta a un parlamento más prooccidental.

Es importante señalar que, de celebrarse las elecciones presidenciales el 14 de diciembre, se realizarán en un formato completamente nuevo, ya que se utilizará el voto indirecto a través de un Colegio Electoral de 300 miembros. No obstante, Mikheil Kavelashvili, el candidato del partido Sueño Georgiano, que controla el gobierno, es probablemente quien ganará.

Similitudes con la Revolución de las Rosas de 2003

Este no es el primer enfrentamiento entre la sociedad civil y un gobierno pro-ruso en Georgia. En 2003, una situación similar dio lugar a la Revolución de las Rosas, que derrocó a un régimen acusado de fraude electoral. Sin embargo, a diferencia de aquellas protestas, las manifestaciones actuales han sido mucho menos pacíficas.

Si los manifestantes logran mantener la presión, podría repetirse el resultado de la Revolución de las Rosas: que el Gobierno no logre controlar la situación y que se convoquen nuevas elecciones que reorienten al país hacia una mayor integración con Occidente.

Reflexión final

La situación de Georgia es un reflejo de los desafíos que enfrentan los países del Cáucaso y Europa del Este en sus relaciones con Occidente y Rusia. Las próximas semanas serán clave. Si las protestas logran que se repitan las elecciones, Georgia podría dar un paso importante hacia su integración en la UE, pero la desilusión hacia los partidos tradicionales seguirá presente.

Con las elecciones presidenciales a la vista, los georgianos deben mantener la presión, pues la presidenta en funciones se ha distanciado del Gobierno desde su elección en 2018 y ha sido opositora del mismo. Si se celebran las elecciones presidenciales y gana el candidato oficialista, las esperanzas de Georgia de unirse a la UE y acercarse más a Occidente se verán aplazadas, si no destruidas. Lo que está claro es que el futuro de Georgia y su posición en el tablero geopolítico están en juego.

Close to a global conflict?
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Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
03 Dec 2024

El peligro creciente de un nuevo conflicto mundial

 

En la actualidad, hay tres lugares en el planeta en donde se libran conflictos que podrían provocar una nueva guerra global. Es el momento de mayor peligro desde los años sesenta.

El primer lugar es Ucrania, en donde la guerra cumple casi tres años. Putin pensó que la invasión a ese país sería fácil y rápida, como había sido con Crimea ocho años antes. Pero la ayuda de Estados Unidos y los países europeos le complicaron la vida a Putin.

Trump ha indicado que logrará resolver ese conflicto, poniendo a ambas partes a negociar, pero eso implicaría que Ucrania esté dispuesta a perder una parte importante de su territorio. Además, el escenario se complicó en las últimas semanas, porque Estados Unidos y otros países autorizaron a Ucrania utilizar misiles de largo alcance del ejército de esos países.

Putin ha respondido utilizando los misiles hipersónicos, los más veloces y modernos del mundo, que solo tienen Rusia y China. El ejército de Estados Unidos no tiene estos misiles.

Las alarmas se han encendido en los países europeos ante el escenario que la guerra en Ucrania se extienda al resto del continente.

Mientras tanto, el conflicto en Israel tampoco parece tener salida. El mayor peligro en esa región es que Irán e Israel se declaren la guerra, lo que arrastraría a Estados Unidos a apoyar a Israel, mientras que China y Rusia apoyarían a Irán. Hasta el momento, se han lanzado ataques mutuamente, sin provocarse daños significativos.

Por último, China sigue hostigando a Taiwán y está esperando el momento adecuado para invadir la Isla, lo que provocaría la reacción de Estados Unidos y Europa.

El mundo vive momentos críticos. El ascenso de dictadores y el “deseo de guerra” que parecieran tener nos coloca al borde de un conflicto global.

 

Columna publicada originalmente en Nuestro Diario el 28 de noviembre. 

¿Cerca de un conflicto mundial?
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Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
03 Dec 2024

El peligro creciente de un nuevo conflicto mundial

 

En la actualidad, hay tres lugares en el planeta en donde se libran conflictos que podrían provocar una nueva guerra global. Es el momento de mayor peligro desde los años sesenta.

El primer lugar es Ucrania, en donde la guerra cumple casi tres años. Putin pensó que la invasión a ese país sería fácil y rápida, como había sido con Crimea ocho años antes. Pero la ayuda de Estados Unidos y los países europeos le complicaron la vida a Putin.

Trump ha indicado que logrará resolver ese conflicto, poniendo a ambas partes a negociar, pero eso implicaría que Ucrania esté dispuesta a perder una parte importante de su territorio. Además, el escenario se complicó en las últimas semanas, porque Estados Unidos y otros países autorizaron a Ucrania utilizar misiles de largo alcance del ejército de esos países.

Putin ha respondido utilizando los misiles hipersónicos, los más veloces y modernos del mundo, que solo tienen Rusia y China. El ejército de Estados Unidos no tiene estos misiles.

Las alarmas se han encendido en los países europeos ante el escenario que la guerra en Ucrania se extienda al resto del continente.

Mientras tanto, el conflicto en Israel tampoco parece tener salida. El mayor peligro en esa región es que Irán e Israel se declaren la guerra, lo que arrastraría a Estados Unidos a apoyar a Israel, mientras que China y Rusia apoyarían a Irán. Hasta el momento, se han lanzado ataques mutuamente, sin provocarse daños significativos.

Por último, China sigue hostigando a Taiwán y está esperando el momento adecuado para invadir la Isla, lo que provocaría la reacción de Estados Unidos y Europa.

El mundo vive momentos críticos. El ascenso de dictadores y el “deseo de guerra” que parecieran tener nos coloca al borde de un conflicto global.

 

Columna publicada originalmente en Nuestro Diario el 28 de noviembre. 

The End of a Dangerous Tool to Suspend Political Parties in Guatemala
28
Edgar Ortiz es el Director del Área Jurídica en Fundación Libertad y Desarrollo, es catedrático universitario y participa como analista político en diferentes medios de comunicación. 
29 Nov 2024

El 26 de noviembre se aprobó una reforma clave que impacta directamente en el sistema político del país.

 

La modificación al artículo 82 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada (LCDO) aclara que la disposición sobre suspensión de personas jurídicas en casos de delincuencia organizada no aplica a partidos políticos. Esto corrige el uso indebido de la norma que permitió la suspensión provisional del partido Semilla, la cual deberá quedar sin efecto.

Recordemos que el partido Semilla fue suspendido provisionalmente en julio de 2023, por orden del juez séptimo penal. Este fue el primer caso en el que se aplicó el artículo 82 de la LCDO para suspender una persona jurídica, pero además, lo hizo contra un partido político.

Desde entonces, Semilla ha permanecido suspendido. Aunque su presidente y diputados lograron asumir sus cargos, los diputados electos del partido no pueden integrar la Junta Directiva ni presidir comisiones en el Congreso porque, al estar suspendido, se les considera “independientes”.

Cuando esta reforma entre en vigor (es decir, tras ser enviada al presidente, sancionada y publicada en el Diario Oficial), Semilla podrá solicitar al juez séptimo que levante la medida. Este proceso no debería tomar mucho tiempo, aunque es posible que el tribunal busque alargarlo innecesariamente. 

Una vez que se levante la suspensión, el partido recuperará su personalidad jurídica, y sus diputados podrán volver a integrar la Junta Directiva del Congreso y presidir comisiones.

Pero el problema va más allá del caso de Semilla. La suspensión del partido nunca debió ocurrir. El artículo 223 de la Constitución garantiza la libre formación y funcionamiento de los partidos políticos, y establece que únicamente la Ley Electoral y de Partidos Políticos puede regular estos casos. La disposición del artículo 82 de la LCDO, que se aplicó arbitrariamente, contradecía este principio fundamental.

Los constituyentes de 1985 fueron claros: querían superar cualquier lógica que permitiera bloquear el funcionamiento de los partidos políticos. Durante los debates constitucionales, señalaron que garantizar un sistema democrático funcional era esencial para evitar los abusos del pasado.

Lamentablemente, en 2023 la Corte de Constitucionalidad falló en proteger este principio. Tanto en su respuesta a una opinión consultiva del Tribunal Supremo Electoral como al conocer una inconstitucionalidad contra el artículo 82 de la LCDO, adoptó una posición ambigua que terminó avalando su aplicación arbitraria.

Lo que ocurrió con esta modificación legal trasciende el caso Semilla. La reforma elimina una disposición que permitió abusos del derecho penal en contra de los partidos políticos, algo que contradecía tanto la Constitución como la intención de los constituyentes de 1985.

Se dio un paso clave para proteger nuestra democracia, pero queda claro que aún hay mucho por hacer para garantizar el respeto a las reglas del juego democrático.

El fin de una herramienta peligrosa para suspender Partidos Políticos en Guatemala
28
Edgar Ortiz es el Director del Área Jurídica en Fundación Libertad y Desarrollo, es catedrático universitario y participa como analista político en diferentes medios de comunicación. 
29 Nov 2024

El 26 de noviembre se aprobó una reforma clave que impacta directamente en el sistema político del país.

 

La modificación al artículo 82 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada (LCDO) aclara que la disposición sobre suspensión de personas jurídicas en casos de delincuencia organizada no aplica a partidos políticos. Esto corrige el uso indebido de la norma que permitió la suspensión provisional del partido Semilla, la cual deberá quedar sin efecto.

Recordemos que el partido Semilla fue suspendido provisionalmente en julio de 2023, por orden del juez séptimo penal. Este fue el primer caso en el que se aplicó el artículo 82 de la LCDO para suspender una persona jurídica, pero además, lo hizo contra un partido político.

Desde entonces, Semilla ha permanecido suspendido. Aunque su presidente y diputados lograron asumir sus cargos, los diputados electos del partido no pueden integrar la Junta Directiva ni presidir comisiones en el Congreso porque, al estar suspendido, se les considera “independientes”.

Cuando esta reforma entre en vigor (es decir, tras ser enviada al presidente, sancionada y publicada en el Diario Oficial), Semilla podrá solicitar al juez séptimo que levante la medida. Este proceso no debería tomar mucho tiempo, aunque es posible que el tribunal busque alargarlo innecesariamente. 

Una vez que se levante la suspensión, el partido recuperará su personalidad jurídica, y sus diputados podrán volver a integrar la Junta Directiva del Congreso y presidir comisiones.

Pero el problema va más allá del caso de Semilla. La suspensión del partido nunca debió ocurrir. El artículo 223 de la Constitución garantiza la libre formación y funcionamiento de los partidos políticos, y establece que únicamente la Ley Electoral y de Partidos Políticos puede regular estos casos. La disposición del artículo 82 de la LCDO, que se aplicó arbitrariamente, contradecía este principio fundamental.

Los constituyentes de 1985 fueron claros: querían superar cualquier lógica que permitiera bloquear el funcionamiento de los partidos políticos. Durante los debates constitucionales, señalaron que garantizar un sistema democrático funcional era esencial para evitar los abusos del pasado.

Lamentablemente, en 2023 la Corte de Constitucionalidad falló en proteger este principio. Tanto en su respuesta a una opinión consultiva del Tribunal Supremo Electoral como al conocer una inconstitucionalidad contra el artículo 82 de la LCDO, adoptó una posición ambigua que terminó avalando su aplicación arbitraria.

Lo que ocurrió con esta modificación legal trasciende el caso Semilla. La reforma elimina una disposición que permitió abusos del derecho penal en contra de los partidos políticos, algo que contradecía tanto la Constitución como la intención de los constituyentes de 1985.

Se dio un paso clave para proteger nuestra democracia, pero queda claro que aún hay mucho por hacer para garantizar el respeto a las reglas del juego democrático.

The Dilemmas of Migration
118
Licenciada en Ciencia Política con especialización en Políticas Públicas egresada de la Universidad Francisco Marroquín. Se ha desempeñado en el área de comunicación estratégica y coordinación de proyectos. Se interesa por temas de desarrollo y de derechos humanos.
27 Nov 2024

Los dilemas humanitarios y políticos que plantea la migración seguirán evolucionando.

 

La crisis migratoria es uno de los desafíos más grandes del siglo XXI. Más de 110 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse a nivel mundial debido a causas tan diversas como guerras, persecuciones y crisis económicas. Esta cifra refleja la magnitud de la crisis, cuyas consecuencias se han manifestado en un auge de discursos nacionalistas y políticas de control migratorio.

La crisis humanitarias sigue siendo una de las razones por las cuales las personas emigran, ya sean causadas por guerras o por represión política. Un 65 % de los refugiados y personas en necesidad de protección internacional provienen de cuatro países: Siria, Venezuela, Ucrania y Afganistán, según datos de ACNUR. Aunque la mayoría de las personas desplazadas suelen ser acogidas en países vecinos, también hay quienes se movilizan hacia países más lejanos. 

La acogida de refugiados puede ser entendida como parte del compromiso global de luchar por los derechos humanos, un estándar que se defiende en muchas sociedades occidentales. Esta “responsabilidad moral” se ha visto reflejada en los esfuerzos de los países desarrollados o aquellos con mejores condiciones para acoger a quienes huyen de crisis. Sin embargo, el aumento en el número de refugiados e inmigrantes ha desatado una ola de discursos nacionalistas en países como Europa y Estados Unidos.

En teoría política, los dilemas derivados de la migración han sido objeto de estudio durante mucho tiempo y, probablemente, seguirán siéndolo a largo plazo, sin una solución fácil ni rápida. Estos dilemas incluyen temas como la integración cultural frente a la preservación de la identidad cultural, y los derechos de los migrantes frente a los derechos de los ciudadanos nacionales, que, a mi juicio, son algunos de los más relevantes en el contexto global actual.

El primer dilema central es el de la integración versus la preservación cultural. A medida que los migrantes llegan a nuevos países, surge la pregunta: ¿deben adaptarse a los valores, las costumbres y normas de la sociedad que los acoge? ¿O tienen el derecho de mantener sus propias culturas y tradiciones, incluso si esto entra en conflicto con las costumbres del país receptor? Aunque muchos sostienen que los migrantes deben poder preservar su cultura, ¿cómo garantizar que esta preservación no se convierta en un obstáculo para la integración social?

El segundo dilema se refiere a los derechos de los migrantes versus los derechos de los nacionales. Algunos países europeos, por ejemplo, ofrecen a los refugiados beneficios como alimentos, vivienda, y acceso a salud y educación. Sin embargo, muchos ciudadanos de los países receptores argumentan que estos recursos deberían estar destinados prioritariamente a los nacionales, especialmente en tiempos de austeridad o crisis económicas. La percepción de que los migrantes representan una carga económica crece cuando los servicios públicos, como la educación o la sanidad, se ven saturados.

En definitiva, la migración es un fenómeno complejo que exige un enfoque multidimensional. Los dilemas humanitarios y políticos que plantea seguirán evolucionando, pero es innegable que la migración, ya sea por causas económicas, sociales o políticas, seguirá siendo una constante. 

Los dilemas de la migración
118
Licenciada en Ciencia Política con especialización en Políticas Públicas egresada de la Universidad Francisco Marroquín. Se ha desempeñado en el área de comunicación estratégica y coordinación de proyectos. Se interesa por temas de desarrollo y de derechos humanos.
27 Nov 2024

Los dilemas humanitarios y políticos que plantea la migración seguirán evolucionando.

 

La crisis migratoria es uno de los desafíos más grandes del siglo XXI. Más de 110 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse a nivel mundial debido a causas tan diversas como guerras, persecuciones y crisis económicas. Esta cifra refleja la magnitud de la crisis, cuyas consecuencias se han manifestado en un auge de discursos nacionalistas y políticas de control migratorio.

La crisis humanitarias sigue siendo una de las razones por las cuales las personas emigran, ya sean causadas por guerras o por represión política. Un 65 % de los refugiados y personas en necesidad de protección internacional provienen de cuatro países: Siria, Venezuela, Ucrania y Afganistán, según datos de ACNUR. Aunque la mayoría de las personas desplazadas suelen ser acogidas en países vecinos, también hay quienes se movilizan hacia países más lejanos. 

La acogida de refugiados puede ser entendida como parte del compromiso global de luchar por los derechos humanos, un estándar que se defiende en muchas sociedades occidentales. Esta “responsabilidad moral” se ha visto reflejada en los esfuerzos de los países desarrollados o aquellos con mejores condiciones para acoger a quienes huyen de crisis. Sin embargo, el aumento en el número de refugiados e inmigrantes ha desatado una ola de discursos nacionalistas en países como Europa y Estados Unidos.

En teoría política, los dilemas derivados de la migración han sido objeto de estudio durante mucho tiempo y, probablemente, seguirán siéndolo a largo plazo, sin una solución fácil ni rápida. Estos dilemas incluyen temas como la integración cultural frente a la preservación de la identidad cultural, y los derechos de los migrantes frente a los derechos de los ciudadanos nacionales, que, a mi juicio, son algunos de los más relevantes en el contexto global actual.

El primer dilema central es el de la integración versus la preservación cultural. A medida que los migrantes llegan a nuevos países, surge la pregunta: ¿deben adaptarse a los valores, las costumbres y normas de la sociedad que los acoge? ¿O tienen el derecho de mantener sus propias culturas y tradiciones, incluso si esto entra en conflicto con las costumbres del país receptor? Aunque muchos sostienen que los migrantes deben poder preservar su cultura, ¿cómo garantizar que esta preservación no se convierta en un obstáculo para la integración social?

El segundo dilema se refiere a los derechos de los migrantes versus los derechos de los nacionales. Algunos países europeos, por ejemplo, ofrecen a los refugiados beneficios como alimentos, vivienda, y acceso a salud y educación. Sin embargo, muchos ciudadanos de los países receptores argumentan que estos recursos deberían estar destinados prioritariamente a los nacionales, especialmente en tiempos de austeridad o crisis económicas. La percepción de que los migrantes representan una carga económica crece cuando los servicios públicos, como la educación o la sanidad, se ven saturados.

En definitiva, la migración es un fenómeno complejo que exige un enfoque multidimensional. Los dilemas humanitarios y políticos que plantea seguirán evolucionando, pero es innegable que la migración, ya sea por causas económicas, sociales o políticas, seguirá siendo una constante. 

Fanaticism and Political Messiahs
31
Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
25 Nov 2024

Los políticos deben ser cuestionados y no adorados

 

El fanatismo se define como “el apasionamiento desmedido en la defensa de creencias u opiniones”. El fanatismo nos conduce a una defensa irracional de nuestras posiciones. No acepta críticas o cuestionamientos.

Una persona fanática trata de no tener amigos con opiniones distintas, ya que considera que tiene la verdad absoluta y, por tanto, cualquier cuestionamiento necesariamente está equivocado.

El fanatismo es sumamente peligroso, sobre todo cuando se refiere a temas políticos. En el pasado, el fanatismo del nazismo llevó a considerar a Hitler como un “dios” que no debía ser cuestionado. Cualquiera que opinara en contra de Hitler debía ser encarcelado o asesinado.

Lo mismo sucedió con líderes como Stalin en la Unión Soviética, Mao Zedong en China o Mussolini en Italia. Estos personajes lograron “hipnotizar” a grandes masas que seguían sus ideas sin cuestionar. Eso les dio carta libre para cometer crímenes horrorosos.

Hoy vemos el surgimiento de movimientos políticos que gozan de enorme popularidad y que pareciera que no puede ser cuestionados. Esos movimientos cuentan una base amplia de “fanáticos”.

En las recientes elecciones en Estados Unidos cada candidato tenía “seguidores duros” que no aceptaban ninguna crítica al que consideraban su “mesías político”. Los partidarios de cada candidato los consideraban “salvadores” que vendrían a componer el mundo. 

Después de las elecciones, los ganadores creen que el mundo se dirige a un paraíso terrenal, mientras que los perdedores creen que se viene el fin del mundo. No hay racionalidad en este fanatismo, de unos y de otros.

Como ciudadanos debemos ser responsables. Jamás debemos caer en el extremo de considerar que un político es perfecto y es el “gran mesías”. Muchos países han pagado muy caro ese fanatismo político.

 

Columna publicada originalmente en Nuestro Diario el 21 de noviembre. 

Fanatismos y mesías políticos
31
Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
25 Nov 2024

Los políticos deben ser cuestionados y no adorados

 

El fanatismo se define como “el apasionamiento desmedido en la defensa de creencias u opiniones”. El fanatismo nos conduce a una defensa irracional de nuestras posiciones. No acepta críticas o cuestionamientos.

Una persona fanática trata de no tener amigos con opiniones distintas, ya que considera que tiene la verdad absoluta y, por tanto, cualquier cuestionamiento necesariamente está equivocado.

El fanatismo es sumamente peligroso, sobre todo cuando se refiere a temas políticos. En el pasado, el fanatismo del nazismo llevó a considerar a Hitler como un “dios” que no debía ser cuestionado. Cualquiera que opinara en contra de Hitler debía ser encarcelado o asesinado.

Lo mismo sucedió con líderes como Stalin en la Unión Soviética, Mao Zedong en China o Mussolini en Italia. Estos personajes lograron “hipnotizar” a grandes masas que seguían sus ideas sin cuestionar. Eso les dio carta libre para cometer crímenes horrorosos.

Hoy vemos el surgimiento de movimientos políticos que gozan de enorme popularidad y que pareciera que no puede ser cuestionados. Esos movimientos cuentan una base amplia de “fanáticos”.

En las recientes elecciones en Estados Unidos cada candidato tenía “seguidores duros” que no aceptaban ninguna crítica al que consideraban su “mesías político”. Los partidarios de cada candidato los consideraban “salvadores” que vendrían a componer el mundo. 

Después de las elecciones, los ganadores creen que el mundo se dirige a un paraíso terrenal, mientras que los perdedores creen que se viene el fin del mundo. No hay racionalidad en este fanatismo, de unos y de otros.

Como ciudadanos debemos ser responsables. Jamás debemos caer en el extremo de considerar que un político es perfecto y es el “gran mesías”. Muchos países han pagado muy caro ese fanatismo político.

 

Columna publicada originalmente en Nuestro Diario el 21 de noviembre.