La historia reciente ofrece tres ejemplos.
A 10 días de las elecciones presidenciales en Venezuela, muchos sienten escepticismo sobre si el régimen venezolano reconocerá la victoria de la oposición[1]. Es entendible que luego de 25 años en el poder, de éxodos masivos, crisis humanitaria, represión y violaciones sistemáticas a Derechos Humanos[2], la desconfianza se apodere de muchas personas dentro y fuera del país. Sin embargo, a pesar de todas las restricciones al voto libre que existen y han sido denunciadas por años[3], estas votaciones están planteando un punto de inflexión en la lucha por la democracia y efectivamente este 28 de julio pueden darse circunstancias que desencadenen en una eventual transición política.
Tomando las célebres categorías de Guillermo O'Donnell, se han identificado por lo menos cinco formas de transición del autoritarismo a la democracia[4], siendo una de ellas la transición a través de elecciones. A continuación, analizaremos con más detalle esta variante a través de tres casos de la historia reciente y qué lecciones arrojan para la Venezuela del 2024.
Polonia en 1989
En Polonia, el sindicato Solidaridad, liderado por Lech Wałęsa, jugó un papel crucial en desafiar el régimen comunista, que para ese entonces tenía 44 años en el poder. Las elecciones de junio de 1989, intervenidas y tuteladas por el oficialismo, permitieron que Solidaridad ganara una cantidad significativa de escaños en el parlamento. Esta victoria condujo a negociaciones con el régimen y, eventualmente, a la formación de un gobierno no comunista.
Chile en 1989
La victoria del "No" en el plebiscito de 1988, llevó a la celebración de elecciones en 1989, en las cuales Patricio Aylwin fue el candidato opositor "potable" elegido por la Concertación de Partidos por la Democracia, luego de una negociación interna en donde, en un ejercicio de desprendimiento, los liderazgos de oposición más conocidos y enfrentados al régimen, como Ricardo Lagos, se apartaron de la contienda. Los resultados dieron como vencedor a Alwyn quien fue elegido presidente luego de 17 años de dictadura de Augusto Pinochet, quien se mantuvo en la vida política chilena como senador vitalicio por la década siguiente.
Sudáfrica en 1994
La transición a la democracia fue el resultado de un largo proceso de negociaciones entre el régimen del apartheid y los líderes del Congreso Nacional Africano (ANC), liderados por Nelson Mandela. Estas negociaciones permitieron la celebración de las primeras elecciones multirraciales en 1994. En esas elecciones, resultó ganador Mandela y su vicepresidente fue Frederick de Klerk, un liberalizador del régimen del apartheid. Estas elecciones marcaron el inicio de una nueva era de reconciliación nacional.
Lecciones para Venezuela en 2024
Estos ejemplos históricos, descritos muy por encima, ofrecen varias lecciones importantes para la Venezuela de 2024. En primer lugar, es fundamental una oposición unida y organizada en torno a un objetivo común, una oposición que no pueda ser fácilmente fragmentada. En segundo lugar, el deseo de cambio compartido por la gran mayoría de la población que se moviliza el día de las elecciones para expresarse con el voto, es determinante para que haya una brecha significativa que no deje lugar a dudas del resultado electoral. En tercer lugar, la utilización de las propias reglas del régimen autoritario para promover la transición es clave para una eventual aceptación a lo interno de los factores del gobierno que estén dispuestos a encaminarse hacia una entrega del poder ordenada.
Con este recuento, no estamos estableciendo una “fórmula” que aplique a todos los casos. Cada caso tiene sus complejidades y particularidades. Por ejemplo, en unos se dio primero una negociación que condujo a elecciones libres, y en otros, la contundente victoria en las urnas (a pesar de las restricciones) condujo a una transición negociada. Pero es muy importante destacar que para que efectivamente se dé una transición hacia la democracia, en todos los casos analizados, hubo una decisión del régimen autoritario de dejar el poder. En el caso venezolano no está claro si el chavismo está dispuesto de entregar el poder[5], aún habiendo permitido a la Plataforma Unitaria llegar hasta este punto[6].
Lo sabremos el 28J.
[1] Los sondeos más confiables indican que existe una brecha de entre 20 y 25 puntos entre Edmundo González y Nicolás Maduro. Si las elecciones fueran hoy, ganaría Edmundo González Urrutia con un 62%, frente a un Nicolás Maduro, que apenas tiene un 28% de intención de voto. Vía @herconsultore
[2] Al momento, el Foro Penal enumera 301 presos políticos, de los cuales 102 se vinculan a María Corina Machado y 71 de ellos han sido arrestados desde que comenzó la campaña electoral el 4 de julio de 2024.
[3] La parcialización y desconfianza hacia el ente electoral, las irregularidades en el registro electoral, la falta de transparencia en el voto automatizado, sumado a la profunda judicialización de las elecciones a través de las inhabilitaciones, intervención de las tarjetas de los partidos, etc., la falta de observación internacional, el acarreo de votos, entre otros; son de los tantos cuestionamientos a la celebración de elecciones libres en Venezuela.
[4] La primera forma es por la muerte del caudillo cuando no hay un mecanismo claro de sucesión, ejemplificada por los casos de República Dominicana en 1961 y España en 1975. La segunda forma es por la implosión del sistema, como ocurrió con la desintegración de la URSS entre 1989 y 1991, que dio lugar a la democratización en varias de sus ex-repúblicas. La tercera es la vía de fuerza o golpe de Estado militar clásico, como en el caso de Portugal en 1974 con la Revolución de los Claveles. La cuarta forma es a través de ocupación o tutela extranjera, como en Alemania en 1945 tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial y en Francia en 1946 después de la liberación. La quinta forma de transición a la democracia es a través de elecciones.
[5] Recordemos que en dos oportunidades, el chavismo ha reconocido derrotas electorales: el referéndum de reforma constitucional de 2007 y las elecciones parlamentarias de 2015. En ambos casos, el papel de las Fuerzas Armadas fue clave.
[6] Veamos los casos de Nicaragua en noviembre de 2021 y Rusia en marzo de 2024, donde se cerraron absolutamente todas las vías de participación de cualquier opción opositora incluso desde meses antes de la elección.