El coronavirus, además de ser una amenaza para la salud y la economía, expone lo que muchos consideran una dependencia excesiva de las cadenas de suministro con origen en China. Esto aunque marginalmente para el gigante asiático quizá no sea una pérdida significativa, para Centroamérica podría representar una ventana de oportunidad para mejorar el desempeño económico de la región.
Una cadena de suministro es la relación ordenada entre una empresa y sus proveedores para producir y distribuir un producto específico al comprador final. Esta cadena incluye diferentes materias primas, procesos, transformaciones, información y recursos. En los últimos días han aumentado de manera considerable informes que describen cómo el brote de Covid-19 está afectando a las cadenas de suministro en todos sus niveles interrumpiendo las operaciones de extracción, producción y transporte en todo el mundo.
Los países y empresas más vulnerables son aquellas que dependen en gran medida o exclusivamente de las cadenas de suministro que se originan en China, país que lleva ya más de tres meses con estrictas medidas de confinamiento. Por esta razón, las actividades de las plantas de extracción y transformación chinas han disminuido drásticamente en el último mes y se espera que continúen así por algún tiempo.
Para entender por qué las cadenas de suministro actuales son especialmente vulnerables a una amenaza como el coronavirus es necesario comprender la magnitud que tiene China en la economía mundial.
Muchos analistas comparan el comportamiento comercial de los últimos meses con el escenario presentado en 2002 con la pandemia del SARS y esperan que -como sucedió en aquel tiempo- la recuperación sea relativamente rápida. Sin embargo, para entonces, China representaba únicamente el 4.31% del PIB global. En los últimos 18 años, el ecosistema global y económico han posicionado a China como uno de los principales motores comerciales. Hoy, China representa el 16.09% del PIB global -cuatro veces superior que en 2002- colocándose como la segunda economía más potente del mundo.
Fuente: Elaboración propia con datos de Banco Mundial (2019)
https://datacatalog.worldbank.org/dataset/gdp-ranking
La economía más fuerte del mundo, Estados Unidos, que representa el 24.29% del PIB global tiene como socio comercial principal a China. En 2019 Estados Unidos importó de China un total de USD 472,473,187. Un artículo de Forbes presenta la información de una encuesta de CGS (Computer Generated Solutions), en donde se reveló que el 30.75% de las importaciones de Estados Unidos, provenían de China a partir de octubre de 2019. Esto, considerando la reducción de las transacciones como producto de la guerra comercial entre ambas potencias.
Fuente: elaboración propia con datos de Trademap.
https://www.trademap.org/Country_SelProductCountry_TS.aspx?nvpm=1%7c842%7c%7c%7c%7cTOTAL%7c%7c%7c2%7c1%7c1%7c1%7c2%7c1%7c2%7c1%7c1
Cuando se comparan estas cifras con lo que Centroamérica representa dentro del PIB global vemos que en conjunto como región, representamos un 0.32% de participación. Por otro lado, como socio comercial para Estados Unidos en cuanto a importaciones, se evidencia que la región en 2019 alcanzó una sumatoria total en sus transacciones por USD 21,342,673.
La oferta exportable de China no es comparable -en dimensión- con la oferta exportable de América Central. Al hacer un análisis del valor de mercancías se observa que en 2019 Estados Unidos importó desde China un total de USD 1 202.1 millones en frutas y vegetales; USD 357. 15 millones en café, y USD 2 848.15 millones en insumos médicos. En contraste, de acuerdo con SIECA en el primer trimestre de 2019 las familias de mercancías que encabezaron las exportaciones extrarregionales fueron el café; los instrumentos de medicina, cirugía, odontología o veterinaria; los bananos y plátanos; el azúcar; y los dátiles, higos, piñas, aguacates, guayabas, mangos y mangostanes. Centroamérica no suplirá por completo las cadenas de suministro con origen en China, pero podría insertarse como un proveedor regional para determinados bienes y servicios.
Aunque los datos sobre las importaciones y exportaciones entre los países analizados no son un reflejo de la complejidad de las cadenas de suministro, ofrecen un panorama general sobre la relación y la intensidad de las transacciones existentes. Además es posible identificar en qué proporción dependen los países -en este caso Estados Unidos- de los proveedores en China. Será necesario e importante en un futuro identificar en qué áreas específicas de las cadenas de suministro con origen en China podrían representar una oportunidad para Centroamérica.
Las cadenas de suministro con origen en China buscan disminuir los costos. Para que las operaciones sean armoniosas es necesario que todos los elementos involucrados en la cadena funcionen con una coordinación casi perfecta para evitar el desabastecimiento. Ante una crisis como la que enfrentamos en la que China está paralizada y las cadenas de suministro buscan abastecerse, es muy probable que las compañías identifiquen cadenas de suministro alternativas regionales para minimizar la distancia entre sus proveedores, fábricas, vendedores y mercado final y, como consecuencia depender menos de China. Lo que para China podría no ser una reducción significativa en su total de transacciones comerciales, para Centroamérica puede ser una oportunidad para mejorar su desempeño económico.
Las exportaciones son uno de los motores que apoyan el crecimiento económico y la generación de empleos en la economía. Identificar una ventana de oportunidad como la que presenta el panorama actual, será uno de los principales retos de la región en los próximos años. El estudio “Centroamérica, amenazas y oportunidades compartidas; un destino común”, de la Fundación Libertad y Desarrollo presenta que dos de los flujos de comercio más importantes de la región son -por su magnitud- las exportaciones de bienes, seguido por las exportaciones de servicios.
La integración de la región será importante no solo para aumentar sustantivamente la cantidad de transacciones a realizar con los potenciales socios comerciales sino que es la única forma de satisfacer la demanda y lograr sustituir algunas de las cadenas de suministro con origen en China.También una integración regional, podría generar mayores niveles de confianza, instituciones más sólidas y un tránsito de bienes y servicios más fluido que mejorará los rendimientos económicos de la región. Aunque en el corto plazo no se lograría aumentar drásticamente la participación de la región en el PIB global, sin lugar a dudas mejoraría el desempeño económico de los países en su conjunto.
Cuando los prinicipales socios externos de la región, empiecen a buscar suplentes dentro de las cadenas de suministro, la región deberá aprovechar esa ventana de oportunidad, para posicionarse como un competidor. Aunque la Organización Mundial del Comercio pronostica una caída entre 13% y 32% en las transacciones comerciales a nivel mundial, son enfáticos en asegurar que los países y las regiones del mundo tendrán que adaptarse para tener éxito y lograr una pronta recuperación económica. La crisis y la oportunidad son dos caras de la misma moneda.