Extremos peligrosos

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Es importante tender puentes.

 

Los discursos extremistas se pusieron de moda en todo el mundo, y estamos perdiendo la capacidad de dialogar respetuosamente. Esto representa un peligro para la estabilidad política de los países.

Después de la caída del comunismo, hace más de treinta años, el mundo quería dejar atrás las dictaduras, las guerras internas y los extremismos que caracterizaron la Guerra Fría.

Sin embargo, con el surgimiento de las redes sociales y el estancamiento económico en diversas partes del mundo, pareciera que el enojo y la frustración se apoderaron del discurso público. El resultado es un ambiente político sumamente tóxico, que considera enemigo al que piensa diferente. 

El peligro de estos extremismos es que fomentan el surgimiento de populistas y dictadores que prometen terminar con los “enemigos”. Estos personajes utilizan y manipulan los sentimientos de los votantes para acumular poder y romper las reglas de la democracia liberal. 

En Chile, preocupa que la candidata abiertamente comunista, Jeannette Jara, está liderando las encuestas para las elecciones del próximo noviembre. En otros países, el discurso de extrema derecha también está obteniendo apoyo.

Ante este panorama, es importante hacer un esfuerzo por regresar a los principios de la democracia liberal, que incluyen la pluralidad política y la capacidad de dialogar respetuosamente. 

En este ambiente político tóxico, el reto está en convencer a los ciudadanos que los extremismos que fomentan el odio y la división solo conducen a tragedias, como quedó demostrado en el siglo pasado en diversas partes del mundo. Ojalá aprendamos de la historia y no repitamos neciamente los horrores del siglo XX.

 

*Columna publicada originalmente el 17 de julio en Nuestro Diario

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