El Ministerio Público debe recuperar su credibilidad
La misión del Ministerio Público debería ser la investigación y persecución penal de todos los delitos que se comenten en el territorio guatemalteco, sin ningún tipo de agenda política.
Lamentablemente, en la última década, el Ministerio Público ha sido desvirtuado y se le ha instrumentalizado para perseguir a enemigos políticos. A partir de 2015, la CICIG planteó casos importantes que expusieron el profundo entramado de corrupción que tienen atrapadas nuestras instituciones.
Sin embargo, con el tiempo, la CICIG también planteó casos que llevaban una intención política y que, al final, terminaron desvirtuando lo bueno que habían hecho inicialmente. Durante esa época, se cometieron graves injusticias.
Lo triste es que el Ministerio Público actual no tiene ningún caso de alto impacto como los que logró CICIG en 2015. Existe la percepción que el MP actual se ha dedicado a una agenda exclusivamente política.
Fue el actual MP que procuró poner en duda nuestro sistema electoral, que tanto nos ha costado preservar durante casi 40 años. También intentó, sin éxito, impedir la transición pacifica del poder. Y, recientemente, se han dedicado a atacar insistentemente al partido oficial y a periodistas.
Cabe preguntarse: ¿Acaso no hubo corrupción en el gobierno pasado? ¿Por qué no se investigó a profundidad lo que pasó en ese período? ¿Por qué la obsesión con el partido oficial y con ciertos periodistas? Al MP actual cabe perfectamente la frase: “Para mis amigos, todo; para mis enemigos, la ley”.
Esta guerra jurídica que se inició hace varios años debe terminar. No podremos avanzar mientras se instrumentalice la justicia para atacar a los enemigos políticos. Debemos aspirar a construir una justicia independiente. El MP debería recapacitar, reconducir su rumbo y recuperar su credibilidad.
Columna publicada originalmente en Nuestro Diario el 12 de diciembre.