La gran pregunta que deberíamos hacernos es ¿Por qué ocurre en este momento?
En los últimos días ha estallado un escándalo de corrupción de proporciones ciclópeas en el chavismo, probablemente de los más grandes en la historia del país y de la región.
En el seno de la estatal petrolera PDVSA, desaparecieron 3000 millones de dólares, lo que hizo que el Ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, renunciara a su cargo a los pocos días de hacerse públicos los allanamientos y detenciones a los implicados en la red, que ya arriban a los 19 detenidos por el momento.
Este desfalco ha causado una guerra interna en el chavismo, tal vez como no se había visto en los últimos años, al menos desde que fue purgada la rama más leal a Hugo Chávez, del entonces cacique de PDVSA, Rafael Ramírez, hoy en el exilio.
Desde las purgas estalinistas durante los Juicios de Moscú en lo años treinta, pasando por los fusilamientos por supuestos delitos de narcotráfico de militares en Cuba en los años ochentas, hasta la actual purga que adelanta Xi Jiping en el PCCh para hacerse con el poder absoluto; las purgas son una fórmula de manual a la que recurren todos los sistemas comunistas o socialismos reales, a falta de métodos pacíficos y democráticos internos de elección de dirigentes.
La gran pregunta que deberíamos hacernos es ¿Por qué ocurre en este momento? Y si bien hay muchas hipótesis que están rodando en círculos periodísticos, basta con analizar la trayectoria de Tareck El Aissami para entender un poco a cuál sector representa.
Tareck El Aissami viene de la izquierda radical, en la que militó como estudiante universitario en los años noventas. De su carrera política en el chavismo se puede decir que a lo largo de estos 24 años ha sido diputado, ministro y gobernador. Él es el nexo entre el régimen chavista con los gobiernos de Irán, Siria y Turquía y con grupos terroristas islámicos como Hezbollah; además es uno de los capos de la droga del llamado Cartel de los Soles, con orden de captura y recompensa emitida por el ICE en Estados Unidos.
Así que, se especula que la razón por la que sale esto a la luz en estos momentos es:
- A lo interno: por la cantidad de poder que había concentrado este personaje del ala más radical en la estructura criminal chavista. Recordemos que El Aissami es uno de los cuatro hombres más poderosos del país, entre quienes están también Maduro, Diosdado Cabello y el general Vladimir Padrino López. Una diferencia en esta alineación podría cambiar la correlación de fuerzas de cara a las elecciones presidenciales de 2024 y Maduro debe asegurarse su lugar en la cabeza de la tetrarquía.
- A lo externo: el papel de El Aissami como el nuevo zar del petróleo en Venezuela entorpecía la reactivación de la industria petrolera que Maduro está negociando con los Estados Unidos y otros países occidentales desde 2022, en las que incluso se ha permitido a empresas como Chevron operar en Venezuela. Una persona como El Aissami, con vínculos con el terrorismo islámico, no es una figura confiable para que estos países inviertan en el sector.
Finalmente, otra razón por la que Maduro se ha lanzado a esta purga interna en estos momentos es también porque la oposición ya no le disputa poder y ya no representa amenaza alguna para su permanencia en Miraflores. Desde que la oposición quemó su carta de negociación más importante al destruir el gobierno interino y enfrascarse en su propia lucha interna; lo que hizo fue dejar el camino libre a Maduro para que, después de todo, pudiera por fin poner en orden su casa.