Mucho hemos escuchado sobre cómo las nuevas tecnologías y las redes sociales han despertado cambios y movilizaciones en las sociedades: la Primavera Árabe en el Medio Oriente, los movimientos Occupy en Estados Unidos y el mundo, los Indignados en España... Pero, ¿le damos todo el crédito a la tecnología? ¿Tendrá en efecto tantísimo poder?
Las redes sociales están, indiscutiblemente, afectando y transformando sociedades y tendencias tanto en política como en los negocios, en las escuelas y en las formas de activismo social. Sin embargo, no está claro quién es el responsable directo de los cambios que experimentamos en el mundo. Parece que el rol fundamental de estas herramientas quizá ha sido malinterpretado o malentendido.
Veamos el caso de Egipto. En su punto más álgido, de los 7.1 millones de egipcios que tienen Facebook, la página a la que se le atribuyó provocar las protestas que trajeron abajo a Hosni Mubarak del poder, contaba con tan solo 350,000 miembros [1]. Las protestas, en cambio, sí contaron con la participación de millones [2].
La Universidad de George Washington realizó recientemente un estudio que concluía que lo que mostraban redes sociales como Twitter, era un gran poder como herramienta para internacionalizar noticias, pero no necesariamente para alguna otra cosa [3]. El estudio analizaba a fondo los tweets realizados referentes a los levantamientos en Libia y Egipto, y encontró que más del 75% de las personas que hicieron clic en los links que aparecían dentro de los posts de Twitter, fueron hechos por personas fuera del mundo árabe. El número de personas que estaban visitando esos links, además, fue estrepitoso solamente durante los grandes momentos noticiosos, y particularmente cuando Mubarak estuvo a punto de renunciar del poder. Por el contrario, el número de clics desde dentro del mundo árabe fue significativamente más pequeño, pero más sostenido y con menos fluctuaciones en cuanto a lo noticioso del momento.
Un segundo estudio realizado por el US Institute of Peace, también concluyó que parecía que los “nuevos medios” no jugaron un rol significativo ni en alguna forma de acción colectiva dentro del país, ni en la difusión regional de los levantamientos [4].
En el caso de los movimientos de los Indignados en Madrid y los movimientos Occupy (más de 2,600 alrededor del mundo), no son sus consecuencias políticas casi nulas las que llaman la atención, sino la rapidez de su proliferación y con la que se convirtieron en protagonistas del debate público. Como bien señala el escritor de crónicas estadounidense, Todd Gitlin: “Esas conversaciones alrededor de la guerra, la insatisfacción, la política degenerada y la promesa reprimida de democracia que durante los años 60 tardó 3 años [en concretarse], en el 2011 tardó 3 semanas”[5].
“Las redes sociales y demás tecnologías de la información son, al final del día, herramientas utilizadas por quienes realmente generan el cambio subyacente y verdadero: personas.”
Pero, ¿cuál es el impacto real? No debemos perder de vista que las redes sociales y demás tecnologías de la información son, al final del día, herramientas utilizadas por quienes realmente generan el cambio subyacente y verdadero: personas.
Para que las nuevas tecnologías tengan un impacto, deben estar orientadas hacia una meta y deben tener usuarios estratégicos que las dirijan; el ojo debe estar puesto en los cambios que éstos -los ususarios- han tenido, tienen y tendrán.
¿Qué podemos aprender del análisis del pasado de otras naciones para el presente de Guatemala?
Claro está, los conductores y dirigentes del cambio somos nosotros, y la tecnología si bien es el altavoz que genera un conocimiento exponenciado y globalizado, no garantiza que nuestros mensajes sean adoptados o meditados por quienes los escuchan desde una posición de poder, esto último permanece en las manos de cada uno de nosotros.
Una breve explicación de los sucedido. Subtítulos en español disponibles al hacer clic en el botón "CC" y luego cambiando el idioma en "settings".
Fuente: Global Guide
1. http://www.mvfglobal.com/egypt
2. Moisés Naim, “The End of Power”, Ch. 1, 2013.
3. Joseph Marks, “Tech Roundup”, Government Executive, 2011.
4. Aday et al., “New Media and Conflict After the Arab Spring”.
5. Todd Gitlin, Occupy Nation: The Roots, the Spirit, and the Promise of Occupy Wallstreet, Harper Collins, 2012.