El Coronavirus presenta retos importantes para Guatemala en todos los frentes posibles, incluyendo la educación. Millones de niños y jóvenes alrededor del mundo, y en el país, han abandonado las aulas como consecuencia del virus, retrasando su educación y poniendo en riesgo su futuro; principalmente en las regiones más vulnerables del planeta.
Poco se está hablando sobre el impacto que tiene la crisis del COVID-19 sobre el sector educativo y sobre las metas educativas de las naciones. Según la UNESCO, el 90% de los países del mundo han cerrado sus escuelas, en un esfuerzo por detener el avance de esta enfermedad, que sí bien parece ser benigna con el segmento poblacional que asiste a los establecimientos educativos, es todavía una enfermedad nueva que presenta retos importantes para el futuro cercano.
Este cierre afecta a más de 1,500 millones de niños y jóvenes de todo el mundo, retrasando su educación y poniendo en un riesgo muy grande el futuro de la educación de niños y jóvenes en regiones de gran precariedad económica.
Las niñas son las principales víctimas
La Fundación Malala, presenta algunos datos preocupantes que recabaron durante la crisis del Ébola en Sierra Leona, Guinea y Liberia que provocó el cierre de escuelas por 6 u 8 meses. El efecto más visible de esta crisis fue el incremento de 19% en niñas entre 12 y 17 años que comenzaron a trabajar; la mayoría de estas niñas nunca regresaron a la escuela al terminar la crisis, pues la idea de que continúen sus estudios pierde prioridad frente a la ayuda económica que su trabajo representa para las familias.
En países pobres, en los que existen grandes rezagos educativos para la niñez y las niñas en particular, una crisis como la del Ébola o la del Coronavirus puede provocar las que niñas pierdan el 50% de sus años totales de educación.
En Guatemala, 141,337 menores de edad que están fuera del sistema educativo, de esos, 91,869 (65%) son niñas, según el censo 2017-2018 del Ministerio de Educación.
Un riesgo muy grande en la caída de la escolaridad
El 79.5% de los niños en edad escolar no asisten a la escuela por razones socioeconómicas, ya sea porque los padres no tienen dinero para enviarlos, viven en lugares muy alejados o trabajan; y la tasa neta de cobertura para el nivel primario, viene cayendo desde 2009 cuando alcanzó su punto más alto de 98.7% a 77.9% en 2018.
Con esos datos es lógico asumir que si la situación económica de las familias empeora, como consecuencia de la crisis económica provocada por el virus, muchos niños en edad escolar podrían quedar fuera del sistema educativo por un tiempo y lo que es peor, algunos podrían quedar fuera permanentemente ante la necesidad que tengan las familias de contar con más manos para ganar el sustento diario.
En ese sentido, las proyecciones del BID sobre desempleo del sector formal para Guatemala presentan un cuadro poco alentador; según sus análisis, si la crisis sigue (todo apunta que así será), el desempleo podría caer 7.5% en el corto plazo, esos son 97,500 empleos formales. En el largo plazo el desempleo podría caer 13.6%, que representa 176,800 empleos formales; y si se llega a un proceso de recesión prolongada, la caída podría ser de 21.1%, que son 274,300 empleos formales. Este análisis deja de fuera el empleo informal, por no tener datos, pero podemos suponer que también se vería seriamente afectado por la crisis económica.
Estos datos impactarían severamente en la posibilidad que puedan tener las familias de poner a sus hijos a estudiar, tanto en el sector público como el privado. De hecho, muchos establecimientos educativos privados comienzan a reportar extraoficialmente una baja importante en los pagos mensuales por colegiatura.
¿Educación online como solución para Guatemala?
Para el sector público la educación online es un tema materialmente imposible de implementar. La situación socioeconómica de docentes y alumnos, le impide a una gran mayoría tener acceso a equipo de cómputo e internet para poder hacer educación online; el Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 reveló que en Guatemala el 78% de la población no usa computadora y que el 69% no usa internet.
La educación por televisión o radio fue la opción implementada por el gobierno de Guatemala, pues el 71% de los hogares guatemaltecos cuentan con al menos una televisión y el 65% cuenta con al menos un receptor de radio. Sin embargo, esta metodología no permite una diferenciación de niveles educativos y en hogares en donde muchos miembros de la familia deben compartir un televisor, es difícil que este se destine para la educación.
Ni siquiera en la educación privada se está teniendo el éxito esperado con la educación online. Las instituciones educativas privadas ya reportan las quejas de muchos padres que están inconformes por las metodologías, pues consideran que no llena sus expectativas. Esto está provocando que muchas familias suspendan el pago del colegio de sus hijos, mientras otros que han perdido su empleo también tengan problemas para realizar los pagos.
Problemas en la educación superior
En Guatemala la educación superior es privilegio de pocos. Según la UNESCO solo 2.6% de la población entre 18 y 26 años ha iniciado estudios universitarios. Se pensaría que en ese grupo tan pequeño de población, el acceso a internet y computadoras es casi generalizado. Sin embargo, estudiantes de la Universidad de San Carlos denunciaban que muchos alumnos deben asistir a cafés internet o laboratorios de computación para poder acceder a la red. También denunciaban que existen catedráticos universitarios que no cuentan con acceso a estas herramientas vitales para la educación de este siglo.
En ese contexto la aplicación de metodologías online en la única universidad pública del país, dejaría por fuera a algunos alumnos y profesores que no tienen acceso a las herramientas que la metodología necesita.
Por otro lado, la pérdida de empleos ya está afectando a las 16 universidades del país, quienes ya reportan, de manera no oficial, un aumento en el número de deserciones y de moras en la población estudiantil.
La crisis del Coronavirus presenta retos importantes para Guatemala en todos los frentes posibles; pero casi ninguno tendrá un impacto tan duradero para el futuro del país como el cierre de establecimientos educativos y la pérdida de capacidad de las familias para enviar a sus hijos a estudiar.