Judicial torture

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La justicia se utiliza con fines políticos

 

La justicia en Guatemala no funciona. Nunca ha funcionado. Los criminales entran y salen de las cárceles varias veces, sin que afronten las consecuencias de sus actos.

El colmo son personas que llegan a acumular más de 20 ingresos a las cárceles y el sistema de justicia los deja libres una y otra vez. ¿Qué es lo que falla? ¿El Ministerio Público no hace su trabajo? ¿Los jueces se hacen de la vista gorda?

También vemos cómo muchos funcionarios públicos, acusados de graves hechos de corrupción, salen libres. A muchos les están devolviendo las propiedades que compraron con dinero de la corrupción.

En este sistema de justicia fallido, los criminales salen libres y los ciudadanos comunes estamos a merced de los ladrones, asesinos y corruptos. ¿Se puede construir un país desarrollado sin justicia?

Por otra parte, vemos cómo el sistema de justicia persigue a los que se consideran enemigos políticos. A estas personas se les dicta prisión preventiva durante años, aun cuando sus delitos son menores, comparados con los criminales antes descritos.

El último caso es el de Eduardo Masaya, un abogado acusado de falsedad ideológica, que se le tiene en prisión preventiva y que se le ha trasladado varias veces a centros penales que ponen en riesgo su vida.

La intención de estos traslados es que acepte cargos y que sus verdugos salgan en caballo blanco. Básicamente es una tortura para doblegar su voluntad.

Es terrible ver cómo se utiliza el sistema de justicia de la forma más burda para castigar a los enemigos políticos. Estamos viviendo en un oscurantismo judicial que amenaza la estabilidad de nuestra democracia.

La sociedad en Guatemala no debería permitir este tipo acciones. Así es como los países pierden sus democracias y los criminales terminan imponiendo dictaduras. 


*Columna publicada originalmente en Nuestro Diario el 29 de mayo

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