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Las recientes declaraciones del presidente estadounidense sobre la invasión rusa a Ucrania y la guerra que se ha librado son un mal precedente para Occidente y el mundo libre. ¿Por qué?
En primer lugar, esto representa un cambio radical en la política exterior de Estados Unidos. Desde el inicio de la invasión por parte de Rusia, en febrero de 2022, Estados Unidos tomó la postura de “nada sobre Ucrania sin Ucrania”, validando dos de los principios básicos de la relaciones internacionales: el de la soberanía y el de la autodeterminación.
Rusia fue clara sobre sus intenciones al invadir Ucrania: frenar el avance de Occidente en su área de influencia. Pero ¿no tiene derecho Ucrania a decidir su política, así como los valores políticos, económicos y sociales que rigen a su país? Ucrania, como país soberano, tiene derecho a determinar su propio futuro y debe ser parte de las negociaciones. Además, Ucrania ha sido clara en sus deseos: unirse a la OTAN y a la Unión Europea, dejar de estar bajo la influencia rusa y adoptar los valores de Occidente.
Es importante señalar que Europa también ha pedido ser parte de las negociaciones, ya que el resultado de la guerra en Ucrania afecta directamente la seguridad del continente. A pesar de que Trump ha declarado que Europa no tiene cabida en las conversaciones por su bajo aporte a la guerra, los datos demuestran que los aportes de Europa a Ucrania superan los de Estados Unidos.
Llegar a un acuerdo bilateral sin la participación de Ucrania, basándose en los puntos que circulan, que “se cedería el territorio ucraniano que Rusia ha invadido ilegalmente hasta el momento; que Estados Unidos no dará garantías de seguridad a Ucrania y tampoco se le admitirá en la OTAN” sería darle una victoria fácil a Rusia, dejándola actuar sin consecuencias. Incluso se ha planteado que Rusia regrese al G7, tras haber sido expulsada por la anexión de Crimea en 2014.
Por otro lado, la imagen que Estados Unidos está transmitiendo es la de dejar de ser aliado clave de Europea en términos geopolíticos y de seguridad, un papel que ha jugado desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En este escenario, Europa se encontaría en una situación complicada. Rusia es conocida por no cumplir con sus compromisos y, como todos sabemos, tiene tendencias expansionistas. ¿Podrá Europa, especialmente los países del Este, prevenir una nueva invasión de Rusia? ¿Será capaz Europa de defenderse de la amenaza rusa sin el apoyo de Estados Unidos? ¿Cómo garantizar que Rusia no vuelva a invadir Ucrania si no hay seguridad garantizada? Incluso si Europa desplegara tropas en Ucrania en caso de un acuerdo, los expertos temen que no sería suficiente sin la ayuda de Estados Unidos.
Esto sería una clara victoria para Putin, pero también marcaría un precedente peligroso para otros autócratas con deseos expansionistas, como es el caso de China.
Si bien la política exterior de Estados Unidos ha tenido un enfoque geopolítico, realista y estratégico acorde con sus intereses nacionales, también se ha caracterizado por la búsqueda del equilibrio del poder. Históricamente, Estados Unidos ha tenido un papel importante en la defensa del orden internacional frente a amenazas hostiles, y no se puede negar que uno de los componentes de su política exterior también se ha dirigido por valores. Personalmente, me parece que el actuar del presidente de Estados Unidos ignora esos valores que su país ha defendido a lo largo de la historia y, lamentablemente, sus decisiones parecen alinearse más con figuras como Putin y Xi Jinping.