Brasil entre los extremos

Brasil entre los extremos
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Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
03 Oct 2022

Por un lado, el mundo está en una recesión económica y por el otro, por primera vez en la historia más de dos tercios del subcontinente estarán gobernados por la izquierda radical.

 

Las elecciones presidenciales en Brasil son el culmen de un ciclo electoral en la región latinoamericana que comenzó en 2021 y que se caracterizó principalmente por el enfrentamiento entre los extremos del espectro político y la fragmentación en las cuotas de poder que estas opciones lograron alcanzar en sus resultados.

Los contendores en esta elección son los máximos representantes de los extremos políticos polarizados. Por un lado, el presidente en funciones Jair Bolsonaro, ex militar que llega al poder con un discurso de “mano dura” y de anti-corrupción, quien además ha expresado públicamente sus simpatías por líderes como Vladimir Putin, se ubica dentro de la derecha conservadora. También, el ex presidente Luis Inácio “Lula” Da Silva, fundador del Foro de Sao Paulo en los años noventas y quien fue destituido al final de su segundo mandato y encarcelado por el caso de corrupción de sobornos de la empresa Oderbretch denominado “Lava Jato”, considerado uno de los escándalos de corrupción más grandes de la historia.

Para la sociedad brasilera votación se ha visto como un conflicto existencial entre dos extremos. Los  episodios de violencia entre los simpatizantes de ambos candidatos han crispado y enrarecido el ambiente electoral en el contexto de la campaña. Para colmo, la ventaja arrolladora de hasta 10 puntos, que vaticinaban las encuestas a favor de Lula, resultó realmente en un margen bastante cerrado entre ambos candidatos de apenas 5 puntos y ninguno logró cruzar el umbral del 50% de votos para ganar en primera vuelta. Y además, la derecha conservadora logró la mayoría en el Congreso con 96 escaños

¿Qué escenarios plantean los resultados tan cerrados de la derecha ante la posibilidad de que el lulismo no logre tan fácil la victoria en el balotaje?

Luego de la primera vuelta y de la solidez que arrojaron los resultados de la derecha conservadora, que ha tenido un discurso a favor de las privatizaciones y de replantear el rol del Estado en la economía, los mercados brasileros han despertado en la mañana del 3 de octubre con perspectivas favorables. La moneda brasilera, el Real, se apreció en un 3% con respecto al dólar. También, las acciones de Banco do Brasil y de la petrolera Petrobras subieron ambas un 7,8%. En el último trimestre, la economía brasilera se encuentra en un proceso de recuperación, de hecho, así lo perciben cerca del 50% de los brasileros. Todo apunta a que 2022 cerrará con un crecimiento del PIB de 2,5% o más, cuando en el primer semestre se proyectaba un 1%. Y la inflación está bajando entre 7 y 8% luego de alcanzara entre el 10% y 11%. Recordemos que Brasil representa alrededor del 40% de PIB de América Latina y es la economía más grande de la región.

Por su parte, Lula apela a un deseo o añoranza en el electorado brasilero por un pasado en el que hubo crecimiento económico gracias al llamado “boom” de los commodities, lo que permitió grandes transferencias y subsidios a la población y varias reivindicaciones sociales. En lo económico, Lula promete proveer de combustible barato a la población brasilera con subsidios. Esto perjudicaría severamente a la industria energética brasilera, luego de que durante el gobierno de Bolsonaro la petrolera calificara según ciertas entidades como la undécima empresa más rentable del mundo y que aumentara sus utilidades en un 27%.

En términos regionales, esta segunda oleada de la llamada “marea rosada” de simpatizantes del “socialismo del siglo XXI” y del viejo Foro de Sao Paulo promete ser más devastadora económicamente que la primera de comienzos del milenio. Por un lado, el mundo está en una recesión económica y por el otro, por primera vez en la historia más de dos tercios del subcontinente estarán gobernados por la izquierda radical.