¿Tendrán un “as” bajo la manga que cambiará el curso de la historia?
La política venezolana pareciera estar cargada de incógnitas de cara al 10 de enero de 2025. A pesar de las adversidades, Edmundo González Urrutia y María Corina Machado insisten en una narrativa optimista: “Quien está contra la pared es Maduro”, declara Machado, mientras González promete regresar “por cualquier vía”para asumir la presidencia. Estas afirmaciones nos llevan a preguntarnos si ambos líderes saben algo que el resto de los venezolanos y la comunidad internacional desconocemos. ¿Tendrán un “as” bajo la manga que cambiará el curso de la historia?
Para desentrañar la incógnita sobre si existe una estrategia de cara al 10 de enero, es preciso observar más de cerca los mensajes contradictorios que el propio liderazgo opositor emite en sus apariciones: en las mismas alocuciones donde María Corina Machado habla de la debilidad del régimen de Maduro, también les pide públicamente a los gobiernos de Javier Milei en Argentina y al gobierno de los Estados Unidos “actuar hoy, no en enero”. Ésta no parece ser una postura muy consistente ni un comentario prudente si realmente se estuviera trabajando en una estrategia para la toma del poder. De hecho, no hay que leer entre líneas, la propia Machado ha admitido claramente que la posibilidad de una transición depende del propio Nicolás Maduro, viéndose forzado por la presión que se ejerza sobre él, sí, pero en última instancia, la decisión de dejar el poder está en el propio régimen venezolano.
Lamentablemente, el contexto político venezolano no da señales alentadoras para un cambio de mando real en esa fecha. En oportunidades anteriores, hemos adelantado varios escenarios y la conclusión es que Maduro mantiene el control del aparato estatal y, con él, la capacidad de imponer su voluntad en el territorio venezolano. Por otro lado, la oposición, aunque respaldada internacionalmente, carece del control del territorio y de los recursos que puedan garantizar una toma efectiva del poder.
La insistencia en un cambio inminente el próximo 10 de enero se interpreta más bien como mera estrategia política para mantener la moral de la gente a quienes les fue arrebatada la soberanía popular el 28J. Pero esto no significa que no hay nada qué hacer ni que nada pueda pasar.
Los constantes llamados de González y Machado a la comunidad internacional para intensificar la presión sugieren que buscan crear una ventana de oportunidad en medio de la incertidumbre que rodea la transición política en Estados Unidos y las fracturas internas del chavismo.
Sin embargo, apostar todo al 10 de enero como una fecha de quiebre puede ser peligroso. Si González no logra ingresar a Venezuela o es detenido, la oposición podría sufrir un golpe moral y de credibilidad devastador. Por otra parte, el régimen chavista podría utilizar su intento como una oportunidad para reforzar su narrativa de "victoria sobre el imperialismo" y aumentar la represión contra los opositores con supuestas conspiraciones y atentados.
En este momento, la pregunta no es si Edmundo González Urrutia y María Corina Machado saben algo que el resto de los venezolanos no sabemos, sino si están preparados para capitalizar cualquier oportunidad inesperada que surja en los próximos días en esta nueva ventana que se abre para la toma del poder.
Si no, será otra fecha simbólica más en esta larga lucha de los últimos 26 años por recuperar nuestra democracia.