Esta semana en Razón de Estado hablamos sobre el desgaste que han sufrido las democracias y los cambios políticos en América Latina.
En su editorial, Dionisio Gutiérrez aseguró que la aversión a la democracia en América Latina es creciente ya que la gente no ve resueltos sus problemas económicos y sociales: “Con el paso de los años, el ciudadano latinoamericano descubrió que tener elecciones libres no es suficiente, pues sigue igual de pobre, pero con más desorden y escucha que vive en democracia, pero ésta, no le da seguridad, trabajo ni comida (…) El desencanto con la democracia es una peligrosa amenaza que abre espacio a propuestas populistas y autoritarias”.
Afirmó que “en la mayoría de nuestros países, nos la pasamos entre gobiernos de transición y gobiernos de delincuentes”. Ejemplos como la dictadura narcopopulista de Maduro en Venezuela y las bandas criminales en Guatemala “parecen estar de acuerdo en deslegitimar y destruir el sistema político; el mismo que les garantiza derechos y libertades, que solo quieren para ellos”.
Gutiérrez indicó que América Latina “necesita reinventarse y rescatar los valores perdidos en nuestras sociedades, iniciar una revolución educativa, redimir la ética del trabajo, formar una tecnocracia honesta y capaz, y hablar en serio de integrar comunidades económicas regionales”. Además aseveró que el desarrollo toma tiempo y que la raíz de nuestro problema es cultural:
“El desarrollo es el resultado de muchas decisiones y de una tabla de valores que lo facilitan. El subdesarrollo es un estado mental”.
Después, entrevistó al economista Moisés Naím, quien hizo énfasis en la importancia de asumir del ciudadano en países de América Latina: “Hay demasiadas personas que son simplemente habitantes, sin derechos sin deberes sin obligaciones, que son solo pasivos receptores de lo que otros deciden y no son ciudadanos. (…) La democracia, la ciudadanía y la participación es sentirse dueños de su país, cosa que entiendo en Guatemala es fácil decirlo, pero difícil hacerlo”.
Sobre la infiltración del crimen organizado en los sistemas políticos, Naím comentó que “lo que tenemos son gobiernos que, en vez de tomar las redes criminales para desmantelarlas, las toman para poseerlas”. Puso como ejemplo a Rusia, los países de los Balcanes y concretamente en América Latina, a Venezuela.
Explicó que esfuerzos como la Escuela de Gobierno en Guatemala “son muy importantes” para combatir los problemas de los estados mafiosos, pero que tiene el importante reto de pasar de “algunos cientos de beneficiarios -estudiantes- a ser miles y miles, que son los que hacen falta para llevar adelante un gobierno moderno”. Los gobiernos por su parte, indicó, tienen la ardua tarea de “atraer, retener y usar bien el talento”.
Concluyó que la principal amenaza para América Latina no es el populismo sino el continuismo: “Cuando hablo del continuismo estoy pensando en Venezuela. En teoría Chávez fue elegido por cinco años -según su constitución- y ya van más de 20 años de él y de su sucesor Nicolás Maduro. (…) Claro que tenemos que luchar contra los gobiernos populistas, pero también es importante impedir que un gobierno se quede más allá del periodo establecido en la constitución”.
En el debate, moderado por Phillip Chicola, la internacionalista Mariana Cordón y el politólogo Luis Velásquez, abordaron las consecuencias que tendrá para América Latina, los resultados de las elecciones efectuadas en el 2018.
En el segmento final de análisis, Dionisio Gutiérrez explicó el desgaste que ha sufrido el sistema democrático en América Latina y lo que esto significa para el súper ciclo electoral de esta región, que termina en el 2019.
Expuso que en Latinoamérica “11 países son democracias imperfectas, 5 son considerados regímenes híbridos, 2 dictaduras y sólo Uruguay y Chile tienen buena calificación”. En ese sentido, declaró que el escenario electoral que se presenta en Guatemala en 2019 tiene grandes retos: “con apenas el 5% de la población creyendo en los partidos políticos, la pobre oferta electoral y la incapacidad de hacer un proyecto de Estado, dejan a la nación con más preguntas que respuestas”.
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