¿Por qué es vital para Centroamérica que Venezuela sea una democracia plena?

¿Por qué es vital para Centroamérica que Venezuela sea una democracia plena?
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Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
20 Abr 2021

Cuando decimos que la lucha por la democracia de Venezuela es una lucha de todos, no lo estamos diciendo solamente desde la defensa idealista de los principios y valores democráticos; sino desde la preocupación de que la narcopolítica cada día nos toque más fuerte la puerta de nuestra casa.

 

Expertos, investigadores, agencias de seguridad y tanques de pensamiento coinciden en que los principales problemas de la región centroamericana radican en la pobre institucionalidad y gobernanza de los estados nacionales del istmo. Problemas que se reflejan en la baja calidad democrática de la región y en la nula capacidad de los gobiernos para cumplir sus funciones básicas de seguridad, defensa y administración de justicia.

De hecho, de acuerdo con el prestigioso Índice de Percepción de la Corrupción de 2020, de Transparencia Internacional, Guatemala (25) presenta un deterioro significativo, cayendo en el conteo 8 puntos desde 2012 y Honduras (24) cae 2 puntos para alcanzar un bajón histórico en percepción de la corrupción. El Salvador (36) por su parte, presenta un estancamiento, pero igualmente ha tenido un retroceso tras la pandemia por la suspensión de la Ley de Acceso a la Información. Estos datos coinciden con la encuesta de opinión pública más reciente que se tiene en el Guatemala elaborada por CID Gallup-FLD en 2019, donde también 10.9% los guatemaltecos manifestaron que el principal problema del país era la corrupción, ocupando éste renglón el cuarto lugar de los problemas enlistados en el sondeo.

A éste cóctel de corrupción y de instituciones fallidas que agobian a los centroamericanos, se le vino a agregar el ingrediente del narcotráfico. Se estima que los países del Triángulo Norte de Centroamérica son la ruta de trasiego de cerca del 90% de la droga que finalmente ingresa a los Estados Unidos. Y sabemos que esta peligrosa cadena de distribución pasa arrastrando gobiernos e instituciones a su paso, con funcionarios de gobierno, policía, jueces, etc., que son sobornados diariamente por el dinero del tráfico ilícito de drogas y de otras actividades delictivas. De hecho, de acuerdo con un informe de financiamiento electoral elaborado por la CICIG en 2015, se estima que alrededor del 25% del financiamiento electoral en Guatemala, procede de estructuras criminales, sobretodo vinculadas al tráfico de drogas.

Pero ¿De dónde sale la droga que se transporta por toda Centroamérica? Principalmente de Venezuela, a través de su frontera con Colombia. De hecho, hace poco vimos la noticia de que en Colombia se comenzó a fumigar de nuevo con glifosato los cultivos de coca por el aumento significativo que tuvieron en los últimos años. En ese sentido, el gobierno colombiano ha retomado la agenda de lucha frontal contra el narcotráfico pues se estima que Colombia produce alrededor del 70% de la cocaína que se consume en el mundo.

Por su parte, Venezuela es el epicentro logístico, el corredor por excelencia de la droga que sale desde Colombia hacia Estados Unidos, vía Centroamérica y el Mar Caribe, y hacia Europa y África, vía el Delta del Atlántico. Como es conocido y ha sido denunciado, en Venezuela se mueven grupos narco terroristas con total libertad y flagrancia que además se han hecho con el control de territorios completos como el estado Apure. Estamos hablando del ELN, la disidencia de las FARC que maneja Iván Márquez y Santrich, y el Cartel de Sinaloa (entre otros carteles mexicanos), todos bajo la coordinación del Cartel de los Soles, que es un grupo delictivo transnacional conformado por altos funcionarios del régimen venezolano, entre quienes se encuentran personajes como, Diosdado Cabello, uno de los capos principales, por quien los Estados Unidos ha pedido 10 millones de dólares por información que finalmente lleve a su captura.

No hay duda para las autoridades de los Estados Unidos, de que Centroamérica es el puente del crimen de la droga que sale de Venezuela hacia esa potencia del norte. De hecho, de acuerdo con una investigación de Insight Crime, los vuelos que salen del estado de Apure “se dirigían a República Dominicana, y luego giraban en el paralelo 15 hacia Nicaragua y Honduras con el fin de evadir los radares”.

También, según un informe de la Office of National Drug Control Policy (ONDCP) de Estados Unidos, Honduras es el principal puente utilizado por los narcotraficantes venezolanos para introducir droga a los Estados Unidos. Este mismo informe revela que la mayoría de narcovuelos que llegan a Honduras, provienen del estado Apure, en Venezuela.

De manera que, si en Venezuela no se instala un gobierno democrático con liderazgos decentes que colaboren y cooperen con Colombia y Estados Unidos para combatir el narcotráfico; por más que en el Triángulo Norte luchemos para limpiar nuestras instituciones, no saldremos de la trampa de la corrupción y de la infiltración de la política por el crimen organizado. Mientras ese enorme contingente de droga trasiegue por Venezuela con la anuencia del cartel que gobierna a ese país, lamentablemente Centroamérica se seguirá inundando del dinero proveniente del narcotráfico y no va a tener desarrollo ni transparencia en sus instituciones, sino que seguirá en la lógica perversa que tiene atrapada a la región en la pobreza, el atraso, el subdesarrollo y lo que hace que la corrupción y la criminalidad aumenten exponencialmente cada año.

Por eso, cuando decimos que la lucha por la democracia de Venezuela es una lucha de todos, no lo estamos diciendo solamente desde la defensa idealista de los principios y valores democráticos; sino desde la preocupación de que la narcopolítica cada día nos toque más fuerte la puerta de nuestra casa.