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Elecciones Guatemala 2023: ¿hasta cuándo es permitido publicar encuestas?

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Las encuestas y estudios de opinión no podrán ser publicados durante las treinta y seis horas previas al de las elecciones, repetición de elecciones y de la segunda elección presidencial

 

Antes de la reforma electoral de 2016 en Guatemala, la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) prohibía la publicación de encuestas electorales durante las 36 horas previas tanto a las elecciones como a la segunda vuelta electoral, si esta tuviera lugar. Sin embargo, durante la reforma, se modificó el artículo 223 inciso c y se agregó el 223 Ter a la LEPP. Este cambio amplió la restricción, prohibiendo la publicación de encuestas electorales por cualquier entidad o empresa durante los quince días previos a las elecciones.

 No obstante, la Corte de Constitucionalidad (CC), en una sentencia de inconstitucionalidad emitida el 23 de abril de 2019 (expediente 1699-2018), determinó que esta prohibición extendida a quince días era inconstitucional. Según la CC, esta restricción limitaba de forma desproporcionada la libertad de expresión y contradecía los estándares internacionales en materia de derechos humanos.

En 2015, durante el dictamen preventivo (expediente 4258-2015), la CC ya había identificado una contradicción en la iniciativa de ley original (iniciativa 4974) que propició la reforma. El artículo 223, c, sugería una prohibición de quince días, mientras que el propuesto artículo 223 Ter establecía un plazo de solo 8 días. En aquel momento, la CC exhortó al Congreso a revisar la cuestión y definir el plazo que considerase más apropiado.

La CC concluyó en la sentencia de inconstitucionalidad de 2019, tras revisar el Acta de la Sesión Ordinaria nueve (9) del Congreso de la República del treinta y uno de marzo de dos mil dieciséis -donde se discutió el incremento del plazo de prohibición- que no se proporcionó justificación alguna que respaldase la decisión tomada (optar por quince días). Ante esto, la CC decidió declarar inconstitucionales las modificaciones de 2016 que establecían el plazo de quince días para publicar encuestas. Sin embargo, de limitarse a declarar la inconstitucionalidad, se crearía un vacío legal, ya que no habría un plazo límite para la publicación de encuestas.

Para solucionar el vacío legal que esta anulación podría haber generado, la CC resolvió restablecer la norma original, que limitaba la publicación de encuestas a las 36 horas previas a las elecciones. Este restablecimiento afecta tanto al artículo 223, inciso c, como al 223 Ter de la LEPP, así como al artículo 19 del Reglamento de la Unidad Especializada sobre Medios de Comunicación y Estudios de Opinión.

Siguiendo esta decisión de la CC, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha modificado el Reglamento de la LEPP mediante el Acuerdo Número 603-2022. En el artículo 69, se refleja ahora que “las encuestas y estudios de opinión no podrán ser publicados durante las treinta y seis horas previas al de las elecciones, repetición de elecciones y de la segunda elección presidencial”.

En la misma dirección, el TSE reformó el Reglamento de la Unidad Especializada sobre Medios de Comunicación y Estudios de Opinión (también mediante el Acuerdo Número 603-2022), consignando el plazo de 36 horas en el artículo 19.

Por tanto, en el marco de las elecciones de 2023, se mantendrá la restricción de publicación de encuestas electorales durante las 36 horas previas a las elecciones, en línea con la decisión de la Corte y las reformas del TSE.

La irrupción del candidato “tiktoker”

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Si algo nos está dejando claro el superciclo electoral latinoamericano, es la influencia que está teniendo TikTok en el electorado regional. 

 

El año 2008 marcó un nuevo paradigma en las campañas electorales: el entonces joven candidato Barack Obama decidió romper con la tradición histórica del peregrinaje ante las juntas editoriales del New York Times o del Washington Post, a modo de presentación pública buscando el endorsement de los medios de comunicación. En su lugar, decidió irse al extremo oeste del país, en California, a las oficinas de Google. Comenzaba el fin de la hegemonía de los medios tradicionales (TV, radio y prensa escrita) y el auge de las redes sociales en la política. 

En ese sentido, a pesar de que el marketing político de redes sociales tiene más de una década formando parte de la estrategia de cualquier comando de campaña o equipo político, hoy estamos siendo testigos de un cambio significativo en la forma en que los candidatos buscan llamar la atención y conectar con los votantes en el mundo digital: TikTok. Si algo nos está dejando claro el superciclo electoral latinoamericano, es la influencia que está teniendo TikTok en el electorado regional. 

TikTok, una red social china para compartir vídeos que se hizo popular en 2020 durante la pandemia, ha arrasado en todo el mundo y América Latina no es una excepción: con 136 millones de usuarios a finales de 2022 (más o menos la cuarta parte de la población) y con una interfaz fácil de usar, funciones creativas y, sobretodo, su amplia popularidad entre el público más joven, se ha convertido en un caldo de cultivo para la participación política en las campañas electorales de la región. La distribución de contenidos electorales adaptados a los intereses de cada usuario ha atomizado el contenido político porque ahora no se le habla a las masas sino a los nichos particulares, resultando en una amplificación sin precedentes del alcance de los candidatos. 

Lamentablemente, esta forma en que se crea contenido político para nichos específicos coadyuva cada vez más a la “des-ideologización” del voto, una tendencia recurrente en la región y que se evidencia en la alta rotación del péndulo electoral y la preferencia por opciones anti-sistema. Peor aún, estamos viendo que en esta época de cortos períodos de atención y sobrecarga de información, una entrevista larga o un debate televisado entre candidatos no le suma ni en apoyos ni en imagen a ninguno de los involucrados. Por eso notamos que la gran mayoría de políticos, antes que enfrentarse a un contendor o a un periodista que haga preguntas incómodas, prefiere condensar sus mensajes en contenidos breves y visualmente atractivos, que igualmente llegan a cientos de miles de personas, y con suerte, a millones.

Otro fenómeno es que, en el pasado, las campañas políticas tradicionales en América Latina solían depender de políticos bien establecidos, de la maquinaria de sus partidos y de actividades en el terreno para recabar apoyos. Sin embargo, ahora los outsiders ajenos a la política con poca experiencia o respaldo financiero pueden utilizar plataformas como TikTok para ganar tracción y llegar a un público más amplio. Por esta razón, pareciera que los candidatos de América Latina dejaron de ser políticos y están adoptando cada vez más activamente el papel de tiktokers. En consecuencia, las campañas políticas ahora se centran en descifrar los algoritmos, monitorear el social listening, el posicionamiento, optimizar las búsquedas y la analítica de datos para maximizar el impacto de sus contenidos. Y en otras prácticas más grises y cuestionables, incluso comprar o alquilar cuentas de influencers con seguidores o contratar granjas de bots para inflar sus números.  

De cara al futuro, está claro que las redes sociales seguirán desempeñando un papel influyente en la configuración de la política mundial y regional. La competencia por la atención se intensificará y el éxito de una campaña dependerá cada vez más de la capacidad del candidato para generar alcance en las plataformas digitales. Una interrogante sobre esto es si eventualmente las autoridades electorales querrán regular las campañas políticas en el ámbito digital, sobre todo en cuestiones relativas a la transparencia de la publicidad política, las malas prácticas de desinformación como el astroturfing, el spoofing, el microtargeting, las social bot farms, etc.

Lo que sí es cierto es que la figura del candidato tiktoker llegó para quedarse. 

 

¿Democracia o gobierno representativo?

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El sistema representativo, por definición, se opone al despotismo.

 

En estos tiempos, se ha vuelto tremendamente difícil conseguir un buen texto de Política. Tanto la producción académica de las editoriales universitarias, como las editoriales comerciales que abarrotan librerías, están publicando obras de actualidad que se podrían considerar meros comentarios y notas del fenómeno político (o politizado) que esté de moda en el momento. Los clásicos se leen cada vez menos y la opinión moralista cunde cuando se trata de estudiar cualquier tema que tenga como centro el poder. 

Dentro de esa maraña de catequistas de la política actual, descollan pocos autores verdaderamente estudiosos de lo político en su dimensión más real. Pero sin dudas, uno de los más originales es Julien Freund (1921-1993), sociólogo político y polemólogo francés a quien debemos aportes fundamentales como distinción entre lo político y la política. También en su obra seminal de 1968, La esencia de lo político, profundizó en los presupuestos trascendentales de lo político: mando-obediencia, amigo-enemigo y público-privado. 

Discípulo de Carl Schmitt y Raymond Aron, Freund es de los escasos autores contemporáneos que vuelve a los orígenes del pensamiento político al analizar las formas de gobierno, un tema prácticamente abandonado por la teoría política actual. Abandono que se evidencia en las falencias de los analistas en boga y bestsellers que caen constantemente en la imprecisión de dar por sentada la infalibilidad y la permanencia ad eternum de la democracia. 

En ese sentido, en un ensayo intitulado “El gobierno representativo”, Freund comienza por explicar que “Democracia”, responde más bien a una idealización nostálgica de los ilustrados sobre el sistema político de Atenas en el siglo V a. C., y que por esta razón, él prefiere llamarlo “gobierno representativo”, para de esta forma despojar a este sistema de gobierno de toda la moralina actual en torno al antiguo vocablo. De allí que Freund hable más bien de Democratisme, traducido al español como “democracia moral”, la cual varios estudiosos del tema describen como “el temible enemigo de la democracia prosaica realmente existente”. Esto no significa que cuando nos adentramos a estudiar la realidad del poder en un gobierno representativo “todo se valga” o que sea ésta una forma de gobierno inmoral. Lo explicamos de seguidas. 

Para Freund, el gobierno representativo parte de varias premisas: 1) los representantes actúan en nombre de la colectividad, 2) el poder político representa a la colectividad, 3) la representación es una simulación de lo que representa y 4) suele asignársele una connotación positiva y laudatoria (que usualmente remite a una idea aristocrática). 

El sistema representativo, por definición, se opone al despotismo y no debe ser confundido con el parlamentarismo, ya que puede ser corporativo. Para Freund, es “moralmente mejor”, pero no porque subordine la política a imperativos neutralizadores abstractos, sino porque responde a las exigencias del comportamiento o ethos político. 

Sus principios constitutivos son: 1) poder compartido, según lo que Montesquieu definió como “separación de poderes”, 2) poder revocable, a través de sucesión electoral, 3) publicidad, es decir, acceso de los gobernados a información del poder a través de varios mecanismos: a) procesos judiciales, b) control del presupuesto y cargas fiscales, c) debate público entre representantes, d) prerrogativas del mandatario electo, e) libertad de los gobernados de consultar con otros para formarse una opinión. 

Dice el propio Freund que prácticamente, desde la clasificación aristotélica de las formas de gobierno por el número de gobernantes (monarquía, aristocracia y democracia), pasando por la teoría de la anaciclosis de Polibio y, más contemporáneamente, con los aportes de Max Weber sobre las formas de dominación (tradición, carisma, legalidad), no ha habido otra innovación en el tema. Y es aquí donde aparece otro inmenso aporte de Freund al pensamiento político y a las formas de gobierno, esta vez, desde el grado de politización: 1) Hipercracia, como omnipotencia de mando 2) Mesocracia, como el poder con medida, el cual dice Freund que sería la “política auténtica” y 3) Anarquía, como vacío de poder, que según Freund, realmente lo que encierra es la máxima politización, porque toda despolitización es en sí misma una sobrepolitización. Una idea muy profunda que merece un análisis aparte. 

De allí que para Freund la palabra más adecuada para designar al gobierno representativo sea Mesocracia. Un sistema que reconoce la autoridad política y rechaza el individualismo subjetivista. Un gobierno con “sentido de realidad” (como diría Isaiah Berlin), con reparto del poder y con límites claros en donde nadie pueda abusar de un poder ilimitado ni gozar de inmunidad permanente. 

 

El dilema de la derecha chilena

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El objetivo de la derecha debe ser lograr que la propuesta de constitución sea aprobada en el plebiscito del próximo 17 de diciembre. Si lo logra, habrá dado por cerrado uno de los períodos de mayor convulsión política de Chile.

 

Chile está en el proceso de escribir una nueva constitución. Es el segundo intento en tres años, luego de que el 62% de los chilenos rechazaron la primera propuesta sometida a plebiscito en septiembre del año pasado. Esa primera propuesta contenía aspectos sumamente controversiales como la construcción de un Estado Plurinacional, con sistemas jurídicos distintos para los pueblos indígenas y el reconocimiento de “derechos” a la naturaleza, entre otros.

La primera propuesta de nueva constitución estuvo dominada por la extrema izquierda, que con una actitud triunfalista indicó que dejaría fuera las ideas y las propuestas de la derecha. Y efectivamente, la derecha quedó excluida. Hicieron una propuesta de constitución que reflejaba la visión de solo una parte de la sociedad chilena y el resultado fue tan aterrador, que la mayoría de los chilenos resultó rechazándola.

En esta ocasión, la constituyente esta dominada por la derecha. Resulta paradójico que la derecha chilena, que usualmente ha defendido las bondades del modelo chileno, será ahora la encargada de proponer una nueva constitución. Pero así lo decidieron las urnas el pasado 7 de mayo.

El reto que tienen por delante es enorme. Una parte de la sociedad chilena llegó a rechazar tanto el período de la dictadura de Pinochet, que pidieron una nueva constitución. Para el resto de América Latina puede resultar incomprensible que los chilenos quieran cambiar el modelo que les ha traído tanta prosperidad. Chile ocupa los primeros lugares de la región no sólo en indicadores económicos, sino también en indicadores sociales e institucionales.

Algunos extremistas cuestionan las bondades del modelo, pero los datos son contundentes, ya que ese país cuenta con el Índice de Desarrollo Humano más alto de la región y a nivel mundial ocupa el puesto 42 de 191 países evaluados.

Así que la derecha chilena tiene el desafío de modificar un sistema que ha demostrado con creces su capacidad de generar bienestar a los chilenos. ¿Cómo conservar los elementos fundamentales que han permitido el éxito del modelo y al mismo tiempo satisfacer las demandas de cambio de una parte de la ciudadanía? Sin duda están en una situación sumamente compleja.

Para muchos chilenos el cambio de constitución significa dejar atrás el período de la dictadura. Desean romper cualquier lazo con la institucionalidad establecida por Pinochet. Sin embargo, es cuestionable esta visión, porque durante el período de Ricardo Lagos (2000-2006) se realizaron 58 cambios a la constitución. Se suponía que con las modificaciones profundas que se le hicieron a la Carta Magna en aquel entonces, se estaba rompiendo con la herencia de Pinochet. ¿Por qué eso no fue suficiente?

La derecha que hoy controla la constituyente podría enfrentar una situación similar. Si no esta dispuesta a negociar y a llegar a ciertos consensos con la izquierda que esta representada en la constituyente, dará paso para que en el futuro se le cuestione y se quiera reformar nuevamente, hundiendo al país en una nueva crisis política.

Por supuesto, el dilema esta hasta donde ceder en esa negociación. Porque hay aspectos esenciales del modelo que deben conservase intactos para que siga brindando bienestar a ese país. La derecha chilena deberá hacer alarde de una gran capacidad política para conservar un modelo exitoso y al mismo tiempo incorporar ciertas exigencias de una parte de la ciudadanía chilena.

El objetivo de la derecha debe ser lograr que la propuesta de constitución sea aprobada en el plebiscito del próximo 17 de diciembre. Si lo logra, habrá dado por cerrado uno de los períodos de mayor convulsión política de Chile y dejaría sin argumentos a la izquierda radical que desea destruir por completo el exitoso modelo chileno.

 

 

 

 

 

Descifrando el caso Carlos Pineda y Prosperidad Ciudadana

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En términos de la candidatura presidencial, la decisión crucial es si la apelación al amparo provisional es admitida o no

 

Una de las situaciones que ha captado la atención en el ámbito político guatemalteco es la descalificación de Carlos Pineda, quien lidera en algunas encuestas, de la competencia electoral. ¿Cuál es la razón? Intentaré explicarlo de manera simple y con la mayor imparcialidad para que cada uno pueda formarse su propia opinión.

El núcleo de este asunto se encuentra en una acción legal (un 'amparo') presentada por el partido político CAMBIO, liderado por Manuel Baldizón. Su reclamo se dirige contra la asamblea ordinaria del partido Prosperidad Ciudadana, celebrada el 20 de noviembre de 2022 y registrada oficialmente el 12 de diciembre del mismo año.

La controversia que CAMBIO plantea se centra en supuestas irregularidades legales que, argumentan, invalidarían dicha asamblea. Cuestionan varios aspectos, entre ellos, supuestos problemas de quórum, supuesta ausencia de firmas de los delegados, y la supuesta falta de un informe financiero del Comité Ejecutivo.

La Sala Sexta del Tribunal de lo Contencioso Administrativo fue la encargada de conocer este amparo. En respuesta, solicitaron un informe detallado al Registro de Ciudadanos y concedieron un amparo provisional. ¿Qué significa esto? En esencia, que la asamblea en cuestión se encuentra "en suspenso" mientras continúa el caso (amparo).

El proceso del amparo transita desde la presentación inicial hasta la sentencia final. Este amparo provisional actúa como una suerte de “medida cautelar” que pone todo en suspenso la asamblea antes mencionada durante el desarrollo del amparo, proceso que puede extenderse por semanas o incluso meses.

Tras recibir la notificación del tribunal, el Registro de Ciudadanos decidió acatarla y por ende concluyó que, si la reunión de noviembre de 2022 se invalidaba, todas las acciones realizadas por Prosperidad Ciudadana después de este evento también se invalidarían. Como resultado, todas las candidaturas de Prosperidad Ciudadana a cargos electorales para el año 2023 se han suspendido.

En respuesta, Carlos Pineda, a través de sus abogados, apeló el amparo provisional. Ahora, el desafío recae en la Corte de Constitucionalidad, que debe determinar si mantiene o revoca el amparo provisional.

La trama se enreda un poco más. Este martes 23 de mayo, se informó que la diputada Lilian García, secretaria general del partido, renunció a la apelación mencionada en nombre del partido (presentó un desistimiento). Es decir, el partido Prosperidad Ciudadana decidió no continuar con dicha apelación.

No obstante, no fue la única apelación presentada. Carlos Pineda, de manera personal, y otro sujeto que no logré identificar, también apelaron. La Corte de Constitucionalidad deberá resolver estas apelaciones y determinar si poseen "legitimación activa". Es decir, si tienen derecho a intervenir dentro del amparo o si esto solo correspondía al partido como entidad interesada. Si estos obstáculos se superan, pasaremos al siguiente elemento.

Si la Corte decide mantener el amparo provisional, Carlos Pineda y los demás candidatos quedan fuera de la carrera electoral. Si, en cambio, optan por revocarlo, Pineda y su partido tendrán vía libre para continuar en la contienda. Claro está, existen otros escenarios que requieren un análisis más detenido sobre si esto debiese afectar a todas las candidaturas a diputaciones y corporaciones municipales, y es probable que sea un tema de debate.

Como se mencionó antes, en términos de la candidatura presidencial, la decisión crucial es si la apelación al amparo provisional es admitida o no. Aunque esta no es la última etapa del proceso legal, lo más probable es que la sentencia final llegue después del 25 de junio, acorde a las prácticas comunes de nuestros tribunales.

 

La última palabra en las elecciones: El papel determinante de las cortes

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Este punto requiere de un profundo debate en la comunidad jurídica.

 

El pasado viernes 26 de mayo, se dio a conocer que la Corte de Constitucionalidad (CC) decidió ratificar un amparo provisional de la Sala Sexta del Tribunal de lo Contencioso Administrativo. Esta resolución excluye al partido Prosperidad Ciudadana (PC) de las próximas elecciones. Este significativo caso nos deja varias conclusiones.


Principalmente, subraya el caos originado por ciertas disposiciones de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) y su interpretación por los órganos competentes. El PC se encontraba en el precipicio de su desaparición en 2022, en parte debido a la desintegración de su Comité Ejecutivo Nacional.


El artículo 31 de la LEPP establece que el Comité Ejecutivo Nacional debe contar con un mínimo de 15 y un máximo de 21 miembros. PC contaba con un número de miembros inferior al mínimo establecido. Para designar un nuevo comité, era necesaria la celebración de una asamblea nacional. Sin embargo, este procedimiento presentaba un problema: caía en un absurdo legal. El Comité Ejecutivo incompleto no contaba con el número mínimo de integrantes para convocar una asamblea nacional y designar un nuevo comité. Se encontraba en una situación similar a la del "pez que se muerde la cola".


Este dilema legal se resolvió con un amparo provisional concedido por la Sala Quinta del Tribunal de lo Contencioso Administrativo el 16 de julio de 2022. Otros partidos políticos, como la UNE, también recurrieron a esta medida por motivos similares.


El núcleo de la controversia del viernes residía en la apelación del amparo provisional concedido por la Sala Sexta. Se argumentó que el PC no cumplió con los requisitos esenciales de la asamblea nacional de noviembre de 2022. Según el expediente, no presentaron la documentación con las firmas de los 81 delegados de 48 municipios presentes y representados en la asamblea; no se presentó un informe económico para su aprobación; tampoco se proporcionó un informe financiero nacional; no se aplicó el sistema de distribución de minorías para la elección del comité ejecutivo nacional; y se propuso un delegado sin especificar o identificar el municipio al que pertenecía.


A pesar de las supuestas ilegalidades denunciadas, la asamblea se inscribió el 12 de diciembre de 2022 en el Registro de Ciudadanos. Cabe señalar que estas asambleas deberían ser públicas y estar disponibles para consulta en el portal del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Sin embargo, este no es el caso.


Esto nos lleva al último punto de reflexión. La CC, en su resolución, enfrentaba una situación (inscripción de la asamblea) en la que se actuó con evidente ilegalidad, según lo expuesto por la propia CC.


Sin embargo, había que superar dos argumentos. En primer lugar, que la mencionada asamblea no fue impugnada en su momento. En segundo lugar, que el amparo que desató todo este asunto llegó más de cinco meses después de su registro respectivo.


La Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad (LAEPC) establece que antes de presentar el amparo se deben agotar todos los recursos ordinarios y que, por lo general, la petición de amparo debe hacerse dentro de los treinta días desde que se tiene conocimiento o notificación del acto que se reclama (artículos 19 y 20).


La CC evitó el análisis de estas premisas fundamentales y optó por resolver que, dado que el caso "trasciende" el ámbito particular y amenaza "las instituciones fundamentales del sistema democrático", se podría omitir la discusión de los supuestos procesales antes mencionados.


Este es un precedente alarmante ya que abre la puerta a que la Corte pueda obviar los supuestos básicos bajo los cuales la ley le permite conocer casos, poniendo en riesgo la seguridad jurídica (artículo 2 constitucional). Este punto requiere de un profundo debate en la comunidad jurídica.

Digital, inteligente y algorítmico

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La pregunta de fondo es ¿quién tendrá el control de tanto poder? ¿Los gobiernos, o sea, los políticos, o las grandes tecnológicas? 

 

Si la historia se entiende como el relato del progreso de la humanidad, es posible que, con la Inteligencia Artificial, estemos viviendo el capítulo más disruptivo desde la era de los cavernícolas. 

El progreso humano se ha construido sobre grandes dosis de trabajo, riesgo y sufrimiento; sobre millones de vidas sacrificadas en el nombre de Dios, la Justicia, la Paz, la gloria de algún Faraón y otras palabras con mayúscula.

Con las maravillas que traerá la Inteligencia Artificial, entre ellas la facilidad y rapidez para casi todo, también vendrán problemas de privacidad y desinformación, riesgos de control autoritario, discriminación y represión.

Hay consenso sobre que la Inteligencia Artificial tiene más ventajas y ofrece más beneficios que las amenazas que pueda representar. Lo importante es asegurarnos de que así sea.

Eso que llaman Hermano Mayor, la red, la nube, el algoritmo; o, como cada quien le quiera poner,  tiene suficientes datos de todos nosotros; desde gustos personales, finanzas, compras y enfermedades, hasta qué videos vemos, con quién hablamos, y de qué.

La pregunta de fondo es ¿quién tendrá el control de tanto poder? ¿Los gobiernos, o sea, los políticos, o las grandes tecnológicas? 

Las bajas pasiones y la capacidad de maldad de los hombres son similares a las del siglo pasado, pero, con herramientas como las que trae la era digital, así como la construcción de cosas buenas será exponencial, también lo puede ser la destrucción.  

Con demasiada frecuencia, hay gente inclinada a delinquir o a elegir lo peor. Vean la abeja y la mosca. Mientras la primera escoge como alimento las flores, la segunda prefiere…, otra cosa.

Por eso, crear el marco normativo para proteger nuestra privacidad y preservar nuestros derechos y libertades individuales es una tarea imprescindible.

Para ser las naciones exitosas que anhelamos, los humanos debemos reconocer con humildad que jamás podremos competir con la capacidad de interconexión de los computadores inteligentes ni con su velocidad para mantenerse, más que al día, al segundo, sobre la información global de cualquier tema; pero, al principio y al final, nunca  olvidemos que la inteligencia que debe prevalecer y florecer es la inteligencia humana, la que viene del sentido común, de la ética, de la decencia; del honor y la búsqueda del bien.   

La Inteligencia Artificial es una maravilla de la ciencia creada por la mente humana; La Mente Humana, esa fuerza maravillosa que tiene capacidad, valores y virtudes que las máquinas jamás podrán alcanzar. O al menos, eso esperamos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Es útil el voto nulo en las elecciones de Guatemala 2023?

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Mi objetivo es explicar dos puntos clave: en primer lugar, qué constituye el voto nulo y, en segundo lugar, qué condiciones deben darse para que el voto nulo "triunfe" y conduzca a una repetición de las elecciones

 

Desde las reformas de 2016 a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) en Guatemala, el voto nulo ha adquirido la capacidad de forzar la repetición de una elección si supera la mitad de los votos válidamente emitidos, según lo establece el artículo 203Bis de la LEPP.

En este artículo, mi objetivo es explicar dos puntos clave: en primer lugar, qué constituye el voto nulo y, en segundo lugar, qué condiciones deben darse para que el voto nulo "triunfe" y conduzca a una repetición de las elecciones.

Primero, aclaremos un concepto a menudo malinterpretado. El voto en blanco y el voto nulo no son lo mismo. Durante el día de las elecciones, se nos proporcionarán cinco boletas para diferentes elecciones: 1) binomio presidencial; 2) diputados de lista nacional; 3) diputados distritales; 4) corporaciones municipales; 5) diputados al PARLACEN.

Cada boleta presentará una lista de partidos políticos junto a sus candidatos postulados. El votante debe marcar claramente a un candidato: una equis, un círculo, o cualquier otro signo que indique claramente la intención de votar por un partido político determinado. Según la LEPP, un voto en blanco es aquel en el que no se marca ninguna señal o signo en la boleta.

Pero ¿qué es un voto nulo? El voto nulo es distinto. Se considera voto nulo cuando la boleta tiene una marca que no expresa claramente una intención de voto, por ejemplo, si se marca a más de un candidato o si se escribe un mensaje en la boleta.

Es importante tener claro que los votos en blanco no tienen efecto, mientras que los votos nulos pueden incidir en el resultado de la elección. Esto nos lleva a la segunda cuestión: ¿qué condiciones deben darse para que un voto nulo obligue a la repetición de las elecciones?

Aquí, las cosas pueden ser menos obvias de lo que parecen a primera vista. En primer lugar, los votos nulos deben constituir más de la mitad de los votos válidamente emitidos. ¿A qué nos referimos con votos válidamente emitidos? Son el total de los votos emitidos a favor de los distintos candidatos (votos válidos), más los votos en blanco y los votos nulos. Veamos un ejemplo.

En las elecciones presidenciales y vicepresidenciales de 2019, los votos válidos (emitidos a favor de los distintos binomios) sumaron 4,378,271. A esto se sumaron 452,708 votos en blanco y 208,444 votos nulos, lo que totaliza 5,040,423 votos válidamente emitidos.

Para constituir la mayoría absoluta de los votos válidamente emitidos (la mitad más uno), habrían sido necesarios 2,520,213 votos nulos en 2019. Es importante destacar que hubo más votos en blanco (452,708) que votos nulos (208,444), probablemente debido a que muchas personas no conocen la diferencia entre ambos.

Esto resulta particularmente interesante si consideramos que, en elecciones anteriores, los votos nulos solían superar a los votos en blanco. Por ejemplo, en las elecciones presidenciales de 2011, se registraron 58,202 votos en blanco y 124,934 votos nulos, y en las elecciones de 2015, los votos en blanco fueron 69,705, mientras que los votos nulos fueron 106,102. Personalmente, en su momento, argumenté que fue un error validar el voto nulo en lugar del voto en blanco, como sucede en otras jurisdicciones.

Entonces, ¿es útil el voto nulo? Creo que, con la información presentada, cada lector puede llegar a su propia conclusión.

La competencia populista

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El populismo de izquierdas o derechas sólo termina hundiendo más a los países en el largo plazo. Ojalá los guatemaltecos comprendamos esta realidad y elijamos bien el próximo 25 de junio.

 

Con veintitrés binomios presidenciales, estas son las elecciones con mayor número de opciones políticas desde la apertura democrática. El máximo habían sido diecinueve candidatos en las elecciones de 1995 y de 2019. Todavía quedan recursos pendientes en la Corte de Constitucionalidad que podrían hacer cambiar el número de candidatos, pero sin importar las resoluciones judiciales pendientes, estas serán las elecciones con más binomios presidenciales.

Con una gran cantidad de opciones, los votantes tienen un enorme desafío en examinar cada una de ellas. Para el votante promedio es simplemente imposible. Algunas organizaciones de sociedad civil han desarrollado aplicaciones para conocer de una forma relativamente sencilla las diferentes opciones. Pero al final, será una proporción pequeña de votantes quienes recurran a un voto informado. Como sucede en todas partes, el voto resulta siendo un ejercicio más emocional que racional.

Ante la dificultad de diferenciarse dentro de tantas opciones, los candidatos parecen tener una carrera frenética por quién ofrece más. Los planteamientos no surgen de un sólido marco ideológico y de un plan de gobierno bien estructurado, sino parecieran ocurrencias aisladas que lanzan al aire con la esperanza de enganchar al votante. El problema es que, en la desesperación, esas ocurrencias parecieran ser cada vez más surrealistas y de llegar a ejecutarse, supondrían un desastre para las finanzas públicas.

Por supuesto que no es la primera vez que vemos una discusión política tan pobre, pero el populismo pareciera haberse exacerbado en estas elecciones como mecanismo para darse a conocer entre la diversidad de opciones y también por ser una campaña electoral tan corta. De los mayores ridículos de la reforma a la ley electoral de 2016, es que los candidatos deben guardar silencio sobre los problemas del país durante cuatro años y solo tienen tres meses para presentar sus propuestas. La única opción para darse a conocer es ser lo más “disruptivos” posible, por lo que el populismo resulta bastante útil.

Por supuesto, el populismo es un fenómeno creciente a todas las geografías, incluso en las democracias más desarrolladas del planeta. En América Latina, el modelo a seguir parece ser Bukele y es bastante obvio que muchos candidatos locales pretenden imitarle.

El problema con el populismo es que no se resuelven los problemas de fondo y en el largo plazo, provoca un profundo daño en las instituciones democráticas y republicanas. En el caso de Guatemala, el principal problema es su diseño institucional y no la aplicación de una política pública específica. El Estado es incapaz de cumplir sus funciones básicas porque las reglas del juego favorecen la concentración del poder, el enriquecimiento ilícito y la arbitrariedad de los funcionarios públicos. El Estado es saqueado cada cuatro años por el grupo que logra llegar al poder.

Lamentablemente, la discusión de cómo mejorar nuestras instituciones y construir una auténtica república democrática, está totalmente ausente en la actual campaña electoral. Para terminar con la corrupción, los candidatos prometen castigos ejemplares para quiénes incurran en ella, pero lo cierto es que, sin reformas en nuestro sistema de justicia y la ley de contrataciones, difícilmente se logrará construir un Estado más transparente, que rinda cuentas al ciudadano.

En América Latina, los populistas que han llegado al poder están aprovechando su popularidad para destruir las frágiles instituciones democráticas y pretenden quedarse gobernado por mucho tiempo. Acumulan tal nivel de poder, que destruyen a sus críticos y adversarios políticos.

Al final tenemos que comprender que nuestros problemas históricos persistirán si no construimos una democracia republicana. El populismo de izquierdas o derechas sólo termina hundiendo más a los países en el largo plazo. Ojalá los guatemaltecos comprendamos esta realidad y elijamos bien el próximo 25 de junio.

Artículo publicado originalmente en ElPeriodico por la Sociedad de Plumas
 

Petro, el policía bueno y Maduro, el policía malo

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A pesar de que Petro niega ser un mediador para el lavado de cara internacional de Venezuela, sus acciones reflejan que prácticamente se está desempeñando como el canciller informal de Nicolás Maduro.

 

En entregas anteriores, hemos analizado cómo desde inicios del 2022, Nicolás Maduro ha hecho enormes esfuerzos para “lavar” su imagen internacional y hacer ver que poco a poco la crisis venezolana se normaliza y retoma los cauces institucionales.

Con gestos internos como permitir que se desarrollen las primarias de la oposición este año y la purga interna de elementos radicales dentro del chavismo, Maduro pareciera dar señas de “moderación”, que han creado la percepción de una especie de apertura por parte del régimen. 

A esta “gadafización” de Maduro, se han prestado el propio presidente Joe Biden enviando varias delegaciones diplomáticas a Caracas, liberando detenidos y levantando varias sanciones, pero quizá el colaborador más militante de esta causa, no ha sido otro que el presidente de Colombia, Gustavo Petro.

La semana pasada, Petro visitó Estados Unidos para reunirse con Biden y conversar expresamente sobre la situación de Venezuela. El presidente colombiano declaró a la prensa internacional que se había discutido sobre la posibilidad de levantar las sanciones económicas a Venezuela. Al cabo de pocos días de esta visita, Petro se reunió con una parte de la oposición venezolana para “apoyar el diálogo entre el gobierno y la oposición en Venezuela”. Interesantemente, a estas conversaciones no fue invitada María Corina Machado, quien se encuentra liderando la intención de voto de las primarias de la oposición. 

De hecho, este lunes 24 de abril, Petro convocó a una Cumbre sobre Venezuela en la ciudad de Bogotá, y frente a varias delegaciones diplomáticas de países acompañantes, pronunció un discurso en su acostumbrado estilo sentimental sobre la necesidad de llegar a un acuerdo sobre el tema Venezuela. Desde comenzar haciendo una referencia sexual sobre Simón Bolívar y Manuelita Sáenz, elaborar un recuento de las dictaduras latinoamericanas del siglo pasado, expresar su deseo de que Venezuela regrese al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, hasta pedir el levantamiento de sanciones al país por parte de Estados Unidos; Petro hizo derroche de su elocuencia y vehemencia en su monserga sin apenas recurrir a un solo apunte. 

En una nota tan lamentable como patética, a esta cumbre intentó ingresar Juan Guaidó, quién hasta enero de este año todavía fungía de presidente encargado de Venezuela, y le fue negada la entrada al recinto por haber ingresado al país de forma irregular y fue básicamente deportado. Guaidó, quien hasta el día anterior se encontraba haciendo campaña en Venezuela para las primarias opositoras, terminó aterrizando en la ciudad de Miami, Florida, en donde se especula que finalmente se exiliará. 

A pesar de que Petro niega ser un mediador para el lavado de cara internacional de Venezuela, sus acciones reflejan que prácticamente se está desempeñando como el canciller informal de Nicolás Maduro. De hecho, el dictador tuvo el gesto de desearle “suerte” a Petro en el encargo. 

Por su parte, Maduro ha dejado muy claras sus condiciones para siquiera molestarse en hacer un mínimo esfuerzo de retomar conversaciones y que “el panorama electoral transcurra con normalidad”: 

  • Levantamiento de todas las sanciones económicas de Estados Unidos
  • Cerrar el proceso en su contra en la Corte Penal Internacional por violación a Derechos Humanos
  • Que la oposición le transfiera 3,200 millones de dólares 


Los resultados de la cumbre están por verse, aunque no se ven prometedores. Maduro ha puesto sus cartas sobre la mesa, lo que no parece tan claro es si la comunidad internacional y la oposición negociante estarán conscientes de que no hay forma en estos momentos de que el tirano ceda en nada. Tal vez Petro con su lirismo verborreico se los puede hacer entender.  

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