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Does the Venezuelan opposition have a real chance of winning the July 28 elections?
113
Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
04 Abr 2024

El último cuarto de siglo en Venezuela se ha caracterizado por la persistente lucha por la democracia entre el autoritarismo chavista-madurista y la oposición, una confrontación marcada por episodios de represión extrema que han dinamitado la posibilidad de un proceso electoral verdaderamente libre y con garantías en el país.

 

Desde la perspectiva del politólogo de Harvard, Steven Levitsky, la evolución del régimen venezolano ha transitado de un autoritarismo competitivo (2000-2012), basado en la figura carismática de Hugo Chávez quien contaba con el apoyo de una amplia mayoría del electorado y quien además no titubeaba en gastar ingentes recursos públicos para alimentar la maquinaria de dádivas y de acarreo de votos. Para luego, con Nicolás Maduro, pasar a un autoritarismo abiertamente hegemónico (2013-presente), donde a falta de carisma y petrodólares, los procesos electorales se han visto seriamente menoscabados por prácticas represivas y autoritarias que han erosionado la confianza en el proceso electoral dentro y fuera de Venezuela. La manipulación de la ley electoral y gerrymandering de los circuitos, la construcción de mayorías artificiales con el voto corporativo, los impedimentos para la actualización del padrón electoral, el férreo control del órgano electoral por parte del gobierno de Nicolás Maduro, el ventajismo en el uso indiscriminado de recursos del Estado para la campaña oficialista, la judicialización de candidaturas, las inhabilitaciones a opositores políticos, el secuestro de las tarjetas de partidos de oposición con candidaturas “mampara” para dividir el voto opositor, la poca transparencia en el conteo de votos por la inescrutabilidad del sistema informático y el impedimento de observación internacional, han socavado la legitimidad de los comicios, impidiendo una competencia política justa y transparente.

En el contexto de las elecciones venideras del 28 de julio de 2024, la oposición de nuevo se enfrenta a todos estos obstáculos que merman su capacidad para ganar elecciones. Aunado a esto, en los últimos meses, el régimen ha intensificado su represión contra líderes opositores como Pedro Urruchurtu y Magaly Meda, quienes se encuentran a resguardo junto con otros perseguidos en la Embajada de Argentina en Caracas. Además de acciones como el encarcelamiento de los activistas Rocío San Miguel, Dignora Hernández y Henry Alvíarez, el hostigamiento a periodistas críticos como Orlando Avendaño, e incluso el asesinato de disidentes exiliados como el teniente Ronald Ojeda en Chile, tienen el claro objetivo de desmoralizar y socavar la participación electoral de la gran mayoría de los venezolanos (alrededor del 88.5%[1]) que desean un cambio de gobierno. 

Adicionalmente, hace pocos días, la Asamblea de mayoría chavista aprobó una “Ley contra el Fascismo”, que busca ser el nuevo instrumento para perseguir y acallar cualquier intento de disidencia o protesta contra el gobierno en los próximos días. 

Pareciera que tal y como están planteadas las cosas de momento, las vías para una eventual victoria electoral opositora parecieran totalmente cerradas. En medio de este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Puede la oposición venezolana efectivamente ganar las elecciones del próximo 28 de julio?

A pesar de la altísima impopularidad de Nicolás Maduro, reflejada en una intención de voto del 7%, la fragmentación y debilidad dentro de la oposición plantean obstáculos significativos para alcanzar finalmente una victoria electoral. 

En este sentido, la situación actual de la oposición venezolana revela un escenario sumamente complejo y desafiante. Manuel Rosales, la única candidatura de oposición reconocida por el régimen, enfrenta altos niveles de rechazo por parte del electorado (alrededor del 85% de opinión negativa), lo que limita su capacidad para movilizar un apoyo significativo. Por otro lado, la inhabilitación de María Corina Machado, la candidata con mayor intención de voto (72% según Meganálisis), representa un obstáculo insuperable para materializar ese respaldo popular en resultados electorales concretos.

Ante este panorama, se vislumbra la necesidad de una negociación política entre las partes involucradas como un paso fundamental para superar el estancamiento y abrir camino hacia una oportunidad real de lograr una transición democrática. A pesar de que ya se han desmentido conversaciones entre las partes, la reciente declaración de la designada por María Corina Machado, la Dra. Corina Yoris, en una entrevista para el diario Clarín, no descarta por completo la posibilidad de un eventual acuerdo entre Rosales y Machado para lograr derrotar a Nicolás Maduro. 

En última instancia, la victoria opositora depende en gran medida de la capacidad de la propia oposición para superar sus divisiones internas, articular una estrategia coherente y movilizar el apoyo popular en contra del régimen autoritario de Nicolás Maduro. También cabe destacar que la consolidación de una alternativa democrática requerirá en las próximas semanas no solo de la unidad del liderazgo político, sino también del respaldo de la comunidad internacional y la sociedad venezolana en su conjunto. 

Solo a través de la conjunción de todos estos factores se podrá avanzar hacia la restauración de la democracia en Venezuela, lo cual tampoco significa que lo logremos, pero no hay más alternativa que intentarlo.

 

[1] Todas las cifras son tomadas de la encuesta de Meganálisis. Marzo 2024. 

¿La oposición venezolana tiene posibilidades reales de ganar las elecciones del 28 de julio?
113
Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
04 Abr 2024

El último cuarto de siglo en Venezuela se ha caracterizado por la persistente lucha por la democracia entre el autoritarismo chavista-madurista y la oposición, una confrontación marcada por episodios de represión extrema que han dinamitado la posibilidad de un proceso electoral verdaderamente libre y con garantías en el país.

 

Desde la perspectiva del politólogo de Harvard, Steven Levitsky, la evolución del régimen venezolano ha transitado de un autoritarismo competitivo (2000-2012), basado en la figura carismática de Hugo Chávez quien contaba con el apoyo de una amplia mayoría del electorado y quien además no titubeaba en gastar ingentes recursos públicos para alimentar la maquinaria de dádivas y de acarreo de votos. Para luego, con Nicolás Maduro, pasar a un autoritarismo abiertamente hegemónico (2013-presente), donde a falta de carisma y petrodólares, los procesos electorales se han visto seriamente menoscabados por prácticas represivas y autoritarias que han erosionado la confianza en el proceso electoral dentro y fuera de Venezuela. La manipulación de la ley electoral y gerrymandering de los circuitos, la construcción de mayorías artificiales con el voto corporativo, los impedimentos para la actualización del padrón electoral, el férreo control del órgano electoral por parte del gobierno de Nicolás Maduro, el ventajismo en el uso indiscriminado de recursos del Estado para la campaña oficialista, la judicialización de candidaturas, las inhabilitaciones a opositores políticos, el secuestro de las tarjetas de partidos de oposición con candidaturas “mampara” para dividir el voto opositor, la poca transparencia en el conteo de votos por la inescrutabilidad del sistema informático y el impedimento de observación internacional, han socavado la legitimidad de los comicios, impidiendo una competencia política justa y transparente.

En el contexto de las elecciones venideras del 28 de julio de 2024, la oposición de nuevo se enfrenta a todos estos obstáculos que merman su capacidad para ganar elecciones. Aunado a esto, en los últimos meses, el régimen ha intensificado su represión contra líderes opositores como Pedro Urruchurtu y Magaly Meda, quienes se encuentran a resguardo junto con otros perseguidos en la Embajada de Argentina en Caracas. Además de acciones como el encarcelamiento de los activistas Rocío San Miguel, Dignora Hernández y Henry Alvíarez, el hostigamiento a periodistas críticos como Orlando Avendaño, e incluso el asesinato de disidentes exiliados como el teniente Ronald Ojeda en Chile, tienen el claro objetivo de desmoralizar y socavar la participación electoral de la gran mayoría de los venezolanos (alrededor del 88.5%[1]) que desean un cambio de gobierno. 

Adicionalmente, hace pocos días, la Asamblea de mayoría chavista aprobó una “Ley contra el Fascismo”, que busca ser el nuevo instrumento para perseguir y acallar cualquier intento de disidencia o protesta contra el gobierno en los próximos días. 

Pareciera que tal y como están planteadas las cosas de momento, las vías para una eventual victoria electoral opositora parecieran totalmente cerradas. En medio de este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Puede la oposición venezolana efectivamente ganar las elecciones del próximo 28 de julio?

A pesar de la altísima impopularidad de Nicolás Maduro, reflejada en una intención de voto del 7%, la fragmentación y debilidad dentro de la oposición plantean obstáculos significativos para alcanzar finalmente una victoria electoral. 

En este sentido, la situación actual de la oposición venezolana revela un escenario sumamente complejo y desafiante. Manuel Rosales, la única candidatura de oposición reconocida por el régimen, enfrenta altos niveles de rechazo por parte del electorado (alrededor del 85% de opinión negativa), lo que limita su capacidad para movilizar un apoyo significativo. Por otro lado, la inhabilitación de María Corina Machado, la candidata con mayor intención de voto (72% según Meganálisis), representa un obstáculo insuperable para materializar ese respaldo popular en resultados electorales concretos.

Ante este panorama, se vislumbra la necesidad de una negociación política entre las partes involucradas como un paso fundamental para superar el estancamiento y abrir camino hacia una oportunidad real de lograr una transición democrática. A pesar de que ya se han desmentido conversaciones entre las partes, la reciente declaración de la designada por María Corina Machado, la Dra. Corina Yoris, en una entrevista para el diario Clarín, no descarta por completo la posibilidad de un eventual acuerdo entre Rosales y Machado para lograr derrotar a Nicolás Maduro. 

En última instancia, la victoria opositora depende en gran medida de la capacidad de la propia oposición para superar sus divisiones internas, articular una estrategia coherente y movilizar el apoyo popular en contra del régimen autoritario de Nicolás Maduro. También cabe destacar que la consolidación de una alternativa democrática requerirá en las próximas semanas no solo de la unidad del liderazgo político, sino también del respaldo de la comunidad internacional y la sociedad venezolana en su conjunto. 

Solo a través de la conjunción de todos estos factores se podrá avanzar hacia la restauración de la democracia en Venezuela, lo cual tampoco significa que lo logremos, pero no hay más alternativa que intentarlo.

 

[1] Todas las cifras son tomadas de la encuesta de Meganálisis. Marzo 2024. 

Constitutional Court ruling helps lift Guatemala's suspension from the International Olympic Committee
28
Edgar Ortiz es el Director del Área Jurídica en Fundación Libertad y Desarrollo, es catedrático universitario y participa como analista político en diferentes medios de comunicación. 
22 Mar 2024

¿Cómo es que esta resolución ayuda a desatar las razones de la suspensión ante el Comité Olímpico Internacional (COI)?

 

El 20 de marzo, la Corte de Constitucionalidad (CC) de Guatemala emitió una resolución que contribuye en el levantamiento de la suspensión de Guatemala ante el Comité Olímpico Internacional (COI). 

Esta resolución aceptó un desistimiento en la acción de inconstitucionalidad previamente interpuesta por el Tribunal Eleccionario del Deporte Federado (TEDEFE) en contra de tres acuerdos emitidos por el Comité Olímpico Guatemalteco (COG) en 2021 y 2022:

  1. Acuerdo 011/2021-CE-COG Estatutos Del Comité Olímpico Guatemalteco, Aprobados por el Comité Olímpico Internacional.
  2. Acuerdo 01/2022-CE-COG Código Electoral del Comité Olímpico Guatemalteco.
  3. Acuerdo 02/2022-CE-COG Código de Ética del Comité Olímpico Guatemalteco y del Movimiento Olímpico en el Territorio Nacional.

 

¿Cómo es que esta resolución ayuda a desatar las razones de la suspensión ante el Comité Olímpico Internacional (COI)? La cronología de eventos nos ayudará a conocer el contexto de esta situación compleja:

 

  • 9 de octubre de 2021: El COG elige a la planilla de Jorge Rodas para dirigir su Comité Ejecutivo en un proceso marcado por una ausencia de competencia directa, debido a la falta de una constancia transitoria (mal llamado finiquito) por parte de Gerardo Aguirre, el rival. La elección resultó en 9 votos a favor y 28 votos nulos.
  • Noviembre de 2023: El COI declara no reconocer la elección del Comité Ejecutivo liderado por Rodas. En respuesta, el COG implementa nuevos estatutos y establece una Comisión Electoral según el nuevo Código Electoral (normas detalladas al principio). Bajo esta nueva normativa, se celebran elecciones en marzo de 2022, ganadas por la planilla de Gerardo Aguirre, en elecciones que gozaban del reconocimiento del COI.
  • Conflicto Legal: La creación de la Comisión Electoral bajo el nuevo Código Electoral generó controversia, ya que el decreto 76-97 asigna al TEDEFE la organización de elecciones deportivas. No obstante, se argumentó que en caso de discrepancia entre la ley nacional y la Carta Olímpica, prevalecería esta última, basándose en el artículo 170 del decreto mencionado.

 

Ahora abordamos el núcleo de la resolución del 20 de marzo pasado. Este desistimiento se refiere un caso de agosto de 2021, a la acción de inconstitucionalidad promovida por el TEDEFE y la consiguiente decisión de la Corte de Constitucionalidad (CC), que generó controversia al suspender provisionalmente varios artículos de los nuevos estatutos y códigos, tenía el objetivo de cuestionar la validez de las elecciones de marzo de 2022 y, efectivamente, restablecer la validez de la elección de Rodas de octubre de 2021. Este esfuerzo culminó el 2 de noviembre de 2022, cuando la CC, en otro caso, concedió un amparo provisional en favor de la planilla de Rodas, ordenando que se les otorgara posesión de sus cargos.

La naturaleza polémica de estas decisiones no puede subestimarse. Primero, surge el debate sobre la capacidad jurídica del TEDEFE para interponer tal acción dado que carece de personalidad jurídica, y, aún así, la Corte procedió a aceptar su caso. Además, la decisión de la Corte de anular los estatutos del COG, que contaban con el respaldo del COI, añade otra capa de complejidad a este asunto. Sin duda, este caso invita a una discusión más detallada en futuros análisis.

 Centrando nuestra atención en la resolución del 20 de marzo de 2024, su importancia radica en que, al aceptar el desistimiento por parte del TEDEFE, se reviven los estatutos de 2021, que recibieron la visto bueno del COI. Esto también revalida la normativa electoral que fundamentó las elecciones de marzo de 2022, en las que resultó vencedor Aguirre, eleccions que también cuentan con el visto bueno del COI.

Es crucial destacar que, en su fallo, la Corte especifica que el anuncio hecho por el Comité Ejecutivo del COG el 25 de febrero de 2024 en el Diario Oficial, mediante el cual pretendían "derogar" los estatutos de 2021 (Acuerdo 011/2021-CE-COG), carece de validez. Esto se debe a que tal acción corresponde exclusivamente a la Asamblea General del COG, y no al Comité Ejecutivo por iniciativa propia. De manera que no queda duda que los estatutos de diciembre de 2021 del COG, quedan vigentes.

Con un fallo de la Corte de Constitucionalidad, ayuda al levantamiento de la suspensión de Guatemala ante el Comité Olímpico Internacional
28
Edgar Ortiz es el Director del Área Jurídica en Fundación Libertad y Desarrollo, es catedrático universitario y participa como analista político en diferentes medios de comunicación. 
22 Mar 2024

¿Cómo es que esta resolución ayuda a desatar las razones de la suspensión ante el Comité Olímpico Internacional (COI)?

 

El 20 de marzo, la Corte de Constitucionalidad (CC) de Guatemala emitió una resolución que contribuye en el levantamiento de la suspensión de Guatemala ante el Comité Olímpico Internacional (COI). 

Esta resolución aceptó un desistimiento en la acción de inconstitucionalidad previamente interpuesta por el Tribunal Eleccionario del Deporte Federado (TEDEFE) en contra de tres acuerdos emitidos por el Comité Olímpico Guatemalteco (COG) en 2021 y 2022:

  1. Acuerdo 011/2021-CE-COG Estatutos Del Comité Olímpico Guatemalteco, Aprobados por el Comité Olímpico Internacional.
  2. Acuerdo 01/2022-CE-COG Código Electoral del Comité Olímpico Guatemalteco.
  3. Acuerdo 02/2022-CE-COG Código de Ética del Comité Olímpico Guatemalteco y del Movimiento Olímpico en el Territorio Nacional.

 

¿Cómo es que esta resolución ayuda a desatar las razones de la suspensión ante el Comité Olímpico Internacional (COI)? La cronología de eventos nos ayudará a conocer el contexto de esta situación compleja:

 

  • 9 de octubre de 2021: El COG elige a la planilla de Jorge Rodas para dirigir su Comité Ejecutivo en un proceso marcado por una ausencia de competencia directa, debido a la falta de una constancia transitoria (mal llamado finiquito) por parte de Gerardo Aguirre, el rival. La elección resultó en 9 votos a favor y 28 votos nulos.
  • Noviembre de 2023: El COI declara no reconocer la elección del Comité Ejecutivo liderado por Rodas. En respuesta, el COG implementa nuevos estatutos y establece una Comisión Electoral según el nuevo Código Electoral (normas detalladas al principio). Bajo esta nueva normativa, se celebran elecciones en marzo de 2022, ganadas por la planilla de Gerardo Aguirre, en elecciones que gozaban del reconocimiento del COI.
  • Conflicto Legal: La creación de la Comisión Electoral bajo el nuevo Código Electoral generó controversia, ya que el decreto 76-97 asigna al TEDEFE la organización de elecciones deportivas. No obstante, se argumentó que en caso de discrepancia entre la ley nacional y la Carta Olímpica, prevalecería esta última, basándose en el artículo 170 del decreto mencionado.

 

Ahora abordamos el núcleo de la resolución del 20 de marzo pasado. Este desistimiento se refiere un caso de agosto de 2021, a la acción de inconstitucionalidad promovida por el TEDEFE y la consiguiente decisión de la Corte de Constitucionalidad (CC), que generó controversia al suspender provisionalmente varios artículos de los nuevos estatutos y códigos, tenía el objetivo de cuestionar la validez de las elecciones de marzo de 2022 y, efectivamente, restablecer la validez de la elección de Rodas de octubre de 2021. Este esfuerzo culminó el 2 de noviembre de 2022, cuando la CC, en otro caso, concedió un amparo provisional en favor de la planilla de Rodas, ordenando que se les otorgara posesión de sus cargos.

La naturaleza polémica de estas decisiones no puede subestimarse. Primero, surge el debate sobre la capacidad jurídica del TEDEFE para interponer tal acción dado que carece de personalidad jurídica, y, aún así, la Corte procedió a aceptar su caso. Además, la decisión de la Corte de anular los estatutos del COG, que contaban con el respaldo del COI, añade otra capa de complejidad a este asunto. Sin duda, este caso invita a una discusión más detallada en futuros análisis.

 Centrando nuestra atención en la resolución del 20 de marzo de 2024, su importancia radica en que, al aceptar el desistimiento por parte del TEDEFE, se reviven los estatutos de 2021, que recibieron la visto bueno del COI. Esto también revalida la normativa electoral que fundamentó las elecciones de marzo de 2022, en las que resultó vencedor Aguirre, eleccions que también cuentan con el visto bueno del COI.

Es crucial destacar que, en su fallo, la Corte especifica que el anuncio hecho por el Comité Ejecutivo del COG el 25 de febrero de 2024 en el Diario Oficial, mediante el cual pretendían "derogar" los estatutos de 2021 (Acuerdo 011/2021-CE-COG), carece de validez. Esto se debe a que tal acción corresponde exclusivamente a la Asamblea General del COG, y no al Comité Ejecutivo por iniciativa propia. De manera que no queda duda que los estatutos de diciembre de 2021 del COG, quedan vigentes.

Should María Corina Machado support a substitute candidate?
113
Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
14 Mar 2024

Apoyándonos en la teoría de juegos y la IA en la búsqueda de desenlaces más claros, nos planteamos una sencilla matriz de recompensas sobre los posibles resultados, de acuerdo a las ganancias o pérdidas para cada parte según cada decisión. 

 

Ya fue anunciada la fecha de las elecciones presidenciales por el Consejo Nacional Electoral: 28 de julio de 2024. A cuatro meses y unos pocos días de que se efectúen los comicios en Venezuela, surgen interrogantes cruciales sobre si este proceso desencadenará en un cambio de sistema o en un recrudecimiento del autoritarismo imperante desde hace un cuarto de siglo. 

Lo primero que hay que tomar en cuenta es que la ganadora de las primarias opositoras de 2023, María Corina Machado, según encuestas recientes, tendría una clarísima ventaja con 69.1% de intención de voto, frente a Nicolás Maduro, que apenas cuenta con el 7.4% de apoyo de los votantes venezolanos[1]. La segunda variable a tomar en cuenta es que el 26 de enero de 2024 fue ratificada por el Tribunal Supremo de Justicia la inhabilitación por 15 años de Machado para participar en elecciones. Esto coloca la lucha por la democracia en Venezuela en otra fase y plantea retos formidables en el corto plazo. 

En entregas anteriores, se analizaron los tres posibles escenarios que se pueden dar en los próximos meses, tomando en cuenta experiencias de la historia reciente en la región. En ese sentido, nos planteamos el escenario óptimo de Nicaragua 1990, el escenario intermedio de Chile 1989 y el escenario negativo de Nicaragua 2021. 

Sin embargo, ya que el escenario óptimo está totalmente descartado y apoyándonos en la teoría de juegos y la IA en la búsqueda de desenlaces más claros, nos planteamos una sencilla matriz de recompensas sobre los posibles resultados, de acuerdo a las ganancias o pérdidas para cada parte según cada decisión. Primero, definimos las acciones posibles para cada actor y las posibles respuestas del otro actor. Luego asignamos una recompensa a cada combinación de acciones, reflejando el resultado esperado para cada actor.

Para María Corina Machado (MCM):

  1. Endosarle su voto a un sustituto aceptable para el régimen
  2. Llamar a la abstención electoral en protesta para deslegitimar el proceso

 

Para el régimen de Maduro (RM):

  1. Mantener la inhabilitación a María Corina Machado pero permitir que ésta nombre a un sustituto aceptable para el oficialismo
  2. No permitir elecciones libres

 

Ahora, utilizando esta información, podemos construir una matriz de recompensas simplificada:

Matriz de Recompensas

 RM: Permitir candidato sustitutoRM: No permitir elecciones libres
MCM: Endosar voto a candidato sustituto(5, 5)(-10, 10)
MCM: Llamar abstención(10, -10)(-5, -5)

 

En esta matriz:

Las recompensas están asignadas de manera arbitraria y representan un equilibrio entre los intereses de ambas partes. Por ejemplo, la recompensa más alta para Machado se asocia con la acción de no cooperar y llamar a la abstención, ya que esto podría desafiar la legitimidad del proceso electoral y potencialmente debilitar al régimen actual. Sin embargo, esto también podría provocar represalias y una posible intensificación de la represión política.

Análisis de la matriz:

Primer escenario: Ambos cooperan: MCM endosa voto a sustituto / El régimen mantiene inhabilitación pero permite sustituto (5, 5):

  • El régimen de Maduro acepta que corra un candidato opositor de su elección que cuente con el respaldo del liderazgo de Machado y de la mayoría de la oposición y ofrece condiciones electorales mínimas a cambio de impunidad en el gobierno de transición. María Corina accede a trasladar su apoyo al candidato mas viable que cuente con la aprobación del régimen y de la mayoría de la oposición. Se gana la elección y hay una transición. 

 

Segundo escenario: MCM coopera nombrando un candidato sustituto / El régimen no permite elecciones libres (-10, 10)

  • Machado accede a trasladar su apoyo al candidato mas viable que cuente con el apoyo del régimen y de la mayoría de la oposición. El gobierno inabilita a cualquier candidato que Machado apoye. No hay transición. 

 

Tercer escenario: MCM no coopera y llama a la abstención / El régimen mantiene inhabilitación a MCM pero deja correr a otros candidatos (10, -10)

    • Se diluye el voto opositor entre los candidatos que finalmente competirán contra Maduro y, al no contar con el respaldo de la persona que ostenta la preferencia mayoritaria del electorado (MCM), la oposición pierde la elección. No hay transición. 

     

    Cuarto escenario: Ninguno coopera MCM Llama a la abstención / El régimen no permite elecciones libres (-5, -5):

    • No hay transición. Se intensifica la represión política, mayor aislamiento internacional. 

     

    Conclusiones

    En este punto, la opción más favorable parece ser la del primer escenario en donde ambas partes cooperan. Aunque esta opción no es perfecta e implica grandes costos para Machado y el régimen de Maduro, permite cierta legitimidad al proceso electoral al incluir un sustituto aceptable para el oficialismo, y además, María Corina podría beneficiarse al mantener cierta participación en el proceso político. El problema con este escenario es que la decisión principal no está en Machado, sino en el régimen, al verse en la necesidad de hacer ciertas aperturas políticas a cambio de impunidad y de los incentivos que la contraparte les ofrezca en una eventual transición. Si esa premisa no se cumple, y el régimen se niega a cooperar, no importa la decisión que tome Machado, no habría transición política. 

     

     

     [1] Encuesta Meganálisis. Marzo 2024

    A toast to 2024
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    Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

    Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

    21 Ene 2024

    En el mundo de hoy, los problemas nos doblegan y las necesidades nos humillan, pero, es allí, donde debemos encontrar paz en la tormenta y esperanza en el ser humano, la razón de ser de la creación.

     

    Si es cierto que la historia de la especie humana ha evolucionado en ciclos, los buenos y los malos, también lo es que, a partir del año 2000, el mundo empezó a dar señales de cambio, desencuentro e incertidumbre.

    Los tambores de guerra empezaron a retumbar, y no se callan; la economía global se hizo insuficiente y la tecnología nos tiene subidos en una rueda de circo que a veces marea porque aumenta su velocidad por segundo.

    Llegamos al final de un año más, que exige que nuestra fe en la humanidad no se rinda ante la brutalidad de la barbarie, por la violencia y por la muerte de inocentes; debido a tanto político impresentable y mentiroso, y a causa de castigos injustos o el pago de culpas ajenas.

    Estamos a las puertas de un nuevo año, en el que aspiramos a que los hombres y mujeres de la América Latina no sean más aquel personaje humilde y estoico que sube, la piedra al cerro, los déspotas al poder, y luego emigra para sobrevivir; no precisamente cruzando el Rio Bravo en dirección a la Patagonia.

    Los tiempos que vivimos nos exigen que encontremos la serenidad para reconciliarnos, la inteligencia para hacer realidad nuestras metas e ilusiones, y la humildad para aceptar que a esos lugares solo nos llevarán la determinación, el compromiso y los sacrificios necesarios.

    Si es cierto que la madurez es cuestión de información y aprendizaje, el mundo de hoy nos ofrece la primera con abundancia; pero es vital que sepamos filtrar, discernir y escoger entre el trigo y la paja, para alcanzar madurez y conocimiento, sin olvidar que, el camino hacia la felicidad está, no tanto en llegar, como en intentarlo, dando lo mejor de ti.  

    La vida no es tanto lo que buscas como lo que encuentras. Nada te caerá de arriba si no subes a buscarlo. Está bien tener fe, pero son la voluntad, el trabajo y la persistencia lo que mueve montañas.  

    En el mundo de hoy, los problemas nos doblegan y las necesidades nos humillan, pero, es allí, donde debemos encontrar paz en la tormenta y esperanza en el ser humano, la razón de ser de la creación. Solo así, podremos volver a los días de la siembra y de la danza.

    En mi nombre y el del alto mando de nuestra Fundación, Feliz Navidad y nuestros mejores deseos por un gran 2024.

    Un brindis por 2024
    32
    Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

    Empresario, sociólogo y comunicador. Doctor en Sociología y Ciencias Políticas. Es Presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo y Director General del programa Razón de Estado. 

    21 Ene 2024

    En el mundo de hoy, los problemas nos doblegan y las necesidades nos humillan, pero, es allí, donde debemos encontrar paz en la tormenta y esperanza en el ser humano, la razón de ser de la creación.

     

    Si es cierto que la historia de la especie humana ha evolucionado en ciclos, los buenos y los malos, también lo es que, a partir del año 2000, el mundo empezó a dar señales de cambio, desencuentro e incertidumbre.

    Los tambores de guerra empezaron a retumbar, y no se callan; la economía global se hizo insuficiente y la tecnología nos tiene subidos en una rueda de circo que a veces marea porque aumenta su velocidad por segundo.

    Llegamos al final de un año más, que exige que nuestra fe en la humanidad no se rinda ante la brutalidad de la barbarie, por la violencia y por la muerte de inocentes; debido a tanto político impresentable y mentiroso, y a causa de castigos injustos o el pago de culpas ajenas.

    Estamos a las puertas de un nuevo año, en el que aspiramos a que los hombres y mujeres de la América Latina no sean más aquel personaje humilde y estoico que sube, la piedra al cerro, los déspotas al poder, y luego emigra para sobrevivir; no precisamente cruzando el Rio Bravo en dirección a la Patagonia.

    Los tiempos que vivimos nos exigen que encontremos la serenidad para reconciliarnos, la inteligencia para hacer realidad nuestras metas e ilusiones, y la humildad para aceptar que a esos lugares solo nos llevarán la determinación, el compromiso y los sacrificios necesarios.

    Si es cierto que la madurez es cuestión de información y aprendizaje, el mundo de hoy nos ofrece la primera con abundancia; pero es vital que sepamos filtrar, discernir y escoger entre el trigo y la paja, para alcanzar madurez y conocimiento, sin olvidar que, el camino hacia la felicidad está, no tanto en llegar, como en intentarlo, dando lo mejor de ti.  

    La vida no es tanto lo que buscas como lo que encuentras. Nada te caerá de arriba si no subes a buscarlo. Está bien tener fe, pero son la voluntad, el trabajo y la persistencia lo que mueve montañas.  

    En el mundo de hoy, los problemas nos doblegan y las necesidades nos humillan, pero, es allí, donde debemos encontrar paz en la tormenta y esperanza en el ser humano, la razón de ser de la creación. Solo así, podremos volver a los días de la siembra y de la danza.

    En mi nombre y el del alto mando de nuestra Fundación, Feliz Navidad y nuestros mejores deseos por un gran 2024.

    ¿Debe María Corina Machado apoyar a un candidato sustituto?
    113
    Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
    14 Mar 2024

    Apoyándonos en la teoría de juegos y la IA en la búsqueda de desenlaces más claros, nos planteamos una sencilla matriz de recompensas sobre los posibles resultados, de acuerdo a las ganancias o pérdidas para cada parte según cada decisión. 

     

    Ya fue anunciada la fecha de las elecciones presidenciales por el Consejo Nacional Electoral: 28 de julio de 2024. A cuatro meses y unos pocos días de que se efectúen los comicios en Venezuela, surgen interrogantes cruciales sobre si este proceso desencadenará en un cambio de sistema o en un recrudecimiento del autoritarismo imperante desde hace un cuarto de siglo. 

    Lo primero que hay que tomar en cuenta es que la ganadora de las primarias opositoras de 2023, María Corina Machado, según encuestas recientes, tendría una clarísima ventaja con 69.1% de intención de voto, frente a Nicolás Maduro, que apenas cuenta con el 7.4% de apoyo de los votantes venezolanos[1]. La segunda variable a tomar en cuenta es que el 26 de enero de 2024 fue ratificada por el Tribunal Supremo de Justicia la inhabilitación por 15 años de Machado para participar en elecciones. Esto coloca la lucha por la democracia en Venezuela en otra fase y plantea retos formidables en el corto plazo. 

    En entregas anteriores, se analizaron los tres posibles escenarios que se pueden dar en los próximos meses, tomando en cuenta experiencias de la historia reciente en la región. En ese sentido, nos planteamos el escenario óptimo de Nicaragua 1990, el escenario intermedio de Chile 1989 y el escenario negativo de Nicaragua 2021. 

    Sin embargo, ya que el escenario óptimo está totalmente descartado y apoyándonos en la teoría de juegos y la IA en la búsqueda de desenlaces más claros, nos planteamos una sencilla matriz de recompensas sobre los posibles resultados, de acuerdo a las ganancias o pérdidas para cada parte según cada decisión. Primero, definimos las acciones posibles para cada actor y las posibles respuestas del otro actor. Luego asignamos una recompensa a cada combinación de acciones, reflejando el resultado esperado para cada actor.

    Para María Corina Machado (MCM):

    1. Endosarle su voto a un sustituto aceptable para el régimen
    2. Llamar a la abstención electoral en protesta para deslegitimar el proceso

     

    Para el régimen de Maduro (RM):

    1. Mantener la inhabilitación a María Corina Machado pero permitir que ésta nombre a un sustituto aceptable para el oficialismo
    2. No permitir elecciones libres

     

    Ahora, utilizando esta información, podemos construir una matriz de recompensas simplificada:

    Matriz de Recompensas

     RM: Permitir candidato sustitutoRM: No permitir elecciones libres
    MCM: Endosar voto a candidato sustituto(5, 5)(-10, 10)
    MCM: Llamar abstención(10, -10)(-5, -5)

     

    En esta matriz:

    Las recompensas están asignadas de manera arbitraria y representan un equilibrio entre los intereses de ambas partes. Por ejemplo, la recompensa más alta para Machado se asocia con la acción de no cooperar y llamar a la abstención, ya que esto podría desafiar la legitimidad del proceso electoral y potencialmente debilitar al régimen actual. Sin embargo, esto también podría provocar represalias y una posible intensificación de la represión política.

    Análisis de la matriz:

    Primer escenario: Ambos cooperan: MCM endosa voto a sustituto / El régimen mantiene inhabilitación pero permite sustituto (5, 5):

    • El régimen de Maduro acepta que corra un candidato opositor de su elección que cuente con el respaldo del liderazgo de Machado y de la mayoría de la oposición y ofrece condiciones electorales mínimas a cambio de impunidad en el gobierno de transición. María Corina accede a trasladar su apoyo al candidato mas viable que cuente con la aprobación del régimen y de la mayoría de la oposición. Se gana la elección y hay una transición. 

     

    Segundo escenario: MCM coopera nombrando un candidato sustituto / El régimen no permite elecciones libres (-10, 10)

    • Machado accede a trasladar su apoyo al candidato mas viable que cuente con el apoyo del régimen y de la mayoría de la oposición. El gobierno inabilita a cualquier candidato que Machado apoye. No hay transición. 

     

    Tercer escenario: MCM no coopera y llama a la abstención / El régimen mantiene inhabilitación a MCM pero deja correr a otros candidatos (10, -10)

      • Se diluye el voto opositor entre los candidatos que finalmente competirán contra Maduro y, al no contar con el respaldo de la persona que ostenta la preferencia mayoritaria del electorado (MCM), la oposición pierde la elección. No hay transición. 

       

      Cuarto escenario: Ninguno coopera MCM Llama a la abstención / El régimen no permite elecciones libres (-5, -5):

      • No hay transición. Se intensifica la represión política, mayor aislamiento internacional. 

       

      Conclusiones

      En este punto, la opción más favorable parece ser la del primer escenario en donde ambas partes cooperan. Aunque esta opción no es perfecta e implica grandes costos para Machado y el régimen de Maduro, permite cierta legitimidad al proceso electoral al incluir un sustituto aceptable para el oficialismo, y además, María Corina podría beneficiarse al mantener cierta participación en el proceso político. El problema con este escenario es que la decisión principal no está en Machado, sino en el régimen, al verse en la necesidad de hacer ciertas aperturas políticas a cambio de impunidad y de los incentivos que la contraparte les ofrezca en una eventual transición. Si esa premisa no se cumple, y el régimen se niega a cooperar, no importa la decisión que tome Machado, no habría transición política. 

       

       

       [1] Encuesta Meganálisis. Marzo 2024

      Ideological misguidance in the region
      113
      Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
      29 Feb 2024

      La polarización extrema, alimentada por agendas culturales, desvía la atención de problemas más apremiantes

       

      El pasado sábado 24 de febrero, dos reuniones opuestas en ideología pero conectadas en su naturaleza, se llevaron a cabo en cada extremo del Atlántico. Mientras en la ciudad de Washington, Estados Unidos, la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) congregaba a una amalgama de líderes del nuevo y el viejo continente, en Madrid, el Consejo de la Internacional Socialista, cooptado por Pedro Sánchez, no dejaba títere con cabeza.

      En la CPAC, figuras como Nayib Bukele, Javier Milei, Santiago Abascal y Donald Trump, entre otros, se alinearon en una suerte de frente anti-globalización, anti-comunista y pro-vida. Aunque en cada discurso que profirieron, las diferencias en temas económicos y de política exterior eran más que evidentes, la llamada “batalla cultural” marcaba el terreno común. Bukele se erigía como el nuevo mesías tropical y daba lecciones de moral a los Estados Unidos, Milei ofrecía una clase de teoría económica de hace cien años, Abascal apelaba a su discurso “antiglobalista” en pro de los valores tradicionales para salvar Occidente y Trump, en su estilo característico, se autodenominó como “orgulloso disidente político” comparándose con Aléksei Navalny.

      Mientras tanto, en el Consejo de la Internacional Socialista, presidido por Pedro Sánchez, se evidenciaba un reacomodo político que ha sido visto por muchos como un sacudón que terminó de consolidar la hegemonía de Sánchez en ese órgano, ya que después de remover a quienes no eran de su gusto, terminó nombrando a dedo a peones y alfiles leales a él. En el caso de los socialistas, la agenda cultural tampoco estuvo ajena, ya que Sánchez promovió abiertamente la creación de una fundación de la Internacional que promocione “los valores y principios socialistas y socialdemócratas en el mundo”. Además, sorprendió la expulsión de Voluntad Popular, un partido opositor de Venezuela, junto con el partido perdedor en las elecciones presidenciales en Guatemala, la Unidad Nacional de la Esperanza, bajo el pretexto de “cambios ideológicos”, lo cual resonaba más bien como una maniobra política de Sánchez para congraciarse con la dictadura de Nicolás Maduro en Caracas, más que como una decisión legítima. De alguna forma, el saldo que dejó esta reunión ha sido el de la consolidación del feudo personal de Sanchez más que la modernización de un organismo con fines democráticos.

      Tanto en la CPAC como en la Internacional Socialista, brilló por su ausencia el compromiso con los Derechos Humanos, una doctrina cada vez más denostada en el mundo actual, pues se la percibe especialmente como un obstáculo al ejercicio de la soberanía. Pareciera que realmente lo que hay detrás del rechazo a los Derechos Humanos, es la intención ulterior de poder hacer lo que se quiera eventualmente con el enemigo político sin que haya ningún tipo de consecuencia. No es de extrañar entonces esta tendencia regional hacia los radicalismos ideológicos, que termina socavando los pilares de la convivencia y la tolerancia mínima democrática. La polarización y el relativismo son el terreno más fértil para pulverizar valores universales como la justicia y la libertad.

      Ambos eventos reflejan una deriva ideológica peligrosa para la región. La polarización extrema, alimentada por agendas culturales, desvía la atención de problemas más apremiantes como la falta de crecimiento económico, el deterioro del clima de negocios en la región, falta de acceso a servicios públicos, el rezago educativo post-pandemia cuya brecha aún no se ha podido cerrar, la crisis de migración ilegal y la proliferación del narcotráfico y el crimen organizado. Estos flagelos siguen sin solución, mientras los líderes políticos se sumergen en disputas ideológicas bizantinas que, a su vez, generan más inestabilidad.

      La región necesita urgentemente un retorno al sentido común, a los consensos mínimos y a la búsqueda de soluciones prácticas y concretas para sus desafíos. La polarización actual debilita nuestra capacidad para abordar problemas colectivos urgentes.

      Simon and the vanquished of the revolution
      113
      Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
      05 Mar 2024

      Un país es una herida colectiva. 

       

      El viernes 1 de marzo se estrenó en Netflix el film Simón, del joven director venezolano Diego Vicentini. Obra nominada a los Premios Goya en 2023. 

      La película se sumerge en los abismos del alma de Simón, un dirigente estudiantil que busca asilo político en Estados Unidos después de haber enfrentado el tormento de la detención y la tortura en una cárcel venezolana durante las protestas antigubernamentales de 2017.

      A lo largo de la historia, la dualidad que vive Simón es palpable y angustiante. En los flashbacks de su vida en Venezuela, vemos a un joven idealista e indoblegable que lideraba un grupo estudiantil enarbolando la bandera de la protesta, inspirado por movimientos sociales globales que han desencadenado cambios políticos significativos, como la Primavera Árabe y el Euromaidán ucraniano. Sin embargo, luego de haber sido encarcelado, torturado y de escapar al exilio en Miami, se enfrenta a un escenario distinto, atrapado en un shock post-traumático y con una culpa de sobreviviente abrumadora por la lucha que dejó inconclusa y las terribles consecuencias de sus decisiones. Tristemente, presenciamos el duelo de quien se da cuenta de que la única forma de seguir adelante con su vida es dejando atrás su país y sus afectos.

      A diferencia de otras películas que han retratado los crímenes del socialismo y que muestran el horror de estos regímenes a través de la banalidad del mal como The Life of Others (2006), la película Simón más bien opta por una aproximación visceral. Aquí, el brazo ejecutor de la dictadura no carga con el dilema ético del burócrata que acata órdenes totalmente deleznables y comete actos terribles disfrazados de procedimientos oficinescos, sino que la maldad de la represión se nos presenta en su estado más crudo perpetrada por esbirros sádicos y sin escrúpulos. En este ambiente, todos los venezolanos, incluso los ciudadanos comunes no politizados, son percibidos como potenciales enemigos de la revolución hasta que se demuestre lo contrario. De hecho, esta precisión se deja entrever en la escena final cuando el protagonista explica al funcionario norteamericano en su entrevista de asilo las motivaciones que puede tener el gobierno venezolano en capturar indiscriminadamente jóvenes estudiantes para torturarlos y luego soltarlos sin mayores argumentos:

      “Nos liberaron porque les dio la gana. Eso es lo que hacen. Capturan a un grupo de gente, los golpean, los torturan y los sueltan. Y luego capturan a otro grupo y hacen lo mismo una y otra vez. Es como una puerta giratoria. Todos los que luchan contra ellos pasan por esa puerta y después todos les temen”.

      Un sinsentido que sólo se entiende si nos adentramos en la psiquis de un proyecto cuya naturaleza radica en la pérdida total del valor por la vida humana.

      Imposible no establecer paralelismos entre los personajes de Simón y el joven alemán Paul Baumer, de la novela alemana luego versionada varias veces en película All quiet on the western front (2022). En ambos protagonistas, vemos cómo ese optimismo juvenil inicial es aplastado por la realidad de enfrentarse al poder desnudo de una maquinaria estatal al servicio de la muerte y cómo se termina apoderando de ellos una desesperanza profunda sobre la condición humana al haber presenciado la transgresión más abyecta a los límites morales que creían seguros e inamovibles. 

      Simón, también nos desafía a reflexionar. Nos interpela con la idea de que en el mundo real, el mal sí triunfa y los países se pierden en vorágines destructivas sin salida. Y si bien los venezolanos de hoy, los vencidos por la devastación revolucionaria dentro y fuera del país, tendremos que cargar con este fracaso colectivo por el resto de nuestras vidas, también (como Simón) la única forma de conjurar esa derrota es perdonar y perdonarnos a nosotros mismos por lo que hicimos o no pudimos hacer. 

      Sólo teniendo como deber moral la misión de vida de resignificar y transformar nuestra pérdida en algo de valor para el resto de la sociedad y las generaciones futuras, todo el dolor habrá tenido sentido.