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Problemas constitucionales de la iniciativa 5272
28
Edgar Ortiz es el Director del Área Jurídica en Fundación Libertad y Desarrollo, es catedrático universitario y participa como analista político en diferentes medios de comunicación. 
14 Mar 2022

No pretendo hacer un examen exhaustivo de la iniciativa, pero sí exponer algunos problemas fundamentales que trae esta normativa.

 

El 8 de marzo el Congreso aprobó con 102 votos la iniciativa 5272, Ley para la Protección de la Vida y la Familia y se convirtió en el decreto 18-2022. No pretendo hacer un examen exhaustivo de la iniciativa, pero sí exponer algunos problemas fundamentales que trae esta normativa.

En síntesis, el ahora decreto 18-2022, aumenta las penas de prisión para los delitos relacionados con el aborto, prohíbe que tanto en la educación pública como privada se enseñe cualquier idea distinta a la familia entendida como unión exclusivamente de hombre y mujer, prohíbe expresamente el matrimonio entre personas del mismo sexo (aunque no estaba permitido), crea un delito de “promoción” y “facilitación” del aborto y obliga a los médicos a rendir un informe en caso de que muera un embrión o feto sea por causas naturales o provocadas (abortos espontáneos incluidos).

Desde el punto de vista jurídico hay muchísimo que decir. Me permito señalar brevemente algunos problemas. El primero, una violación flagrante al derecho a la igualdad. Como la propia Corte de Constitucionalidad (CC) ha reconocido en una sentencia de enero de 2021 (expediente 3319-2020), el derecho a la igualdad (artículo 4 constitucional) prohíbe el trato discriminatorio a cualquier persona. Además, la Corte cita una opinión consultiva de la Corte Interamericana Sobre Derechos Humanos donde se establece que el principio fundamental de igualdad y no discriminación ya forma parte del dominio del ius cogens.

Esta ley básicamente institucionaliza la discriminación en especial para personas que no son heterosexuales, pero también hacia personas heterosexuales que viven en unidades familiares distintas de las definidas en esta ley. De acuerdo con el censo de 2018, el 25% de los hogares guatemaltecos tienen a una mujer como cabeza de hogar.

En segundo lugar, viola abiertamente el principio de proporcionalidad y razonabilidad que la CC ha reconocido en materia penal especialmente en los expedientes 2951-2017 y 4099-2020. La Corte ha establecido que el derecho penal es mecanismo último para la protección de derechos fundamentales. También que “no pueden existir normas que tipifiquen delitos sin fundamento alguno, ni penas excesivas que resulten innecesarias”. El aborto ya estaba penalizado y las penas que esta ley proponen son desproporcionales.

En tercer lugar, se viola el derecho a la educación. Se obliga a todas las instituciones educativas a enseñar un determinado modelo de familia y se prohíbe enseñar otras ideas “incompatibles” con esa visión. Los niños no tendrían acceso a distintas fuentes de información ni podrían siquiera contrastar ideas porque la ley ordena y proscribe ciertas ideas incluso para la educación privada.

En cuarto lugar, se viola la libertad de expresión y la seguridad jurídica. Se crea un delito que penaliza la “promoción” del aborto. ¿Qué significa promocionar el aborto? ¿hablar de ello? ¿proponer que se despenalice en el ejercicio de la libertad de expresión? La norma penal no es taxativa, no es precisa. Esto viola la seguridad jurídica reconocida en la jurisprudencia de la propia corte constitucional. También afecta la libre emisión del pensamiento porque limita desproporcionalmente el ejercicio de la libre expresión.

El presidente Giammattei en un breve mensaje sugirió al Congreso “archivar” el decreto. Adelantó que, si el Congreso no lo archiva y se lo remite, lo vetaría. De acuerdo con el mandatario, lo haría porque “adolece de deficiencias técnicas en su redacción”, viola la Constitución e instrumentos internacionales en materia de derechos humanos.

Al momento de escribir estas líneas, el Congreso aun no ha decidido sobre el particular. La petición de “archivar” el decreto ya aprobado se debe a una fórmula adoptada por el Congreso en dos episodios donde se vieron obligados a dar marcha atrás. Es el caso de las polémicas reformas al Código Penal en septiembre de 2017 y la aprobación exprés del presupuesto en noviembre de 2020.

Técnicamente el proceso legislativo termina sus etapas en el Congreso con la aprobación final de un decreto. Pero en 2017, el Congreso decidió aprobar el precedente 2-2017 mediante el cual dispuso que, si recibía objeciones sobre la constitucionalidad o conveniencia una vez aprobado un decreto, lo pondría a conocimiento del pleno y si el pleno lo aprueba por mayoría absoluta, se archivaría y no se remitiría al Ejecutivo.

Es una salida poco ortodoxa, pero que ya ha sido utilizada. Lo más preocupante es que la Ley Orgánica del Organismo Legislativo (LOOL) en su artículo 117 establece que, dentro del proceso de formación de ley: “En los dos primeros debates de un proyecto de ley, éste será discutido en términos generales, deliberándose sobre la constitucionalidad, importancia, conveniencia y oportunidad del proyecto”.

De modo que la ocasión para darse cuenta de estos problemas era en los primeros dos debates en el pleno. Y por supuesto, sin olvidar que la iniciativa tuvo un dictamen favorable precisamente de la comisión de legislación y puntos constitucionales.

Elites, economic power and political power (Part 2)
30
Director del Área Política de Fundación Libertad y Desarrollo. Licenciado en Ciencia Política, catedrático y analista político en el programa Sin Filtro de Guatevisión.
07 Mar 2022

 Las demandas de combatir la corrupción, depurar el sistema e impulsar reformas en materia electoral, de justicia, servicio civil y contrataciones públicas eran la propuesta del empresariado. 

 

La semana pasada, quise reseñar la evolución del poder de las élites durante los primeros años de democracia y la forma como gradualmente la consolidación del patrimonialismo de Estado ha provocado el surgimiento de una élite emergente y el desplazamiento del poder central de las élites dentro del sistema político. En esa trama, el 2015 fue un año atípico.

Para entonces, el teorema de “el que le toca” constituía la regla sobre la que se analizaban los escenarios políticos de corto plazo. Bajo ese precepto, parecía casi una certeza que Manuel Baldizón ganaría la presidencia. En ese esquema, el petenero representaba a esa élite emergente, vinculada al patrimonialismo de Estado, que con el paso del tiempo amenazaba con desplazar a la tradicional. Más que una amenaza ideológica, Baldizón era riesgoso en términos de poder político y autonomía real.

Para entonces, la posición desde la élite ante el escenario de la victoria de Líder era ambivalente y poco granítica.  Una facción fundamentalista apostaba por enfrentar a Baldizón, mediante los trucos y bromas propios de la política criolla, además de apuntalar a candidatos alternos. De ahí surgieron campañas como el “No te toca”. Algunos recurrieron al apoyo directo. Una rápida revisión de los documentos públicos del caso Construcción-Corrupción (Fase II) revela que no sólo hubo dinero de constructoras fluyendo a las sociedades vinculadas con Sinibaldi. Otros iluminados -incluso- consideraron acompañar como compañero de fórmula al entonces delfín (en el multiverso, esa realidad alterna hubiera estado muy chistosa). O qué decir del apoyo brindado a FCN-Nación, un hecho documentado y reconocido, indistintamente de los barrocos debates legales que siguieron.

En cambio, la facción utilitarista apostaba por la receta que se convertiría en norma: “es mejor estar cerca del poder, independientemente de quién lo ejerce y aún si hay que ensuciarse las manos.” Y por ahí estaban los menos -pero los había- a quienes Baldizón encantaba con su libertaria idea del flat tax de 5%.

En medio del debate sobre si Baldizón representaba o no una amenaza y cómo atenderla, cuando nadie lo esperaba, el 16 de abril de 2015 se sobrevino el escenario cisne negro. Y todo cambió.

Durante años, la demanda primordial del sector privado en materia tributaria había sido precisamente el combate a la defraudación y el contrabando aduanero. Por ello, con el mismo desagrado que el resto del país, rompieron su asimétrica alianza con Pérez Molina, aplaudieron la investigación y pidieron se profundizara. Careful what you wish for -dirían los americanos- ya que, en las siguientes temporadas de “El Mecanismo”, nos enteraríamos que de La Línea se desprenderían dos de los casos más incómodos para la élite: “Impunidad y Defraudación” y “Traficantes de Influencias”. De este último también surgió el caso por el que Sandra Torres enfrentaría proceso. Así que en términos futboleros, digamos que fue un empate, aunque encajaron gol de local.

El balance de fuerzas a lo interno no era muy distinto al de 2022. Quien hoy marca distancia de la patronal, en 2015 entendía los vientos de cambio y apostaba por la depuración. En cambio, quien hoy demuestra su complejo de filarmónico en pleno Titanic, también en 2015 se apuntó a pedir la renuncia de Otto Pérez, hasta el minuto 91 del partido. Aún así el espíritu del tiempo ya se hacía presente. Las demandas de combatir la corrupción, depurar el sistema e impulsar reformas en materia electoral, de justicia, servicio civil y contrataciones públicas eran la propuesta del empresariado. ¡Agenda más chaira por amor de Dios! Continuará…

Élites, poder económico y poder político (Parte 2)
30
Director del Área Política de Fundación Libertad y Desarrollo. Licenciado en Ciencia Política, catedrático y analista político en el programa Sin Filtro de Guatevisión.
07 Mar 2022

 Las demandas de combatir la corrupción, depurar el sistema e impulsar reformas en materia electoral, de justicia, servicio civil y contrataciones públicas eran la propuesta del empresariado. 

 

La semana pasada, quise reseñar la evolución del poder de las élites durante los primeros años de democracia y la forma como gradualmente la consolidación del patrimonialismo de Estado ha provocado el surgimiento de una élite emergente y el desplazamiento del poder central de las élites dentro del sistema político. En esa trama, el 2015 fue un año atípico.

Para entonces, el teorema de “el que le toca” constituía la regla sobre la que se analizaban los escenarios políticos de corto plazo. Bajo ese precepto, parecía casi una certeza que Manuel Baldizón ganaría la presidencia. En ese esquema, el petenero representaba a esa élite emergente, vinculada al patrimonialismo de Estado, que con el paso del tiempo amenazaba con desplazar a la tradicional. Más que una amenaza ideológica, Baldizón era riesgoso en términos de poder político y autonomía real.

Para entonces, la posición desde la élite ante el escenario de la victoria de Líder era ambivalente y poco granítica.  Una facción fundamentalista apostaba por enfrentar a Baldizón, mediante los trucos y bromas propios de la política criolla, además de apuntalar a candidatos alternos. De ahí surgieron campañas como el “No te toca”. Algunos recurrieron al apoyo directo. Una rápida revisión de los documentos públicos del caso Construcción-Corrupción (Fase II) revela que no sólo hubo dinero de constructoras fluyendo a las sociedades vinculadas con Sinibaldi. Otros iluminados -incluso- consideraron acompañar como compañero de fórmula al entonces delfín (en el multiverso, esa realidad alterna hubiera estado muy chistosa). O qué decir del apoyo brindado a FCN-Nación, un hecho documentado y reconocido, indistintamente de los barrocos debates legales que siguieron.

En cambio, la facción utilitarista apostaba por la receta que se convertiría en norma: “es mejor estar cerca del poder, independientemente de quién lo ejerce y aún si hay que ensuciarse las manos.” Y por ahí estaban los menos -pero los había- a quienes Baldizón encantaba con su libertaria idea del flat tax de 5%.

En medio del debate sobre si Baldizón representaba o no una amenaza y cómo atenderla, cuando nadie lo esperaba, el 16 de abril de 2015 se sobrevino el escenario cisne negro. Y todo cambió.

Durante años, la demanda primordial del sector privado en materia tributaria había sido precisamente el combate a la defraudación y el contrabando aduanero. Por ello, con el mismo desagrado que el resto del país, rompieron su asimétrica alianza con Pérez Molina, aplaudieron la investigación y pidieron se profundizara. Careful what you wish for -dirían los americanos- ya que, en las siguientes temporadas de “El Mecanismo”, nos enteraríamos que de La Línea se desprenderían dos de los casos más incómodos para la élite: “Impunidad y Defraudación” y “Traficantes de Influencias”. De este último también surgió el caso por el que Sandra Torres enfrentaría proceso. Así que en términos futboleros, digamos que fue un empate, aunque encajaron gol de local.

El balance de fuerzas a lo interno no era muy distinto al de 2022. Quien hoy marca distancia de la patronal, en 2015 entendía los vientos de cambio y apostaba por la depuración. En cambio, quien hoy demuestra su complejo de filarmónico en pleno Titanic, también en 2015 se apuntó a pedir la renuncia de Otto Pérez, hasta el minuto 91 del partido. Aún así el espíritu del tiempo ya se hacía presente. Las demandas de combatir la corrupción, depurar el sistema e impulsar reformas en materia electoral, de justicia, servicio civil y contrataciones públicas eran la propuesta del empresariado. ¡Agenda más chaira por amor de Dios! Continuará…

Do Putin's ambitions have limits?
31
Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
07 Mar 2022

Putin ha demostrado que está dispuesto a cometer las peores atrocidades, con tal de alcanzar sus objetivos

Putin ha metido al mundo en la peor crisis geopolítica desde la Segunda Guerra Mundial. Las atrocidades que está cometiendo contra el pueblo ucraniano ha provocado la indignación alrededor del mundo. Incluso dentro Rusia se han registrado diversas manifestaciones en contra de la guerra, lo que ha significado la cárcel para cientos de manifestantes rusos.

Pero la indignación y el rechazo global no han detenido las pretensiones de Putin. A pesar de la resolución de la Asamblea de la ONU y diversos organismos multilaterales condenando los ataques a Ucrania, la invasión y los bombardeos a ese país han continuado. Putin dice que todo va según lo planeado, insinuando que tanto la resistencia aguerrida de Ucrania, como las históricas sanciones económicas a Rusia fueron anticipadas en su juego perverso y que de todas formas, continuará con su objetivo.

Sin bien las sanciones económicas podrían causar una fuerte caída de la economía rusa, el flujo de divisas a ese país no estaría totalmente cerrado, debido a que ninguna de sus exportaciones de materias primas, como petróleo, minerales y gas, están siendo restringidas. La desconexión del sistema SWIFT tampoco ha sido completo, sino sólo dirigido a ciertos bancos. Eso significa que la economía rusa podrá seguir a flote con la exportación de sus materias primas, recibiendo  flujos del exterior a través de una buena parte de su sistema financiero. En ese sentido, pareciera que Putin está tranquilo que el “descalabro” económico será limitado y no significará el colapso de la economía rusa. La razón para evitar el aislamiento total de Rusia, es que Europa, principalmente Alemania e Italia, dependen fuertemente del gas de ese país.

Por otra parte, el suministro de armas a Ucrania por parte de los países occidentales podría ser insuficiente para contener el poderío militar ruso. La mayor parte de esa ayuda pareciera estar enfocada en resistir el ataque terrestre, con armas antitanques, pero el poderío aéreo y los misiles de Rusia está causando estragos en varias ciudades ucranianas, con sus incesantes bombardeos. Eso podría, tarde o temprano, menguar el espíritu de resistencia de los ucranianos.

La única forma en que Ucrania tenga una posibilidad real de ganarle a Rusia, es que los países occidentales estén dispuestos a enfrentarse a Rusia en suelo ucraniano. Pero eso significaría declararle la guerra a Rusia y el inicio de un conflicto de alcance global. La estrategia de sanciones económicas y de enviar cierto tipo de armamento a Ucrania pretende contener a Putin, sin caer en un enfrentamiento directo.

El desenlace de esta guerra podría darse pronto, con una Ucrania bajo el dominio Ruso. Por supuesto que someter a 44 millones de personas no es tarea fácil y el escenario de enfrentar focos de resistencia ucranianos es muy probable. Pero Putin ha demostrado que está dispuesto a cometer las peores atrocidades, con tal de alcanzar sus objetivos. En ese sentido, la mano de hierro con la que gobierna Rusia, se extendería también a Ucrania.

Ante este escenario, es bastante probable que los países Occidentales estén dispuestos a “ceder” Ucrania con tal de no iniciar una tercera guerra mundial. La cuestión es ¿Se quedaría Putin “satisfecho” con haber anexado a Ucrania? ¿O luego de algún tiempo irá por el resto de países de la extinta Unión Soviética? Es difícil predecirlo. En el 2014 se pensó que Putin sólo quería Crimea y que no invadiría el resto de Ucrania.

El dilema de Occidente es bastante complejo. ¿Estamos ante un escenario parecido al de la invasión a Checoslovaquia en 1938, en donde se le permite a Hitler que se quede con ese país con tal de evitar otra Gran Guerra? ¿O dejar caer a Ucrania es el “costo de la paz mundial”? A estas alturas no lo sabemos. Es claro que enfrentar directamente a Rusia por defender a Ucrania desencadenaría un conflicto global. Pero también existe la posibilidad que las ambiciones de Putin no conozcan límites.

¿Tienen límites las ambiciones de Putin?
31
Paul Boteo es Director General de Fundación Libertad y Desarrollo. Además, es catedrático universitario y tiene una maestría en Economía por la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
07 Mar 2022

Putin ha demostrado que está dispuesto a cometer las peores atrocidades, con tal de alcanzar sus objetivos

Putin ha metido al mundo en la peor crisis geopolítica desde la Segunda Guerra Mundial. Las atrocidades que está cometiendo contra el pueblo ucraniano ha provocado la indignación alrededor del mundo. Incluso dentro Rusia se han registrado diversas manifestaciones en contra de la guerra, lo que ha significado la cárcel para cientos de manifestantes rusos.

Pero la indignación y el rechazo global no han detenido las pretensiones de Putin. A pesar de la resolución de la Asamblea de la ONU y diversos organismos multilaterales condenando los ataques a Ucrania, la invasión y los bombardeos a ese país han continuado. Putin dice que todo va según lo planeado, insinuando que tanto la resistencia aguerrida de Ucrania, como las históricas sanciones económicas a Rusia fueron anticipadas en su juego perverso y que de todas formas, continuará con su objetivo.

Sin bien las sanciones económicas podrían causar una fuerte caída de la economía rusa, el flujo de divisas a ese país no estaría totalmente cerrado, debido a que ninguna de sus exportaciones de materias primas, como petróleo, minerales y gas, están siendo restringidas. La desconexión del sistema SWIFT tampoco ha sido completo, sino sólo dirigido a ciertos bancos. Eso significa que la economía rusa podrá seguir a flote con la exportación de sus materias primas, recibiendo  flujos del exterior a través de una buena parte de su sistema financiero. En ese sentido, pareciera que Putin está tranquilo que el “descalabro” económico será limitado y no significará el colapso de la economía rusa. La razón para evitar el aislamiento total de Rusia, es que Europa, principalmente Alemania e Italia, dependen fuertemente del gas de ese país.

Por otra parte, el suministro de armas a Ucrania por parte de los países occidentales podría ser insuficiente para contener el poderío militar ruso. La mayor parte de esa ayuda pareciera estar enfocada en resistir el ataque terrestre, con armas antitanques, pero el poderío aéreo y los misiles de Rusia está causando estragos en varias ciudades ucranianas, con sus incesantes bombardeos. Eso podría, tarde o temprano, menguar el espíritu de resistencia de los ucranianos.

La única forma en que Ucrania tenga una posibilidad real de ganarle a Rusia, es que los países occidentales estén dispuestos a enfrentarse a Rusia en suelo ucraniano. Pero eso significaría declararle la guerra a Rusia y el inicio de un conflicto de alcance global. La estrategia de sanciones económicas y de enviar cierto tipo de armamento a Ucrania pretende contener a Putin, sin caer en un enfrentamiento directo.

El desenlace de esta guerra podría darse pronto, con una Ucrania bajo el dominio Ruso. Por supuesto que someter a 44 millones de personas no es tarea fácil y el escenario de enfrentar focos de resistencia ucranianos es muy probable. Pero Putin ha demostrado que está dispuesto a cometer las peores atrocidades, con tal de alcanzar sus objetivos. En ese sentido, la mano de hierro con la que gobierna Rusia, se extendería también a Ucrania.

Ante este escenario, es bastante probable que los países Occidentales estén dispuestos a “ceder” Ucrania con tal de no iniciar una tercera guerra mundial. La cuestión es ¿Se quedaría Putin “satisfecho” con haber anexado a Ucrania? ¿O luego de algún tiempo irá por el resto de países de la extinta Unión Soviética? Es difícil predecirlo. En el 2014 se pensó que Putin sólo quería Crimea y que no invadiría el resto de Ucrania.

El dilema de Occidente es bastante complejo. ¿Estamos ante un escenario parecido al de la invasión a Checoslovaquia en 1938, en donde se le permite a Hitler que se quede con ese país con tal de evitar otra Gran Guerra? ¿O dejar caer a Ucrania es el “costo de la paz mundial”? A estas alturas no lo sabemos. Es claro que enfrentar directamente a Rusia por defender a Ucrania desencadenaría un conflicto global. Pero también existe la posibilidad que las ambiciones de Putin no conozcan límites.

On the invasion of Ukraine
28
Edgar Ortiz es el Director del Área Jurídica en Fundación Libertad y Desarrollo, es catedrático universitario y participa como analista político en diferentes medios de comunicación. 
07 Mar 2022

La influencia occidental en Ucrania supone una amenaza existencial para Rusia y esto explica sus actitudes beligerantes.

 

La invasión rusa a Ucrania es la peor agresión en suelo europeo desde 1945. No soy versado en la materia, así que me propongo compartir los planteamientos de los expertos. Hoy comparto la posición de John J. Mearsheimer, conocido exponente de la corriente neorrealista de las relaciones internacionales.

En 2014 publicó en Foreign Affairs una pieza titulada “Why the Ukraine Crisis Is the West’s Fault” y ofreció en 2015 una conferencia en Harvard que lleva el mismo título. También se puede encontrar en YouTube una ponencia suya del pasado 2 de marzo en la que comenta la agresión rusa ocurrida hace poco y hay una entrevista en The New Yorker sobre el particular.

Para Marsheimer, la explicación convencional asegura que todo es culpa de Putin quien además tiene ambiciones imperialistas y planea expandir los tentáculos rusos a otros países europeos. Él está en desacuerdo y dice que el problema esencial es que, por su ubicación geográfica, Ucrania es estratégico para Rusia en términos existenciales y de seguridad nacional.

En tal sentido, en la lógica rusa, la influencia occidental en Ucrania supone una amenaza existencial para Rusia y esto explica sus actitudes beligerantes. Considera que hay tres eventos clave. En primer lugar, la expansión de la OTAN hacia el Este. La OTAN, explica el profesor, después de la caída del Muro de Berlín, se expandió hacia el Este. Primero en 1999 cuando ingresan Polonia, República Checa y Hungría y una segunda vez, en 2004, con el ingreso de Estonia, Letonia, Rumanía y Bulgaria.

Para entonces, dice Marhseimer, Rusia lo vio con malos ojos, pero era demasiado débil para hacer algo. Pero fue en 2008, cuando la OTAN saluda el posible ingreso de Georgia y Ucrania en la alianza que las cosas cambian. Ese mismo año se desata la guerra entre Georgia y Rusia.

El segundo evento, continúa exponiendo el profesor, es la intentona ucraniana de sumarse a la Unión Europea. Esto irrita al kremlin y Víktor Yanukovich, presidente ucraniano y afín a Rusia, termina dando marcha atrás. Esto da lugar al tercer evento importante: para el kremlin las protestas que terminan con el exilio de Yanukovich en 2014 supusieron una amenaza para Rusia dado que Ucrania se convertiría en una “democracia” pro Estados Unidos y pro Occidente.

En tal sentido, la anexión de Crimea ocurre días después de la salida de Yanukovich y los rusos dejan claro que no permitirán bajo ningún motivo que Ucrania se acerque a occidente pues eso supone una amenaza existencial a la seguridad rusa, según Marsheimer.

Dicho esto, Marsheimer considera que la lógica rusa es: dado que Ucrania representa una amenaza existencial para Rusia, hará todo lo que esté a su alcance para impedir que Ucrania caiga en la órbita “enemiga”. Él predice que Rusia prevalecerá porque para ellos Ucrania es una cuestión existencial y de seguridad, mientras que para Occidente no.

Marsheimer predice que Rusia prefiere destruir Ucrania bajo la lógica de “si no puedo tenerlo de mi lado, prefiero destruirlo”. Predice también que las sanciones económicas, aunque brutales, no servirán para doblegar a Rusia que resistirá hasta el final ante una amenaza tan grande para sus intereses.

Masrheimer recibe varias críticas. En primer lugar, se le critica por no reconocer el derecho de autodeterminación de los ucranianos. Claramente hay una parte importante de la población ucraniana que quiere acercarse a Occidente y los valores de la democracia liberal y alejarse de Rusia. Para Masrheimer, bajo su prisma neorrealista, eso es moralmente deseable, pero estratégicamente inviable.

Por otra parte, se critica a Masrheimer bajo la premisa de que no fue la OTAN la que “buscó” extenderse hacia el Este de Europa, sino fueron los países como Polonia, Hungría y demás quienes buscaron y solicitaron unirse a la misma.

Al margen de nuestro acuerdo o desacuerdo con lo expuesto por John J. Marsheimer, vale la pena explorar su material sobre la crisis en Ucrania para tener elementos que nos ayuden a entender este conflicto.

Sobre la invasión a Ucrania
28
Edgar Ortiz es el Director del Área Jurídica en Fundación Libertad y Desarrollo, es catedrático universitario y participa como analista político en diferentes medios de comunicación. 
07 Mar 2022

La influencia occidental en Ucrania supone una amenaza existencial para Rusia y esto explica sus actitudes beligerantes.

 

La invasión rusa a Ucrania es la peor agresión en suelo europeo desde 1945. No soy versado en la materia, así que me propongo compartir los planteamientos de los expertos. Hoy comparto la posición de John J. Mearsheimer, conocido exponente de la corriente neorrealista de las relaciones internacionales.

En 2014 publicó en Foreign Affairs una pieza titulada “Why the Ukraine Crisis Is the West’s Fault” y ofreció en 2015 una conferencia en Harvard que lleva el mismo título. También se puede encontrar en YouTube una ponencia suya del pasado 2 de marzo en la que comenta la agresión rusa ocurrida hace poco y hay una entrevista en The New Yorker sobre el particular.

Para Marsheimer, la explicación convencional asegura que todo es culpa de Putin quien además tiene ambiciones imperialistas y planea expandir los tentáculos rusos a otros países europeos. Él está en desacuerdo y dice que el problema esencial es que, por su ubicación geográfica, Ucrania es estratégico para Rusia en términos existenciales y de seguridad nacional.

En tal sentido, en la lógica rusa, la influencia occidental en Ucrania supone una amenaza existencial para Rusia y esto explica sus actitudes beligerantes. Considera que hay tres eventos clave. En primer lugar, la expansión de la OTAN hacia el Este. La OTAN, explica el profesor, después de la caída del Muro de Berlín, se expandió hacia el Este. Primero en 1999 cuando ingresan Polonia, República Checa y Hungría y una segunda vez, en 2004, con el ingreso de Estonia, Letonia, Rumanía y Bulgaria.

Para entonces, dice Marhseimer, Rusia lo vio con malos ojos, pero era demasiado débil para hacer algo. Pero fue en 2008, cuando la OTAN saluda el posible ingreso de Georgia y Ucrania en la alianza que las cosas cambian. Ese mismo año se desata la guerra entre Georgia y Rusia.

El segundo evento, continúa exponiendo el profesor, es la intentona ucraniana de sumarse a la Unión Europea. Esto irrita al kremlin y Víktor Yanukovich, presidente ucraniano y afín a Rusia, termina dando marcha atrás. Esto da lugar al tercer evento importante: para el kremlin las protestas que terminan con el exilio de Yanukovich en 2014 supusieron una amenaza para Rusia dado que Ucrania se convertiría en una “democracia” pro Estados Unidos y pro Occidente.

En tal sentido, la anexión de Crimea ocurre días después de la salida de Yanukovich y los rusos dejan claro que no permitirán bajo ningún motivo que Ucrania se acerque a occidente pues eso supone una amenaza existencial a la seguridad rusa, según Marsheimer.

Dicho esto, Marsheimer considera que la lógica rusa es: dado que Ucrania representa una amenaza existencial para Rusia, hará todo lo que esté a su alcance para impedir que Ucrania caiga en la órbita “enemiga”. Él predice que Rusia prevalecerá porque para ellos Ucrania es una cuestión existencial y de seguridad, mientras que para Occidente no.

Marsheimer predice que Rusia prefiere destruir Ucrania bajo la lógica de “si no puedo tenerlo de mi lado, prefiero destruirlo”. Predice también que las sanciones económicas, aunque brutales, no servirán para doblegar a Rusia que resistirá hasta el final ante una amenaza tan grande para sus intereses.

Masrheimer recibe varias críticas. En primer lugar, se le critica por no reconocer el derecho de autodeterminación de los ucranianos. Claramente hay una parte importante de la población ucraniana que quiere acercarse a Occidente y los valores de la democracia liberal y alejarse de Rusia. Para Masrheimer, bajo su prisma neorrealista, eso es moralmente deseable, pero estratégicamente inviable.

Por otra parte, se critica a Masrheimer bajo la premisa de que no fue la OTAN la que “buscó” extenderse hacia el Este de Europa, sino fueron los países como Polonia, Hungría y demás quienes buscaron y solicitaron unirse a la misma.

Al margen de nuestro acuerdo o desacuerdo con lo expuesto por John J. Marsheimer, vale la pena explorar su material sobre la crisis en Ucrania para tener elementos que nos ayuden a entender este conflicto.

Russia and Ukraine divide Latin America
113
Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
04 Mar 2022

Tal parece que la estrategia de Putin de cooperación técnica-militar, venta de armamento, relaciones comerciales, diplomacia de vacunas y corresponsalías de agencias de noticias rusas, ha rendido frutos en la región.

 

Contrario a otros momentos de la historia latinoamericana en el siglo pasado, a la hora de fijar posición en torno a los conflictos entre las potencias de Europa y Estados Unidos, América Latina nunca había estado tan fragmentada como ahora. A través de los años, las posturas de la mayoría de los países de la región casi siempre se habían cohesionado en torno a la posición de los Estados Unidos, en un principio, apelando a la vieja Doctrina Monroe y luego, ya en un bloque agrupado, a partir de la creación de la OEA. Tal vez con la sola excepción de México, cuya neutralidad ante conflictos externos es histórica, y luego Cuba, a partir de la revolución del 59.

2022 pareciera haber roto esa unidad histórica y está comenzando a emerger un panorama heterogéneo de actitudes diversas, e incluso ambivalentes, en relación a la invasión de Vladimir Putin a Ucrania, el pasado 24 de febrero.

A vuelapluma, podemos caracterizar las posturas de los gobiernos latinoamericanos en tres grandes grupos y algunos outliers:

Las manifestaciones de condena tajante a la invasión rusa por parte de los gobiernos de Chile, Paraguay, Guatemala, Colombia y Costa Rica. En el caso de Colombia, por ser cercano a la OTAN y uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región, y Costa Rica, por su histórica tradición de no tener ejército y de rechazar la vía armada para resolver conflictos.

Luego están Cuba, Venezuela y Nicaragua, que se han declarado a favor de Putin. En el caso de Cuba, por sus relaciones históricas desde los tiempos de la URSS y Venezuela, por la venta de armamento y el apoyo técnico ruso con ejercicios militares a sus Fuerzas Armadas venezolanas, pero también por sus relaciones comerciales. También recordemos que una semana antes de la invasión, el viceprimer ministro ruso, Yuri Borízov, hizo gira por estos tres países y se reunió con Díaz-Canel, Maduro y Ortega.

Por su parte, Perú, Ecuador, Honduras, México, Uruguay, Panamá, Bolivia y Argentina llamaron al cese de hostilidades y al diálogo entre las partes. México continuó con su histórica posición neutral y criticó las sanciones a Rusia, incluso enfrentándose a las presiones de Estados Unidos, su vecino y principal socio comercial.

Por otra parte, también se evidencia que la estrategia de Putin en el subcontinente van más allá de lo ideológico ya que Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, en un principio se declaró neutral en el conflicto, pero ante las declaraciones de rechazo de su vicepresidente y de su representante en la ONU, tuvo que moderar su posición. Recordemos que Bolsonaro se ha acercado bastante a Putin en los últimos meses, y le ha dispensado toda clase de elogios públicamente. Otra actitud inusual ha sido la de Alberto Fernández, presidente de Argentina, quien a pocos días de la invasión realizó un viaje a Moscú a reunirse con Putin y estrechar lazos de cooperación entre ambas naciones sobre todo para agradecerle la venta de vacunas Sputnik V a inicios de la pandemia. El encuentro entre Fernández y Putin no pareciera ser una desafortunada coincidencia ni un error de cálculo, ya que las fuentes informan que Fernández deliberadamente desoyó las advertencias de Estados Unidos de que Putin ya tenía tropas preparadas en la frontera con Ucrania y, aún así, acudió al encuentro.

El 25 de febrero, un día después de la invasión, la Organización de Estados Americanos redactó una declaración conjunta, y países como Uruguay, Jamaica, Argentina y Brasil, no la suscribieron. Uruguay luego se defendió sacando un comunicado desde su cancillería en donde explicaban que ya en su intervención en la Asamblea de Naciones Unidas del 23 de febrero, habían dejado claro su rechazo frente a las amenazas de Rusia hacia Ucrania, pero después de una fuerte presión mediática, el presidente Lacalle Pou pidió revisar el voto en la OEA para luego adherirse a la declaración e incluso, en otro gesto importante, retiró la señal de RT de Uruguay.

Durante la Asamblea General de la ONU del 2 de marzo, en la que se discutió una resolución que insta a Rusia a detener su ataque a Ucrania, solamente Venezuela criticó la resolución, pero no se le permitió votar por no estar al día con sus pagos. Bolivia, Cuba, El Salvador y Nicaragua se abstuvieron. Sobre esto, también ha sorprendido la posición de El Salvador y varios analistas refieren que se debe al enfriamiento de las relaciones entre Nayib Bukele y Washington, y el interés de Bukele en que los oligarcas rusos sancionados por Occidente, inviertan en los bonos de deuda en bitcoin, que el gobierno salvadoreño está próximo a emitir.

Tal parece que la estrategia de Putin de cooperación técnica-militar, venta de armamento, relaciones comerciales, diplomacia de vacunas y corresponsalías de agencias de noticias rusas, ha rendido frutos en la región.

Rusia y Ucrania dividen a América Latina
113
Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
04 Mar 2022

Tal parece que la estrategia de Putin de cooperación técnica-militar, venta de armamento, relaciones comerciales, diplomacia de vacunas y corresponsalías de agencias de noticias rusas, ha rendido frutos en la región.

 

Contrario a otros momentos de la historia latinoamericana en el siglo pasado, a la hora de fijar posición en torno a los conflictos entre las potencias de Europa y Estados Unidos, América Latina nunca había estado tan fragmentada como ahora. A través de los años, las posturas de la mayoría de los países de la región casi siempre se habían cohesionado en torno a la posición de los Estados Unidos, en un principio, apelando a la vieja Doctrina Monroe y luego, ya en un bloque agrupado, a partir de la creación de la OEA. Tal vez con la sola excepción de México, cuya neutralidad ante conflictos externos es histórica, y luego Cuba, a partir de la revolución del 59.

2022 pareciera haber roto esa unidad histórica y está comenzando a emerger un panorama heterogéneo de actitudes diversas, e incluso ambivalentes, en relación a la invasión de Vladimir Putin a Ucrania, el pasado 24 de febrero.

A vuelapluma, podemos caracterizar las posturas de los gobiernos latinoamericanos en tres grandes grupos y algunos outliers:

Las manifestaciones de condena tajante a la invasión rusa por parte de los gobiernos de Chile, Paraguay, Guatemala, Colombia y Costa Rica. En el caso de Colombia, por ser cercano a la OTAN y uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región, y Costa Rica, por su histórica tradición de no tener ejército y de rechazar la vía armada para resolver conflictos.

Luego están Cuba, Venezuela y Nicaragua, que se han declarado a favor de Putin. En el caso de Cuba, por sus relaciones históricas desde los tiempos de la URSS y Venezuela, por la venta de armamento y el apoyo técnico ruso con ejercicios militares a sus Fuerzas Armadas venezolanas, pero también por sus relaciones comerciales. También recordemos que una semana antes de la invasión, el viceprimer ministro ruso, Yuri Borízov, hizo gira por estos tres países y se reunió con Díaz-Canel, Maduro y Ortega.

Por su parte, Perú, Ecuador, Honduras, México, Uruguay, Panamá, Bolivia y Argentina llamaron al cese de hostilidades y al diálogo entre las partes. México continuó con su histórica posición neutral y criticó las sanciones a Rusia, incluso enfrentándose a las presiones de Estados Unidos, su vecino y principal socio comercial.

Por otra parte, también se evidencia que la estrategia de Putin en el subcontinente van más allá de lo ideológico ya que Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, en un principio se declaró neutral en el conflicto, pero ante las declaraciones de rechazo de su vicepresidente y de su representante en la ONU, tuvo que moderar su posición. Recordemos que Bolsonaro se ha acercado bastante a Putin en los últimos meses, y le ha dispensado toda clase de elogios públicamente. Otra actitud inusual ha sido la de Alberto Fernández, presidente de Argentina, quien a pocos días de la invasión realizó un viaje a Moscú a reunirse con Putin y estrechar lazos de cooperación entre ambas naciones sobre todo para agradecerle la venta de vacunas Sputnik V a inicios de la pandemia. El encuentro entre Fernández y Putin no pareciera ser una desafortunada coincidencia ni un error de cálculo, ya que las fuentes informan que Fernández deliberadamente desoyó las advertencias de Estados Unidos de que Putin ya tenía tropas preparadas en la frontera con Ucrania y, aún así, acudió al encuentro.

El 25 de febrero, un día después de la invasión, la Organización de Estados Americanos redactó una declaración conjunta, y países como Uruguay, Jamaica, Argentina y Brasil, no la suscribieron. Uruguay luego se defendió sacando un comunicado desde su cancillería en donde explicaban que ya en su intervención en la Asamblea de Naciones Unidas del 23 de febrero, habían dejado claro su rechazo frente a las amenazas de Rusia hacia Ucrania, pero después de una fuerte presión mediática, el presidente Lacalle Pou pidió revisar el voto en la OEA para luego adherirse a la declaración e incluso, en otro gesto importante, retiró la señal de RT de Uruguay.

Durante la Asamblea General de la ONU del 2 de marzo, en la que se discutió una resolución que insta a Rusia a detener su ataque a Ucrania, solamente Venezuela criticó la resolución, pero no se le permitió votar por no estar al día con sus pagos. Bolivia, Cuba, El Salvador y Nicaragua se abstuvieron. Sobre esto, también ha sorprendido la posición de El Salvador y varios analistas refieren que se debe al enfriamiento de las relaciones entre Nayib Bukele y Washington, y el interés de Bukele en que los oligarcas rusos sancionados por Occidente, inviertan en los bonos de deuda en bitcoin, que el gobierno salvadoreño está próximo a emitir.

Tal parece que la estrategia de Putin de cooperación técnica-militar, venta de armamento, relaciones comerciales, diplomacia de vacunas y corresponsalías de agencias de noticias rusas, ha rendido frutos en la región.

Elites, economic power and political power (Part 1)
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Director del Área Política de Fundación Libertad y Desarrollo. Licenciado en Ciencia Política, catedrático y analista político en el programa Sin Filtro de Guatevisión.
01 Mar 2022

La receta es sencilla: aportar recursos a una campaña política, constituye el ticket para acceder a la repartición de negocios, licencias, contratos, sueldos, puntos, etc.

 

Durante la última década del siglo XX, Sussane Jones y Rachel McLeary publicaron investigaciones histórico-políticas sobre la génesis de la democracia guatemalteca, el rol de los actores políticamente relevantes del momento, y las dinámicas de poder real existentes en el país.

Tanto Jones como McLeary dedicaron extensos apartados a ofrecer interpretaciones sobre la relación entre las élites económicas guatemaltecas, el poder político (Partidos Políticos, Ejército) y la naciente sociedad civil, en el contexto de la primera década democrática. Guardando las distancias, ambas concluían que existía una evidente ascendencia de las élites sobre los diferentes espacios del poder. La relación simbiótica entre medios y élites, la concentración del financiamiento partidario en unas pocas chequeras privadas, junto al poder de veto de la patronal respecto a legislación y políticas públicas, constituían las pruebas más evidentes de dicho supuesto.

Sin embargo, con la llegada del FRG, esta dinámica empezó a cambiar. Lentamente. El perfeccionamiento del sistema patrimonialista (que institucionaliza la corrupción y el tráfico de influencias) generó un ciclo autosostenible de financiamiento electoral – corrupción. La receta es sencilla: aportar recursos (financieros u horas-hombre) a una campaña política, constituye el ticket para acceder a la repartición de negocios, licencias, contratos, sueldos, puntos, etc.

En estos quince años, el patrimonialismo de Estado ha provocado: 1) el surgimiento de una élite emergente vinculada a la proveeduría del Estado (siendo Gustavo Alejos un ejemplo paradigmático); y 2) mayor autonomía de los políticos respecto del poder económico tradicional, dado que los partidos aprendieron que era más eficiente -y menos laborioso- financiar campañas con dinero de dudosa procedencia, que “pasar el sombrero entre los muchachos”. Los primeros aspiran a más negocios o impunidad; los segundos piden leyes, reglamentos, políticas, ministros, directores, etc.

Esa dinámica provocó que, a partir de 2008, la relación de las élites sobre el sistema ya no fuese de completa ascendencia, sino más una especie de primus inter pares. Al final, valores subjetivos como la legitimidad discursiva, el organicismo, el tradicionalismo, la ascendencia social, la capacidad de organización institucional o la misma hegemonía socio-cultural se convirtieron en las herramientas de poder blando que permitían compensar la pérdida del monopolio sobre el poder económico.

Para muestra, a lo interno de los proyectos políticos de la UNE, Partido Patriota, FCN-Nación y VAMOS, la participación de las élites ha sido cada vez menos protagónica. Incluso, en ciertos momentos, ha resultado evidente que son meros agregados tangenciales o aliados coyunturales de proyectos que verdaderamente responden a los intereses de alguien más.

Antes de 2017, había conciencia sobre la importancia de salvaguardar algunas de las herramientas de poder blando, como la legitimidad discursiva. De ahí que todavía había pronunciamientos sobre transparencia y corrupción, la decadencia del sistema de justicia o la disfuncionalidad del aparato estatal. Eso sí, en más de alguna ocasión tuvieron que pedir permiso al entonces Presidente de la República antes de publicar (en una clara muestra sobre las verdaderas dimensiones de la ascendencia de poder, allende 2014). Continuará…