12 de octubre: entre la hispanofilia y la guerrilla posmoderna indigenista

12 de octubre: entre la hispanofilia y la guerrilla posmoderna indigenista
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Directora del área de Estudios Latinoamericanos de la Fundación Libertad y Desarrollo. Es licenciada en Historia egresada de la Universidad Central de Venezuela.
12 Oct 2022

Estas posturas radicales falsean la historia y buscan hacer encajar los hechos por la fuerza a las miradas presentistas del momento.

 

El tema del 12 de octubre se vuelve cada vez más espinoso de analizar para los historiadores, probablemente porque es una fecha que, en los últimos años, se ha salido de los linderos de la historia y ha entrado al terreno de la política y de la ideología, atravesando a todo el continente americano y también a España.

Mientras que del otro lado del Atlántico, la fecha es un festejo de ribetes nacionalistas y de reafirmación de la identidad hispana como imperio civilizador e instrumento de unidad nacional; de este lado vemos discursos por parte de jefes de Estado y grupos indigenistas que derriban estatuas de los conquistadores y alegan que aquello se trató de un genocidio. Ambos extremos se declaran como enemigos del otro, lo que dificulta el diálogo entre las partes y el entendimiento de nuestro pasado histórico común.

Todos recordamos hace un par de años cuando el presidente de México, declaró que el rey de España y el Papa tenían que “pedir disculpas” por la conquista de los pueblos originarios americanos. Y también, en respuesta a AMLO, las declaraciones de la alcaldesa de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, afirmando que “el indigenismo es el nuevo comunismo”. Si bien ambas posiciones se hallan en las antípodas de la otra, parecieran ser realmente dos gemelos especulares, dos reacciones extremas del mismo discurso refractario frente al hecho incontrovertible que representa la conquista de América. La constatación es que, en efecto, el tema del 12 de octubre dejó de ser un debate académico para pasar a tener un uso político al servicio de todo tipo de agendas ideológicas nacionalistas e identitarias.

De forma preocupante, la caricaturización del 12 de octubre y la conquista de América ha dejado de ser patrimonio exclusivo de los políticos, pues también la academia se ha salido del carril de la objetividad y del abordaje serio y riguroso del objeto de estudio. De hecho, muchas veces los intelectuales/activistas, en lugar de aplacar estas furias nacionalistas e identitarias, parecieran más bien echarle más leña al fuego de los extremos políticos.

Por un lado, hay una corriente de hispanofílicos[1] e hispanomaníacos[2] y toda suerte de propagandistas (de ningún modo hispanistas, una corriente académica de larga data y gran prestigio) que buscan re-semantizar conceptos como “conquista” y “colonia”, pues afirman que fueron implantados en la historiografía oficial con el fin de perpetuar la "Leyenda Negra". De tal suerte, argumentan que el 12 de octubre de 1492 no comenzó una "conquista", sino una "asimilación", ni tampoco los territorios de la América española fueron "colonias", sino que se trataban de una "extensión de los dominios de la Corona". A pesar de la jergonza que se busca imponer, la verdad es que los reyes, virreyes y gobernadores, e incluso, los propios cronistas de las Indias usaban esos términos (hoy casi vetados) al calor de los propios hechos, para describir y relatar lo que sucedía en el Nuevo Mundo. 

Igualmente sucede del lado de sus contrapartes, pues los indigenistas post-coloniales y decoloniales también tienen problemas con la terminología que se ha utilizado en la historiografía tradicional sobre el tema, ya que aducen que muchos términos no encajan con su propuesta desde la teoría crítica frente a la "modernidad eurocéntrica y europeizante" implantada por los imperialismos.

Ambas posiciones hispanofílicas e indigenistas, por cierto, tienen en común su animadversión (y muchas veces odio rotundo) al criollo pues los ven como los artífices del fracaso de los proyectos nacionales republicanos desde el siglo XIX hasta el presente. También tienen en común la añoranza a un pasado idílico perdido que es necesario “restaurar”, bien sea que se trate del viejo Imperio Español o de los extintos imperios prehispánicos.

En lugar de profundizar en el entendimiento de nuestra conformación histórica como hispanoamericanos (no como europeos ni indígenas), estas posturas radicales falsean la historia y buscan hacer encajar los hechos por la fuerza a las miradas presentistas[3] del momento.

Dirá el celebérrimo escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, a modo de zanjar la estéril discusión entre las viejas leyenda negra y leyenda dorada: «Ambas leyendas son, por descontado, falsas. Lo que pasó en América es bastante más complejo que una leyenda negra o que una leyenda dorada, es la complejidad del alma humana y de los hechos».

 

 

 

 

 

 

[1] Más allá del «Hispanismo», que es una corriente intelectual y académica interesada en el estudio de la cultura española; la hispanofilia es más bien la admiración, propagandística y justificadora, de lo español en su vertiente más nacionalista.

[2] La Hispanomanía es el relato, usualmente de los extranjeros curiosos y fascinados con la cultura española, que perpetúa estereotipos y tópicos sobre España.

[3] El presentismo es un vicio historiográfico que plantea juzgar el pasado bajo la óptica y los valores del presente sin tomar en cuenta el contexto y el momento del fenómeno histórico que se estudia.