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Cuando la libertad triunfa, la mentira hace el ridículo

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Programa

En el programa de esta semana, analizamos el avance de las reformas en Argentina.

 

Dionisio Gutiérrez inició recordando el despertar de Argentina tras sufrir saqueos, burlas y caudillos populistas de izquierda. Así como a quienes decían que “la libertad mata”, pero a quienes los hechos les demuestra lo contrario: “Cuando la inflación baja, el déficit fiscal se reduce, se respeta la propiedad y se promueve la inversión, la economía crece y la pobreza retrocede. Este año, la economía argentina crecerá un 5.5 %. ¿Cómo se ha logrado? Con libertad, con orden, con responsabilidad”.

También mencionó las lecciones que ha dado Argentina: Ha demostrado, con paciencia y coraje, que la disciplina fiscal no es crueldad, sino justicia intergeneracional. Que el empleo no se crea con leyes que espantan al emprendedor, sino con condiciones estables para producir. Que la moneda no se defiende con discursos, sino con responsabilidad y confianza, y que un país no se reconstruye con subsidios, sino con ciudadanos libres”.

Para finalizar, Gutiérrez afirmó que “este será el golpe más certero y civilizado contra las dictaduras democráticas del siglo XXI”. Así como también será una verdad que dejará “al populismo sin pretexto y al socialismo sin disfraz”. 

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Ricardo Rojas, doctor en historia económica, abogado y escritor, y a Constanza Mazzina, doctora en Ciencia Política, sobre el impacto del despertar argentino en la política regional. 

Rojas expresó que el presidente Javier Milei ha logrado avances en Argentina, principalmente, a través del cambio en el manejo de la economía: “Niveló el presupuesto, el Gobierno no gasta lo que no ha recaudado, no hay endeudamiento, no hay emisión monetaria. Y eso lo han notado los inversores”. Además, mencionó que otros avances importantes han sido “la eliminación de organismos innecesarios y la disminución en el gasto del presupuesto. La reestructuración del Estado en sí”. Sin embargo, aseguró que aún falta inversión de capital, “fundamentalmente de capital extranjero”. A su juicio, el éxito del plan de Milei dependerá de las inversiones a futuro. 

Por otro lado, aseguró que el cambio ha implicado pasar de un esquema colectivista y populista a uno basado “en el trabajo individual, en la producción y en el esfuerzo”. Para asegurar que estos cambios perduren en el tiempo, Rojas considera necesaria modificar legislaciones. No obstante, señaló el reto que esto representa para el presidente, pues “no tiene posibilidad de manejar ninguna de las dos cámaras del Congreso”. 

Por su parte, Mazzina expresó que la izquierda populista reacciona con hostilidad al éxito liberal en Argentina por su carácter reaccionario y porque “quieren seguir disfrutando de sus privilegios”. Añadió que Argentina era un país próspero que crecía a partir de 1853 hasta la primera del siglo XX, pero que empezó a quebrarse a partir de los años 30 y 40 por la mezcla de nacionalismo y la visión de producción exclusivamente interna. Añadió que, con el Gobierno actual, Argentina logró “sacar el peronismo”. 

Por otro lado, expresó que existe un cambio de percepción en los argentinos respecto al populismo: “Hay un cambio de percepción, sobre todo en los jóvenes que vivieron toda su vida con gobiernos kirchneristas”, y se han dado cuenta de los privilegios de la casta política. 

En cuanto a los riesgos que enfrenta el Gobierno de Milei, como modelo liberal, en un continente populista, Mazzina indicó que hay varios. Sin embargo, considera que el más grande es interno: “Somos un país federal con 24 jurisdicciones, donde la mayoría de estos gobernadores siguen gastando y presionando políticamente, sobre todo a través del Congreso, con aumentar el gasto público”.

Para finalizar, indicó que es importante asegurar que el cambio y avance que se ha tenido en Argentina perdure en el tiempo, especialmente por ser un Gobierno que, “en términos de ideología y de la defensa de los valores de la libertad, está bastante solo a nivel regional”. 

 

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El poder sin límites es tiranía

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Programa

En el programa de esta semana, analizamos el declive democrático en México y Colombia.

 

Dionisio Gutiérrez inició señalando la preocupante realidad que viven México y Colombia en términos democráticos, de violencia y justicia, y cómo sus gobiernos “convierten la Constitución en papel flexible, útil solo para envolver los caprichos del poder”. 

Sobre el caso específico de México, mencionó la deformación del sistema de justicia: “Se eligen jueces no por su mérito, sino por su obediencia. Magistrados que ya no imparten justicia, sino ideología. Lo que antes se llamaba división de poderes, hoy es jerarquía sumisa bajo el imperio del credo populista”.

También alertó sobre cómo el Gobierno ha desconfigurado el poder y la Constitución: “Ya no protege al ciudadano del poder, sino al poder del ciudadano. El texto fundamental ha sido violado sin violencia y disfrazado de reformas que son mentira”. Además, advirtió de la posibilidad de una reforma electoral en México. 

En cuanto a Colombia, Gutiérrez tildó al Gobierno de Gustavo Petro de seguir los pasos del caudillo moderno: “Desprecio a la ley, amor al decreto y pactos tácitos con lo más oscuro de la historia nacional. El narcotráfico y la guerrilla son socios del proyecto. La corrupción se viste de justicia social y el populismo se pinta de redención histórica”.

Añadió que se ha instalado un gobierno en donde “la voluntad de un presidente sustituye la voluntad general” y piensa que “gobernar es mandar, no servir” a través de la idea perversa de que el poder popular “autoriza cualquier arbitrariedad”. 

De la mano, señaló que el crimen organizado también forma parte de la mesa, y que el “Estado se ha hecho instrumento de una facción”. 

Para finalizar, Gutiérrez hizo un llamado a los mexicanos y colombianos: “La democracia y la libertad se defienden con acciones, con votos, vigilancia y coraje. Es tiempo de recordar que el poder sin límite es tiranía, y que la Constitución, sin ciudadanos que la exijan, es papel mojado”.

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Daniel Raisbeck, analista político y escritor, y a Stephanie Henaro, internacionalista con maestría en geopolítica, sobre el estado delicado de la democracia en Colombia y México, respectivamente.

Raisbeck inició recordando que Petro “es un fiel seguidor de Chávez”, e incluso le asesoró cuando estuvo en el poder en Venezuela. Sin embargo, señaló que, para bien, Petro no cuenta con la misma fuerza que Chávez: “Actualmente, cuenta con alrededor de 30 % de aprobación, lo cual es bajo”.  Sumado a esto, mencionó que las reformas que el presidente propuso en este último año de gobierno no han prosperado. No obstante, destacó que esto no significa que Colombia no está en peligro.

En su opinión, los colombianos sí están conscientes de la agenda chavista que hay en su país, lo cual explicaría el 60–65 % de rechazo hacia el Gobierno, y que muchos que votaron a Petro se arrepienten. Añadió que es, precisamente, “el desespero por esa debilidad lo que lo hace muy peligroso”. Por ejemplo, mencionó que el atentado contra el presidenciable Miguel Uribe “ha sido un golpe fuertísimo para todo el ámbito político”, y que Colombia ha retrocedido a un ambiente similar “a los peores momentos del país”. 

Sobre la consulta popular que promueve Petro, Raisbeck mencionó que fue una amenaza como respuesta al rechazo del Congreso a la reforma laboral que presentó: “Lamentablemente, congresistas de supuesta oposición cayeron en la trampa y terminaron aprobando la reforma para evitar esa consulta sin validez electoral ni jurídica”. Además, señaló que lo último que ha dicho es que incluirá una papeleta en las próximas elecciones para buscar apoyo “a una Constitución que nadie quiere”. 

Por otro lado, expresó que, sin duda alguna, Petro ha utilizado el proceso de paz para beneficiar a grupos guerrilleros afines y debilitar a adversarios políticos, llevando a una crisis de seguridad en Colombia. También recordó que “Petro está del lado de las FARC ideológicamente”, y que su gobierno no combate contra los mayores grupos narcotraficantes del país. 

Por su parte, Henaro indicó que las elecciones de jueces en México son un espectáculo y que, lastimosamente, muchos no se dan cuenta de la farsa electoral que impuso Morena: “Están envueltos en la narrativa del Gobierno que dicen que por votar por los jueces es más democrático, pero la mayoría no votó y fue un proceso muy complicado”. 

Por otro lado, resaltó que, si bien era necesario reformar la justicia en México, la misma va en retroceso con la nueva reforma: “Ahora la justicia va a correr la misma suerte que nuestra democracia; donde los narcotraficantes imponen candidatos y matan a los que les estorban”. Henaro añadió que, a su parecer, México está atrapado en un sistema populista y autoritario, pero que es una tendencia que, lamentablemente, se ve alrededor del mundo. 

Para finalizar, expresó que México está regresando a la dictadura perfecta: “Estamos regresando a los tiempos donde el PRI tenía la dictadura perfecta, el sistema hegemónico. El hecho de que hayamos cambiado de rostro en la presidencia no quiere decir que hayamos cambiado de régimen”.

 

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Iberoamérica está en peligro, pero no está perdida

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Programa

En el programa de esta semana, analizamos la creciente deriva populista y las ideas expuestas en el nuevo libro de Iván Espinosa de los Monteros, España tiene solución.

 

Dionisio Gutiérrez inició con una advertencia urgente sobre el rumbo que toman varios países de la región: “México, Colombia y Bolivia viven bajo la bota de dictaduras criminales. Hoy están en peligro, gobernadas por capitostes arrogantes que se creen dueños de nuestras vidas”.

Gutiérrez denunció que la izquierda iberoamericana ha tenido éxito en algo más peligroso: infiltrarse: “Ha ocupado el lenguaje, ha colonizado los medios, ha reducido la educación a un catecismo ideológico y ha hecho de la dependencia estatal un modelo de control emocional”.

Además, denunció el abandono del mérito y el castigo al éxito en nombre de la igualdad. “Se ha penalizado el éxito como si fuera delito y ha suplantado el deber cívico por el victimismo. Mientras tanto, el ciudadano que madruga, paga impuestos y mantiene en pie la economía ha sido tratado como sospechoso”.

A pesar de esta realidad, Gutiérrez recordó que la esperanza no está en los discursos vacíos ni en las promesas de los populistas, sino en esos ciudadanos silenciosos: “La solución no vendrá de las manos sucias de quienes han secuestrado las instituciones”. La solución vendrá en la renovación de los principios básicos: “libertad, esfuerzo, propiedad, ley y respeto”. 

Advirtió que la región no sufre por falta de recursos ni de talento, sino por resignación y una mediocridad institucionalizada: “Nos dicen que esto no tiene arreglo, que estamos condenados al desgaste, al enfrentamiento, al clientelismo, pero eso no es verdad. Lo que ocurre es que quienes viven del populismo autoritario no quieren que Iberoamérica despierte”.

Gutiérrez concluyó afirmando: “Cuando las élites fallan, los países se descomponen; y cuando los cuerdos callan, los necios gobiernan. (...) Los países no se salvan solo con buenas leyes, sino con ciudadanos que las entiendan, las respeten y las vivan para cumplir sus deberes y para hacer valer sus derechos”.

Posteriormente, Gutiérrez entrevistó a Iván Espinosa de los Monteros, líder iberoamericano, sobre su libro: España tiene solución.

Gutiérrez señaló que la obra hace un diagnóstico de España —cultural y económico—, donde denuncia la institucionalización de la izquierda y su intervención en el sistema democrático, debilitando su credibilidad. Asimismo, denuncia la derrota intelectual y moral de la derecha, al mismo tiempo que ofrece una hoja de ruta para restaurar la independencia institucional.

 

Espinosa de los Monteros indicó que España atraviesa un problema institucional muy grave: “Tenemos presidentes, especialmente desde la izquierda, que están minando la credibilidad de la democracia, el prestigio del gobierno”. Así como también un problema económico: “España lleva casi 17 años sin crecimiento económico si lo dividimos por el PIB per cápita”.

 

Para rescatar el rumbo de España, Espinosa de los Monteros expresó que, primero, se debe tomar conciencia de lo que ha pasado: “Cómo un país que iba en crecimiento es capaz de caminar por una senda de pobreza, de reducción de riqueza y de calidad democrática”. Añadió que la respuesta a esta situación son los gobiernos de izquierda y los gobiernos de derecha que “no regeneran cuando les toca gobernar”.

 

Por otro lado, mencionó que, en una cultura que ha hecho creer que está mal generar riqueza y trabajos, es necesario reconocer a aquellos que generan dinámicas empresariales y económicas, pues son quienes hacen “que un país se enriquezca”. En cambio, si se decide seguir por el camino de cancelarles, de elevar las barreras al comercio, “vamos a acabar con la actividad económica de un país”.

 

Sobre la derrota intelectual y moral de la derecha, Espinosa de los Monteros expresó que, tras la caída del muro de Berlín, la superioridad del modelo económico de mercado quedó demostrada. Sin embargo, también se asumió que la derecha había ganado la batalla cultural: “Y renuncia a seguir explicando, comunicando por qué sus virtudes son mayores a las del otro sistema”. Añadió que, ante esta “derrota”, la izquierda se reconstruyó “con nuevos formatos, nuevas palabras, marcos mentales y vuelve a recuperar posiciones a finales de los noventa en todo Occidente”.

 

También se comentó sobre las similitudes populistas entre España y América Latina, y el futuro que les espera a ambas: “Yo creo que el péndulo está cambiando, y hacia el otro lado. Creo que sí vamos a conseguir detener y revertir. Es importante no solo detener esta deriva, sino cambiar. Que los nuevos gobiernos no se contenten con haber expulsado al anterior, que asegure que nunca más pueda pasar esto”.

Además, expresó esperanza en el futuro de Iberoamérica, indicando que debemos fijar metas “aspiracionales, pero realistas. Metas a las que podamos, como nación, aspirar en conjunto”.

Para finalizar, Iván Espinosa de los Monteros anunció la creación de un centro de pensamiento, un think tank, donde participarán miembros destacados y competentes de la sociedad civil con “ideas muy buenas y experiencia sólida para proponer cambios, reformas que se puedan poner en práctica en un gobierno un poco ambicioso y que tenga aspiraciones y deseos de proponer soluciones concretas”.

 

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La vieja relatora de lecciones que nadie quiere escuchar

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Dionisio Gutiérrez

 

A lo largo de la historia, esa vieja relatora de elecciones que nadie quiere escuchar, se confirma que todo imperio que se creyó eterno acabó, tarde o temprano, enterrado bajo su propio peso. Los ejemplos abundan: el Imperio romano murió más por exceso de ego que por falta de espada; el español conoció glorias y conquistas que aún retumban en las piedras de los siglos, pero se hicieron insostenibles.

El Imperio británico acabó desangrado por dos guerras mundiales y el precio de gobernar más por intereses que con justicia. Y el soviético, monumento al control total, cayó por el agotamiento moral y económico de un sistema que prometía igualdad mientras repartía miseria. Cuando la verdad pública se hizo obvia, pues el muro no resistió. 

¿Qué decir del presente?

Vivimos en un mundo donde algunos, con traje moderno y sonrisa de algoritmo, aún creen que pueden imponer reglas, extender su influencia sin resistencia y dominar el tablero sin consecuencias. Pero la historia no es tonta. La soberbia imperial de antes y de ahora lleva en sí misma el germen de su propia destrucción: todo imperio que no corrige, que no duda, que no es capaz de renovarse desde dentro, está condenado.

La historia no perdona a los arrogantes, pues los retrata con claridad y los entierra con precisión. No es pesimismo, es realismo con siglos de respaldo. Cuando los poderosos se creen infalibles, cuando confunden fuerza con derecho, cuando dejan de hacerse preguntas, el principio del fin ya ha comenzado. Y aunque la caída no siempre es rápida, es siempre inevitable. Y cuando llegue porque llegará—, la historia hará lo que siempre ha hecho: pasará la página, sacudirá el polvo y volverá a empezar con otros nombres, otras banderas y, ojalá, con menos soberbia. 

Parece ser que seremos testigos de la caída del siguiente imperio. El drama es que hoy, como otras veces en la historia, son la democracia y la libertad de Occidente las que están en juego.

Más allá o más acá del juego de tronos de los imperios, está nuestra América Latina, padeciendo el peor de los subdesarrollos: el subdesarrollo político; causa principal de que nuestra economía sea insuficiente, al mismo tiempo que la frustración y la pobreza aumentan. Este escenario de vergüenza nos dibuja como una región rica en recursos naturales, pero llena de gente pobre, a causa de que la política no funciona. Y, por eso, somos también un territorio en disputa entre otros que quieren imponer nuestro destino. 

En nuestra región, la democracia como sistema está quedando acorralada, no con fusiles, sino con votos —donde todavía se puede votar. La desgracia populista y autoritaria no está llegando en forma de golpe de Estado, sino de gobierno electo.

El nuevo tirano no entra al palacio derribando puertas, sino ganando elecciones. Y una vez adentro, se quita la máscara. Todo comienza con discursos sobre pueblo, justicia y patria, y luego resulta que los jueces estorban, los periodistas mienten, la oposición traiciona y la libertad divide. Y así, lo que era una democracia imperfecta se convierte en una ficción autoritaria, disfrazada de proceso popular.

Pero ¿cómo advertir al ciudadano que cree que esto no va con él? La libertad no desaparece de golpe, se disuelve. No hay un derecho o un decreto que diga: “hoy ya no eres libre”. Lo que hay es una serie de excusas, mandatos y campañas de desprestigio que vacían el significado de la palabra “democracia”. 

Se empieza con el control de los medios, sigue la reforma a la justicia, luego se persigue a la oposición, se manipulan elecciones, se envenena el lenguaje y, cuando el ciudadano quiere reaccionar, ya es tarde. La tiranía se ha instalado, y lo hace con traje, sonrisa y mayoría parlamentaria. 

El autoritarismo moderno no grita, administra: administra el miedo, la mentira, el relato único. Y si alguien se atreve a discrepar, se le cancela, se le expulsa o se le silencia bajo la acusación de ser enemigo del pueblo. 

El nuevo totalitarismo no necesita tanques. Le basta con algoritmos, aplausos y reformas constitucionales. Y lo más trágico es que, muchas veces, lo hace con el consentimiento de los ciudadanos que, hastiados, resignados o confundidos, creen en la mentira populista y votan por su propia servidumbre. 

¿Qué hacer entonces? Primero, despertar: nadie está a salvo. Segundo, reconocer que libertad no es solo decir lo que uno quiere, es permitir que el otro diga lo que no queremos oír. Y tercero, actuar: organizarse, vigilar al poder como se vigila al fuego, porque cuando el poder se siente impune deja de gobernar y empieza a mandar. 

La historia nos enseña que las democracias mueren cuando los ciudadanos bajan la guardia y se acostumbran al abuso. Por eso, ciudadanos libres: si alguien les promete orden absoluto, unidad sin debate y prosperidad sin esfuerzo, desconfíen. Su libertad está en peligro. 

La libertad y la democracia no mueren de un golpe, sino de una rendición lenta y tolerada. Y si hoy tiemblan sus cimientos, no es solo por culpa del populismo autoritario que grita y avanza, ni de los criminales que se organizan y de las redes que manipulan. Es, sobre todo, porque las élites, las llamadas a custodiar el orden civilizado, han abdicado de su deber.

La élite económica ha preferido el dividendo inmediato al destino común. Se ha vuelto ciega ante el subdesarrollo político, muda ante la injusticia, sorda al clamor del ciudadano común. La intelectual, que debiera ser conciencia crítica del tiempo, se refugió en el lenguaje abstracto y la torre de marfil mientras el mundo se llena de ruido, miedo y dogmas. Una razón más por la que extrañaremos tanto a nuestro querido Mario Vargas Llosa.

La dimisión de las élites ha provocado que los pueblos caminen solos. Quienes debían guiar, guardaron sus espadas y cerraron sus libros. La democracia liberal y el libre mercado, únicas fuentes de desarrollo y bienestar, están abandonadas y a la deriva. Esto no es cuestión de optimismo —que es bueno para la salud— o de pesimismo. Es cuestión de datos. 

Estamos iniciando una jornada de tres días de discusión y reflexión. Hagamos el compromiso de sentar las bases para construir una propuesta de acción seria, profunda y de largo alcance. Alertemos a las élites sobre que, si no vuelven al ruedo, dejarán de serlo.

Tenemos una tarea formidable frente a nosotros en cada uno de estos eventos donde siempre nos reunimos más o menos los mismos, me hago la misma pregunta: ¿Si no somos nosotros, quién? ¿Y si no es ahora, cuándo? Amigos presidentes, quienes un día gobernaron con altura y dignidad, hoy no pueden callar, porque del que supo y sirvió se espera no silencio ni cálculo, sino ejemplo, palabra firme y presencia activa. Por eso, gracias por estar aquí una vez más. 

¿Y qué hacer entonces? Rescatar la política, volver a creer en la libertad y salir a defenderla. 

Muchas gracias y bienvenidos.

 

Ateneo de Madrid

21 de mayo de 2025

 

 

Homenaje a un gigante de la libertad

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El pasado 21 de mayo, en Madrid, se llevó a cabo el Foro del Grupo Libertad y Democracia, Fundación Internacional para la Libertad y la Fundación Libertad y Desarrollo, en el Ateneo de Madrid.

 

Dionisio Gutiérrez dio la bienvenida al evento con un discurso de reflexión sobre el estado de alerta de la libertad y la democracia en Iberoamérica.

Gutiérrez inició recordando que “vivimos en un mundo donde algunos, con traje moderno, creen que pueden imponer reglas, extender su influencia sin resistencia y dominar el tablero sin consecuencias”. Sin embargo, recordó que la historia demuestra que “el imperio —de antes y de ahora— lleva en sí mismo el germen de su propia destrucción: todo imperio que no corrige, que no duda, que no es capaz de renovarse desde dentro, está condenado”.

Por esta razón, cuando quienes mandan “confunden fuerza con derecho, se creen infalibles y dejan de hacerse preguntas, el principio del fin ha comenzado. Y aunque la caída no siempre sea rápida, es siempre inevitable”. Bajo este contexto, Gutiérrez planteó la posibilidad de estar ante la caída del siguiente imperio, donde la democracia y la libertad de Occidente están en juego.

Por otro lado, indicó que América Latina padece de subdesarrollo político y frustración: “Este escenario nos dibuja como una región rica en recursos naturales, pero llena de gente pobre, a causa de que la política no funciona. Por eso, somos también un territorio en disputa entre quienes quieren poner nuestro destino”. Además, alertó sobre el frágil estado de la democracia en la región, la cual está en peligro, no por fusiles, sino por votos: “La desgracia populista y autoritaria no está llegando en golpe de Estado, sino de gobierno electo. El nuevo tirano no entra al palacio tirando puertas, sino ganando elecciones. Y una vez adentro, se quita la máscara”.

Luego, Gutiérrez planteó la importancia de, como ciudadanos, estar alertas: “La libertad no desaparece de golpe, se disuelve. No hay un derecho o decreto que diga ‘hoy ya no eres libre’, sino una serie de mandatos y campañas de desprestigio que vacían el significado de la palabra democracia”. A través de esa manipulación, “se controlan los medios, se reforma la justicia, se persigue a la oposición y se manipulan elecciones”.

También subrayó lo alarmante de que, muchas veces, este nuevo autoritarismo se instala con el consentimiento ciudadano: “Hastiados, resignados o confundidos, creen en la mentira populista y votan por su propia servidumbre”.

Gutiérrez invitó a despertar: “Nadie está a salvo. Debemos reconocer que la libertad no es solo decir lo que uno quiere, es permitir que el otro diga lo que no queremos decir. Debemos actuar, organizarse, vigilar al poder”.

Para finalizar, reflexionó: “Ciudadanos libres, si alguien les promete orden absoluto, unidades sin debate y prosperidad sin esfuerzo, desconfíen: su libertad está en peligro”. También hizo un llamado a las élites económicas e intelectuales a guiar y apoyar la democracia liberal y el libre mercado. Ante este contexto, es imprescindible “rescatar la política, volver a creer en la libertad y salir a defenderla”, agregó.

Posteriormente, se llevó a cabo un homenaje póstumo a Mario Vargas Llosa (1936-2025), en el cual se presentó un libro escrito por expresidentes iberoamericanos dedicado a su persona. A continuación, compartimos un resumen del evento.

Álvaro Vargas Llosa, escritor y periodista, expresó su agradecimiento a los presidentes que escriben en recuerdo de su padre, pues "no debería ser un mérito respetar la institución de la presidencia que uno ejerce, debería ser una obviedad, no debería ser una excepción respetar las instituciones del Estado de derecho, debería formar parte del ejercicio natural del poder". Por tal razón, agradece a los presidentes que defienden la libertad que tanto promovió su padre.

Iván Duque, expresidente de Colombia, resaltó la capacidad de Vargas Llosa para "denunciar el abuso de poder y promover los ideales que abrazaba: la libertad y la democracia" en sus letras.

José María Aznar, expresidente del Gobierno de España, exaltó el orgullo por el deseo de Vargas Llosa de "defender y continuar la historia de España, la convivencia, la libertad y la democracia" en tiempos difíciles para el país.

Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno de España, recordó su transmisión de la idea de la defensa de la libertad: "Pensaba que tanto los populistas como nacionalistas eran los enemigos de la libertad".

Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica, indicó que el mejor homenaje que se le puede hacer es "aprender de su ideario político y usarlo como antídoto ante el tercermundismo, el fanatismo y la irracionalidad, y leer su obra para comprobar la didáctica política que hay ahí".

Mauricio Macri, expresidente de Argentina, recordó cómo Vargas Llosa "siempre decía lo correcto, lo que pensaba y ejercía su libertad", siendo un defensor incondicional de los valores de la libertad, y que ha inspirado a muchos.

Jamil Mahuad, expresidente de Ecuador, resaltó su franqueza y su habilidad para transformar mensajes.

Tuto Quiroga, expresidente de Bolivia, recordó que Vargas Llosa no se quedaba en la "cómoda posición de la neutralidad nunca".

Por último, María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, resaltó que su vida nos recuerda que "no puede haber coraje donde no hay amor y convicción. La valentía no es otra cosa que el amor que profesamos por algo, expresada activamente cuando el destino nos obliga a defenderlo".

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Un viaje al otro lado del alma

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Dionisio Gutiérrez

Hubo un tiempo no tan lejano en que muchos hombres y mujeres de España, empujados por la necesidad, la esperanza o la simple dignidad de querer otra vida, hicieron un acto de fe y coraje: cruzar el Atlántico en busca de un destino nuevo en América.

No eran conquistadores ni comerciantes. Eran panaderos, campesinos, sastres, maestros, soñadores. Llevaban consigo más silencios que certezas, más miedos que mapas. Pero llevaban también lo más valioso, una voluntad resuelta y el anhelo inquebrantable de libertad. Hacían, sin saberlo, una de las formas más puras de filosofía: la apuesta por vivir mejor.

La decisión de emigrar no fue fácil. Se dejaban atrás pueblos enteros, canciones, madres, amigos, relojes que ya nunca marcarían la misma hora. Pero en América, esa tierra que también estaba buscando quién ser, encontraron un espejo del porvenir. Y a pesar de las penas, la nostalgia o la pobreza inicial, levantaron casas, sembraron oficios, contaron cuentos, y dieron hijos a la tierra nueva.

Fueron, sin saberlo, constructores del alma iberoamericana; o como dirían dos grandes de España, locos hermosos que se tiraron a la aventura con una mano en el corazón y la otra en la maleta; hombres y mujeres que redefinieron su circunstancia, porque entendieron que la historia no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa.

Hoy, cuando tantos pueblos dudan de sí mismos, cuando las fronteras se endurecen y la desconfianza se instala, conviene recordar a aquellos que cruzaron océanos no para huir, sino para comenzar. Aquellos que apostaron la vida en la mayor jugada posible, la de construir futuro con sus propias manos.

No hay que idealizar la migración, pero sí honrar el coraje que la sostiene. Aquel coraje humilde, anónimo, que no sale en los libros o en las noticias, pero que funda países.

A ellos, nuestro recuerdo. A su legado nuestro agradecimiento. A su ejemplo nuestro compromiso. Porque su viaje no terminó en el puerto de llegada, sigue navegando en quienes aún se atreven a buscar vida con dignidad al otro lado del mar. Hoy, un siglo después y por razones que prefiero no recordar, de América a España.

Señoras y señores: vuelvo hoy, con ilusión, a esta tierra que mi abuelo dejó con los ojos llenos de lágrimas, el corazón lleno de dudas, y el alma llena de esperanza.

Era asturiano. Pobre, pero digno y valiente. Tenía 14 años y un par de angustias cuando embarcó rumbo a América en busca de una vida que en su tierra ya no le cabía. No se fue por ambición, ni por gloria. Se fue por necesidad. Por libertad. Por futuro.

No hablaba de política ni de historia. Pero sin saberlo, fue protagonista de una hazaña silenciosa, compartida por miles de españoles que, durante el siglo XX, cruzaron el Atlántico haciendo una jugada a la suerte, apostando lo único que tenían: su vida.

Mi abuelo no conquistó imperios, pero conquistó algo más difícil: la posibilidad de que sus hijos y sus nietos vivieran con dignidad. Sembró oficios, levantó una casa de adobe que un siglo después se convirtió en una empresa exitosa. Aprendió una nueva forma de vivir, se hizo respetar trabajando de sol a sol. Nunca olvidó su aldea. Pero supo amar también la tierra que lo recibió.

Perdí a mi padre a los 15 años y a mi abuelo a los 19, pero su ejemplo, su historia y su legado me acompañan cada día.
 

Por eso, al pararme hoy aquí, en la tierra que mi abuelo dejó atrás, no puedo evitar pensar que su viaje, que parecía despedida, era en realidad un círculo que se cierra conmigo. Y al cerrarse, nos dice algo.

Nos dice que la migración no es solo estadística o política. Es memoria. Es humanidad en movimiento. Es gente valiente que se lanza a lo desconocido para defender el derecho más simple y más grande: vivir mejor.

Hoy, en tiempos en que algunos levantan muros y siembran miedo, yo quiero recordar a esos hombres y mujeres como mis abuelos, sin papeles, pero con palabra. Sin títulos, pero con coraje. Sin certezas, pero con sueños.

Ellos construyeron puentes invisibles entre España y América. Y esos puentes, hoy más que nunca, debemos cruzarlos con ideas, con afecto y con proyectos compartidos. Porque nuestra historia común no solo está en los libros, está en nuestras familias, en nuestros acentos, en nuestras heridas… y en nuestras esperanzas.

Hoy, como nieto de emigrantes y como español nacido en Guatemala, doy las gracias a Asturias y a España. Y como iberoamericano, vengo a decir, tenemos una historia que honra y un futuro que merece ser imaginado, compartido y construido, juntos, en libertad.

 

 

Museo de la Emigración 

Colombres, Asturias 

23 de mayo de 2025

 

 

 

 

El final de una gran cumbre

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Dionisio Gutiérrez izó la bandera de Guatemala el pasado 23 de mayo en el Archivo de Indianos - Museo de la Emigración, ubicado en Colombres, como homenaje a la emigración española hacia América Latina durante el siglo pasado.

 

Dionisio Gutiérrez inició su discurso recordando la emigración en el siglo pasado desde España hacia América Latina: “Empujados por la necesidad, la esperanza o la simple dignidad de querer otra vida, hicieron un acto de fe y coraje: cruzar el Atlántico en busca de un destino nuevo. Llevaban consigo más silencios que certezas, más miedos que mapas. Pero llevaban también lo más valioso, una voluntad resuelta y el anhelo inquebrantable de libertad".

 

También reconoció el coraje de quienes emprendieron este viaje: “La decisión de emigrar no fue fácil. Se dejaban atrás pueblos enteros, canciones, madres, amigos, relojes que ya nunca marcarían la misma hora. Y a pesar de las penas, la nostalgia o la pobreza inicial, levantaron casas, sembraron oficios, contaron cuentos, y dieron hijos a la tierra nueva”.

 

Gutiérrez afirmó que fueron estos valientes quienes, sin saberlo, ayudaron a forjar el alma iberoamericana: “A ellos, nuestro recuerdo. A su legado nuestro agradecimiento. A su ejemplo nuestro compromiso. Porque su viaje no terminó en el puerto de llegada, sigue navegando en quienes aún se atreven a buscar vida con dignidad al otro lado del mar. Hoy, un siglo después y por razones que prefiero no recordar, de América a España”. 

 

Luego, rindió homenaje a su abuelo, quien a los 14 años partió de Asturias rumbo a América: “Era asturiano. Pobre, pero digno y valiente. Tenía 14 años y un par de angustias cuando embarcó rumbo a América en busca de una vida que en su tierra ya no le cabía. No se fue por ambición, ni por gloria. Se fue por necesidad. Por libertad. Por futuro”. 

 

Gutiérrez reflexionó sobre el simbolismo de estar en Colombres, cerrando un ciclo personal y familiar: “Al pararme aquí, no puedo evitar pensar que su viaje, que parecía despedida, era en realidad un círculo que se cierra conmigo. Y al cerrarse, nos dice algo. Nos dice que la migración no es solo estadística o política. Es memoria. Es humanidad en movimiento. Es gente valiente que se lanza a lo desconocido para defender el derecho más simple y más grande: vivir mejor”. 

 

Finalmente, instó a seguir construyendo puentes entre países: “Ellos construyeron puentes invisibles entre España y América. Y esos puentes, hoy más que nunca, debemos cruzarlos con ideas, con afecto y con proyectos compartidos. Hoy, como nieto de emigrantes y como español nacido en Guatemala, doy las gracias a Asturias y a España. Y como iberoamericano, vengo a decir: tenemos una historia que honra y un futuro que merece ser imaginado, compartido y construido, juntos, en libertad”.

 

Posteriormente, Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias, dirigió unas palabras al público. 

 

 

Barbón comenzó evocando a quienes emprendieron el incierto camino de la emigración: “Una travesía guiada siempre por la esperanza de un horizonte mejor”. Subrayó que este episodio de la historia, en Asturias, “se honra, se protege”, ya que sin él “ni Asturias ni España pueden entenderse”. 

 

Indicó que, entre mediados del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, alrededor de 350,000 personas abandonaron su tierra: “Aunque nuestra memoria individual es frágil, la huella colectiva está ahí: visible y profunda”. 

 

Barbón también destacó el compromiso de Asturias con su historia emigrante: “Fuimos tierra de partida, ahora somos puerto de acogida y estamos orgullosos de ello”. Añadió que la identidad colectiva de Asturias “sería muy distinta sin el bagaje de aquellas generaciones que tomaron la decisión de crecer en la distancia, pero sin renunciar a sus raíces”.

Asimismo, celebró el izado de la bandera de Guatemala como una oportunidad para “tejer alianzas, trabajar en la creación de un mundo mejor, más libre y más justo”.  

Para concluir, expresó que el encuentro en Colombres debía servir no solo como homenaje a la historia, sino también como llamado a la reflexión, para “crear conciencia sobre la fuerza de los movimientos migratorios en nuestra sociedad y lo importante que son las personas que construyen puentes en lugar de muros”. 

 

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Vivimos una crisis de civilización

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Fundación Libertad y Desarrollo celebró el pasado 22 de mayo el VI Encuentro Ciudadano: ¿Están en peligro la democracia y la libertad? en el Teatro Campoamor de Oviedo, Asturias. 

Durante su discurso, Dionisio Gutiérrez advirtió que vivimos “una época que amenaza con disolver las formas políticas que, con sangre y fuego, construyeron el mundo libre en el siglo XX”. Señaló que el populismo y el autoritarismo se propagan como soluciones simples a problemas complejos.

Denunció el peligro de esta deriva autoritaria: “En nombre del pueblo, se suprime al pueblo. En nombre de la patria, se la vacía de sentido. Y, en nombre de la seguridad, se renuncia al derecho”. Añadió que “si uno protesta, es traidor; si pregunta, enemigo; y si calla, cómplice”.

Lamentó el retroceso democrático incluso en el llamado primer mundo, gobernado por “capitostes arrogantes, inútiles y autoritarios”. Y cuestionó: “¿Cómo hemos llegado aquí?”

Criticó la retirada de las élites intelectuales, culturales y económicas, que “han desertado de la política y se han refugiado en el confort de sus intereses particulares”. Frente a ello, urgió a un “despertar cívico, ético y político”, recordando que la libertad no se da por sentada: “Hay que reconquistarla, reformularla, defenderla”.

Advirtió que las democracias en este siglo mueren a través de las elecciones. Sin embargo, señaló que “una elección no hace una democracia” y que esta no sobrevive sin instituciones sólidas, libertad de prensa ni justicia independiente.

Finalmente, afirmó que rescatar la política es la tarea de nuestro tiempo. Llamó a imaginar un nuevo proyecto común para Iberoamérica, afirmando que “necesitamos que la política no sea solo administración del desencanto, sino arquitectura de esperanza”.

Para finalizar, Gutiérrez anunció la creación de un foro académico permanente: “un espacio vivo donde las ideas se encuentren, se debatan y se transformen en propuestas que construyan realidades”.

 

Posteriormente, el VI Encuentro Ciudadano contó con la participación de 20 panelistas, quienes abordaron temas de política y desarrollo, populismo, valores y prestigio político, así como geopolítica y ciberseguridad. A continuación, se presentan sus intervenciones más destacadas.

 

Primer panel: La política y el desarrollo: dos caras de la misma moneda

Dionisio Gutiérrez, moderador del panel, estableció el contexto en el que las democracias han sufrido un deterioro y desencanto, y donde la economía es insuficiente.

José María Aznar, presidente del Gobierno de España entre 1996 y 2004, argumentó que la política es más necesaria que nunca: “Hoy es indispensable si queremos salir de las crisis que tenemos, porque son fundamentalmente políticas que solo vamos a poder resolver con buenas políticas”.

Andrés Pastrana, presidente de Colombia entre 1998 y 2002, indicó que la crisis política es clara: “Estamos ante un proceso de erosión institucional y deterioro del tejido social”, señalando que cada vez más la ciudadanía es indiferente a la política.

Felipe Calderón, presidente de México entre 2006 y 2012, afirmó que el populismo es “la manipulación de los sentimientos del pueblo, en su nombre, para dominarlo”, siendo esta una estrategia de poder tanto de izquierda como de derecha.

Por último, Mauricio Macri, presidente de Argentina entre 2015 y 2019, indicó que el mundo “vive una incertidumbre única”, con niveles altos de insatisfacción a pesar de que el mundo está “cada día mejor”. Añadió que la razón es la revolución tecnológica, que ha causado, a su vez, una “revolución de expectativas” que genera una demanda inmediata de bienestar.

 

Segundo panel: El populismo autoritario: una amenaza al orden liberal

 

Claudia Gurisatti, directora de NTN24 y moderadora del panel, estableció el contexto: “Estamos muy golpeados por el declive de la democracia. La peor inversión que hacemos para la democracia es creer que cae milagrosamente del cielo” y no articular planes y estrategias para defender este sistema.

Álvaro Vargas Llosa, escritor y periodista, indicó que “las armas más poderosas que utiliza el populismo son el mito y la utopía: un pasado que nunca existió y un futuro que nunca existirá”.

Eduardo Fernández, doctor en Ciencia Política y profesor universitario, expresó que una democracia de calidad “es aquella que no se construye solo sobre el sufragio”. Indicó que es fundamental que exista un pilar republicano con Estado de derecho, división de poderes y libertades individuales.

Iván Espinosa de los Monteros, exdiputado en las Cortes Generales de España, afirmó que “la traición de la élite política y la dejación de las élites tradicionales es el caldo de cultivo perfecto para los problemas que tenemos”. Por esa razón, “es importante tomar conciencia de nuestra responsabilidad y ser más exigentes con los políticos”, añadió.

Por último, Lorent Saleh, activista político y expreso político venezolano, expresó su agradecimiento con los presentes, pues “nunca han soltado sus manos” en los momentos más difíciles de Venezuela. Además, expuso la ironía de cómo a Juan Manuel Santos se le otorgó un premio Nobel de la Paz, a pesar de haber permitido el secuestro de Saleh y el de muchos otros venezolanos.

 

Tercer panel: Cómo rescatar los valores, el prestigio y la efectividad de la política

 

Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica entre 2010 y 2014, aseguró la urgencia de discutir “una nueva ética a adoptar ante esta nueva revolución tecnológica para garantizar mayor bienestar y enaltecer la dignidad humana”.

Juan Luis Cebrián, fundador y presidente de honor del diario El País, expresó que “lo que está en crisis es el sistema”, pues estamos ante partidos políticos cuyas prioridades no son los intereses generales del pueblo, sino repartir un botín público.

Agustín Antonetti, miembro de la Fundación Libertad de Argentina, expuso que, durante las protestas más grandes que ha tenido Cuba, a las cuales les dio cobertura a través de sus redes sociales, el régimen cubano le acusó “de ser un agente de la CIA”. Antonetti ilustró el poder que tiene un celular y “lo que puede hacer una persona” para informar y compartir los valores liberales.

Por último, Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay entre 2020 y 2025, comentó que el coraje de un político hoy está en el centro: “No tiene a la hinchada detrás de un arco ni otro que le aplauda. Es la responsabilidad de la unión, de crear puentes y es así cómo podemos ayudar al optimismo”. Agregó que, para cuidar de la democracia, no se debe defraudar con los hechos lo que se prometió con la palabra durante la campaña.

 

Cuarto panel: Geopolitics, Cybersecurity and Artificial Intelligence: The New Global Warfare

Jamil Mahuad, presidente de Ecuador entre 1998 y 2000, expresó que es importante definir el problema del narcotráfico como uno de salud pública o uno de seguridad nacional, pues las respuestas al mismo varían de acuerdo a esta distinción: “Si es un problema de salud, necesitamos más recursos en hospitales, pero si es uno de seguridad, podemos actuar contra una fuerza que amenaza la estabilidad de un país”.

George Piro, exdirector mundial de operaciones del FBI, indicó que las organizaciones criminales transnacionales son algo más que un problema de aplicación de la ley: “Son una amenaza directa a la gobernanza democrática porque su poder afecta la autoridad del gobierno, la independencia judicial y la confianza pública”.

Por último, Félix Sanz Roldán, exdirector del Centro Nacional de Inteligencia de España, comentó que es importante defender los principios: “tenerlos claros y saber que cualquier acción que nos provoque su defensa es buena”.

 

 

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Dionisio Gutiérrez recibirá de manos del Rey Felipe VI de España el XI Premio Enrique V. Iglesias, que le fue concedido por CEAPI el martes 3 de junio

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Dionisio Gutiérrez fue galardonado con el XI Premio Enrique V. Iglesias

Dionisio Gutiérrez, presidente de Fundación Libertad y Desarrollo, fue galardonado con el XI Premio Enrique V. Iglesias al Desarrollo del Espacio Iberoamericano, en reconocimiento a su destacada trayectoria cívica y empresarial en Iberoamérica.

La noticia del galardón tuvo lugar el 3 de junio durante una cena-homenaje en su honor en el marco del VIII Congreso Iberoamericano CEAPI, celebrado del 2 al 4 de junio en Sevilla, con motivo del 10º aniversario del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI), bajo el lema “Conectamos continentes, construimos oportunidades”.

Este prestigioso premio, instituido en 2014, reconoce a líderes que han contribuido al desarrollo económico y empresarial de Iberoamérica y a la promoción de un espíritu inclusivo que comparte retos y valores. Lleva el nombre de Enrique V. Iglesias, primer secretario general iberoamericano de la SEGIB, actual presidente de honor de CEAPI y presidente del jurado.

El jurado está compuesto por destacadas personalidades de la sociedad iberoamericana, entre ellas: Núria Vilanova, presidenta de CEAPI; Ana Botella, presidenta de Fundación Integra; Ana Botín, presidenta del Grupo Santander y Juan Luis Cebrián, presidente de honor de El País, entre otros.

En ediciones anteriores, el premio ha sido otorgado a figuras como Valentín Díez Morodo, presidente de COMCE; Plácido Arango, fundador del Grupo Vips; Alejandro Bulgheroni, presidente de Pan American Energy; Ana Botín, presidenta del Banco Santander y Carlos Slim, presidente del Grupo Carso.

Núria Vilanova destacó que Dionisio Gutiérrez es un ejemplo sobresaliente de liderazgo, visión estratégica y capacidad de gestión: “Dionisio Gutiérrez representa un ejemplo extraordinario de afán de superación y liderazgo precoz, que, con la experiencia y el paso de las décadas, no ha dejado de crecer”.

Al recibir el premio, Dionisio Gutiérrez expresó su gratitud y afirmó: “Las mejores palabras que puedo ofrecer hoy, al recibir este premio tan honroso como inmerecido, son de reconocimiento sincero a quienes lo conceden”. Añadió que este galardón nos debe motivar a encontrar más espacios para la dignidad, la inteligencia y la esperanza”. 

La entrega oficial del premio la hará Su Majestad el Rey Felipe VI y se celebrará a finales de este año.

¿Están en peligro la libertad y la democracia?

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Del 20 al 23 de mayo, la Fundación Libertad y Desarrollo celebró el VI Encuentro Ciudadano en Madrid y Asturias, España.

 

“Cuatro días, tres ciudades, la democracia, la libertad y el Estado de derecho fueron el marco, el contenido y el epicentro para hacer un llamado a la defensa de los valores occidentales y el ideal de desarrollo y bienestar para Iberoamérica”. 

La cumbre del VI Encuentro Ciudadano tuvo cuatro grandes momentos. El primero fue la Cena por la Libertad, realizada en la sede de la fundación, donde se dio la bienvenida al presidente constitucional de Venezuela, a nueve expresidentes iberoamericanos, a exfuncionarios de agencias de seguridad de Estados Unidos y España, y a los panelistas del evento. 

En su discurso de bienvenida, Dionisio Gutiérrez afirmó que los eventos del VI Encuentro Ciudadano representaban una de esas raras alineaciones de los astros: 

“No de cuerpos celestes, sino de voluntades lúcidas, conciencias firmes y corazones comprometidos. Hoy estamos aquí ante una de esas raras alineaciones, que ojalá, juntos, convirtamos en oportunidad. Ustedes —cada uno de ustedes— representan no solo a instituciones, naciones o causas, sino a la posibilidad real de que Iberoamérica se mire de frente y diga: basta de fragmentaciones, basta de silencios, basta de excusas”.

Gutiérrez señaló que, con voluntad y propósito, “algo grande puede empezar por el bien de las libertades, por la sobrevivencia de nuestras frágiles democracias, por el bien de los valores de Occidente”. 

Posteriormente, rindió homenaje a Mario Vargas Llosa: 

“Mario fue un hombre de ideas que nunca dejó de ser un hombre de acción. Defendió la libertad cuando otros la disfrazaban, la nombraban en vano, o la traicionaban. Creía —como creyeron los grandes— que la literatura no sirve solo para imaginar el mundo, sino también para salvarlo”. 

Asimismo, Gutiérrez reconoció a Álvaro Vargas Llosa: 

“Fueron, además de padre e hijo, compañeros de mundo, cómplices de imaginación y aliados en las horas vividas y escritas. Cuando la vida apretó, el hijo no se apartó. Puso su tiempo, su atención, su ternura entera al servicio del padre, no como sacrificio, sino como elección luminosa. Lo llevas ahora como parte de ti. No como ausencia, sino como raíz; y por eso, seguirás escribiendo con él, desde dentro y para siempre”.

Luego, el escritor y periodista Álvaro Vargas Llosa ofreció un discurso en el que expresó que pensar en su padre en dicho contexto era oportuno, pues estaban presentes “las ideas, los ideales que cosquillaron su conciencia a lo largo de toda una vida, que motivaron su accionar y a comprometerse”. 

Indicó también que el espíritu del encuentro podía resumirse en tres palabras: 

Primero, amistad. Muchos estamos desplegados por el mundo dando su batalla en su espacio geográfico, y reuniones como estas nos recuerdan que ni somos tan pocos ni estamos tan solos, que somos una fraternidad soldada por los ideales que compartimos, sabiendo que las ideas de la libertad, aun cuando están en minoría, son las más justas.
La segunda es la perseverancia. Muchas cosas conspiran contra el optimismo en el mundo de hoy, pero frente a todo ello, lo que conviene es la perseverancia.
Y, finalmente, el esclarecimiento, pues vivimos una época muy confusa para la democracia liberal”.

A continuación, intervino Iván Duque, expresidente de Colombia, quien recordó a dos “gigantes de la historia” en la defensa de los ideales democráticos: Sebastián Piñera y Mario Vargas Llosa. Subrayó que Piñera siempre “defendió el centro, las posturas que podían conciliar la economía de mercado con atender a los más desfavorecidos y la claridad de que la seguridad es un requisito para la defensa de la democracia”. Asimismo, afirmó que Vargas Llosa “se ha ido del mundo terrenal, pero está presente con su voz, sus ideas y su legado”.

Por último, Duque concluyó que lo que une a los presentes “es elrechazo al caudillismo, a que se concentre el poder en una sola persona, la defensa de la democracia y de la libertad”.

 

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