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Un mundo de inestabilidad e incertidumbre

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En el programa de esta semana, analizamos las dimensiones de la vida.

 

Dionisio Gutiérrez reflexionó sobre la rapidez con la que transcurre la vida y plantea una invitación a detenernos para analizar qué aspectos merecen más atención para “ser razonablemente felices”. 

Gutiérrez subrayó que comprender la vida es “el desafío más importante que enfrentamos”, pero que “uno de los maestros de estas artes dice que, en la vida, hay cuatro dimensiones a las que debemos dedicar tiempo, dar prioridad y hacer parte de nuestra rutina de vida”. 

Sobre la primera, señaló la importancia de “creer en algo y respetar ciertos valores”. La segunda, la importancia de sentirse en familia y contar con ella. La tercera, la vida social: “lo que le da sentido de comunidad y pertenencia”. Y, por último, el propósito de vida, que incluye aquello a lo que una persona se dedica para vivir y realizarse.

Gutiérrez recordó que, a pesar de las dificultades de la vida y, especialmente cuando esta “se pone cuesta arriba”, debemos recordar que “es la única oportunidad que tenemos para ser razonablemente felices, y hay que intentarlo. No se llega a la felicidad sin la tristeza, ni a la madurez espiritual sin sacrificio”. 

Para finalizar, instó a no olvidar el consejo de Sócrates: “Conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”.

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Juan Ignacio Ardón, psicólogo clínico y catedrático universitario, y a Gabriela Morales de Sanz, psicóloga clínica, sobre las dimensiones de la vida. 

Ardón inició destacando las dimensiones que dan balance y estabilidad a la vida: “Primero, la salud. Segundo, el propósito de vida, el hacia dónde vamos. Tercero, el código ético, cómo discriminamos lo que es correcto y lo que no para la vida. Cuarto, las relaciones interpersonales. Y, por último, el arte y la recreación”. 

Por otro lado, indicó que una de las disfunciones más graves que se ven representadas en la sociedad actual es la ansiedad, que es “el miedo constante a lo que pueda pasar, la cual genera menor confianza en la capacidad que uno tiene de resolver conflictos y hace creer que dependemos de otras personas para resolver nuestros conflictos”. 

Sobre el crecimiento personal, Ardón mencionó que es importante “intentar alcanzar su propósito y meta de ser feliz”, para lo cual, las relaciones interpersonales son “un factor secundario, pero crucial” en la vida. Además, debemos preguntarnos lo que identificamos como bueno, saludable y correcto para nuestras vidas, añadió, pues “valorar algo es distinto a que eso sea bueno”.

Ardón indicó que, para gestionar nuestras emociones, es indispensable la inteligencia emocional y la racionalidad, “que no significa ausencia de emociones”. Para lograr adquirir esta inteligencia, expresó que necesitamos saber que las emociones no son fuente de conocimiento: “Hay que vivir y sentir las emociones, pero nunca caer en la trampa de guiarse por ellas, sino guiarse por el juicio correcto”. 

En relación a los eventos traumáticos que algunos enfrentan en la vida y cómo convertir una experiencia difícil en una oportunidad de crecimiento y transformación personal, Ardón señaló que primero hay que identificar el evento y tener claro que generará pérdida de confianza en sí mismo: “Cuando ocurren situaciones similares, uno pierde otra vez fuerza en el ´yo´”. Ante estas situaciones, es indispensable la autoestima, que es “recuperar la confianza de uno en su mente y tener la certeza de que uno puede ser feliz”. Agregó que, para evitar repetir situaciones similares al trauma, es importante tratarlo: buscar ayuda o bien, “identificarlo y saber que uno ya no es tan vulnerable como antes”. 

Por su parte, Morales señaló que el ser humano tiene en sí “luz y sombra” y, constantemente, “se encuentra balanceando positivo y negativo”. Remarcó que la clave para una salud mental fuerte es inclinarse a lo positivo: “[Debemos] estar vigilantes de que la negatividad no nos gane. La virtud más grande del humano es la libertad de cómo queremos pensar, de cómo queremos vivir, de cómo queremos sentir y no determinarnos por el concepto que alguien más formó de nosotros”. 

Respecto a cómo encontrar un balance entre nuestras necesidades emocionales y lo que la vida apresurada de hoy nos exige, Morales recalcó que debemos buscar la autorregulación. Es decir, “velar por vivir en conciencia, en el presente para mantenernos conectados y hacer bien lo que hacemos”.

Por otro lado, Morales recalcó que la felicidad es un sentimiento, los cuales son pasajeros. Por lo tanto, “los humanos deberíamos enfocarnos en vivir de manera plena. La plenitud, la serenidad y la paz son sostenibles”. Además, expresó que la salud mental está determinada por la “capacidad de manejar el conflicto, sostener emociones difíciles y resolver”, así como de “reconocer errores, culpa y vergüenza”. 

Morales añadió que el autoconocimiento es “un superpoder”, el cual “toma tiempo y valentía”, pero que es imprescindible. A través de nuestra historia y de nuestras experiencias, nos conocemos mejor. Sin embargo, señaló que “no deberíamos de definirnos de ninguna manera, sino permanecer curiosos de quién somos y en quién nos queremos convertir”. 

Para finalizar, Morales dio tres prácticas esenciales para fortalecer la inteligencia emocional y la relación con nosotros mismos: “Hay que tener un lenguaje de sentimientos, segundo, auto conocernos y auto regularnos y, por último, tener un testigo, pues tenemos la necesidad de acompañarnos en el proceso de conocernos mejor”. 

 

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¿Por qué, teniéndolo casi todo, logramos tan poco?

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En el programa de esta semana, analizamos los desafíos económicos que enfrenta América Latina. 

 

Dionisio Gutiérrez señaló cómo América Latina, a pesar de ser “generosa en recursos, talento humano y diversidad”, enfrenta un crecimiento económico “insuficiente y decepcionante”.

Además, destacó que "el escaso crecimiento no es solo una cifra desalentadora, es la causa directa de vidas truncadas, talentos desperdiciados y generaciones condenadas a una existencia sin horizonte". Cuando la región tiene tanto, pero avanza tan poco, se “erosiona la confianza colectiva”, añadió.

Por otro lado, Gutiérrez expuso que en una sociedad donde se “trabaja mucho para ganar poco, con empleos que no alcanzan y gobiernos que no entienden”, “las élites latinoamericanas practican una pasividad inquietante”. A esto, agregó que no existe un verdadero modelo de desarrollo en la región: “Se navega entre planes de corto plazo, parches fiscales y discursos retóricos que no se traducen en reformas estructurales. Nadie parece dispuesto a asumir el riesgo de pensar a largo plazo y apostar por la libertad”.

Para finalizar, Gutiérrez reflexionó que "América Latina lo tiene todo para prosperar, pero logra poco", y que esta falta de progreso no se debe a la falta de talento, sino a la escasez de caminos por los cuales caminar.

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Hernán Bonilla, presidente del Centro de Estudios para el Desarrollo en Uruguay, y a Javier Núñez, economista y consultor, sobre los desafíos económicos que enfrenta América Latina. 

Bonilla señaló que el escenario económico para América Latina es “de gran incertidumbre” y que las “perspectivas se han vuelto más pesimistas a partir de las medidas proteccionistas que están afectando a los socios comerciales de Estados Unidos y empiezan a afectar al resto del mundo”. 

También agregó que el crecimiento económico de la región para 2025 se estima que estará “en torno al 2.5 % en promedio” y que los principales países de la región crecerán poco: “México [crecerá] menos de 1.5 %, Brasil cerca del 2 % y la única excepción que se ve por ahora es Argentina, con un crecimiento en torno al 5 %”. 

Respecto a cómo puede defenderse América Latina a una guerra comercial entre potencias, Bonilla expresó que, a su juicio, los países no deberían de adoptar una política de retaliación: “Hay que buscar otras oportunidades, hay que persistir, aunque el panorama vaya en contra, con ideas a favor del libre comercio porque esa es la única salida para nuestros países”. 

Por último, Bonilla añadió que salir de este ciclo puede “costar mucho”, pero que debemos apostar por “mercados de trabajo que permitan la creación de empleo” e implementar “medidas vinculadas a la libertad económica”. 

Por su parte, respecto a la agenda del Gobierno de Estados Unidos y el mexicano para la economía del continente, Núñez indicó que “el Gobierno mexicano tiene muy claro que su prioridad es la defensa del Tratado de Libre Comercio”. Sin embargo, mencionó que no es claro “cuál es la intención del gobierno americano, pues, en ocasiones, parece que sus decisiones favorecen a sus rivales económicos”. 

Sobre las políticas anti-migratorias de Estados Unidos y los efectos económicos en ese país y en los que dependen de las remesas, Núñez señaló que “en la medida en que Estados Unidos apriete los controles migratorios tendrá un problema de costos”. Asimismo, señaló que causaría “un gran efecto en las economías [que dependen de remesas] y sobre la gente”. 

Por otro lado, Núñez subrayó que la competencia por sí sola no es suficiente para lograr el desarrollo: “Se requiere emprender otro tipo de reformas que generen incentivos atractivos para que llegue la inversión. Entre ellas, la aplicación consistente y predecible de políticas en el tiempo. Se requiere disciplina financiera y respecto a las inversiones privadas”. 

Para finalizar, Núñez indicó que el panorama futuro es “un poco complicado”, pues tradicionalmente se creía que cuando las circunstancias eran adversas “había que apostar más en la competitividad en el mercado internacional”. Sin embargo, pareciera que las corrientes actuales quieren desvincularse a este proceso, señaló. 

 

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Argentina ¿al borde de su redención?

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En el programa de esta semana, analizamos las reformas en Argentina y su recuperación.

 

Dionisio Gutiérrez inició recordando el desastre que provocó el populismo peronista en Argentina: “Fueron décadas de malas políticas económicas, derroche y corrupción”. Señaló que el populismo saca lo peor del ser humano, pues “produce gente haragana y oportunista, asfixia la iniciativa individual y destroza el deseo de superación por esfuerzo y mérito propio. Condena a la pobreza a las nuevas generaciones”. 

Gutiérrez expresó que lo que llevó a Argentina al mal estado en el que estaba fueron “décadas de gobiernos populistas gastando más de lo que ingresaban, endeudándose, emitiendo moneda sin respaldo y robando”. Ahora, aunque requiera trabajo y sacrificio, los argentinos tienen una esperanza de salir adelante “con la medicina que están tomando”, expresó.

La lucha que lleva Argentina hoy está liderada por las “ideas, los valores, el trabajo duro y los sacrificios que abren las puertas del desarrollo y la prosperidad para todos”, las mismas que “hicieron ricos a los países que lo son”, subrayó Gutiérrez. Dichas ideas y valores son los que han demostrado ser exitosas: “economías en mercados libres, con respeto a la propiedad privada, con certeza jurídica y políticas públicas que promovieron la inversión”.

Para finalizar, Gutiérrez recordó que los gobiernos que alcanzan el desarrollo en sus naciones “tienen responsabilidad fiscal, promueven la inversión y el crecimiento económico, respetan la división de poderes y tienen sistemas de justicia que funcionan y garantizan que las leyes sean iguales para todos”. 

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Ricardo Rojas, doctor en historia económica, abogado y escritor, y a Aldo Abram, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, sobre Argentina y la batalla que lucha para recuperarse. 

Rojas comenzó expresando que la aprobación del presidente Milei ha caído, pero que gran parte del voto que recibió fue “para cambiar el rumbo [del país] y salir de la crisis”. Por lo tanto, a su juicio, si sigue ese camino “no tendrá problemas”, pues los argentinos siguen observando la evolución de las medidas implementadas.

Respecto a las próximas elecciones legislativas, Rojas expresó que aún no se sabe si Milei tendrá una alianza con partidos o si irán separados. Sin embargo, mencionó que, de hacer alianzas, “podría obtener un buen respaldo electoral, que es lo que necesita”.

Respecto al sentir y comprensión de los argentinos sobre las complicaciones que conlleva revertir el daño económico producido por los gobiernos anteriores, Rojas indicó que “Milei, durante la campaña, fue claro en decir que vendrían dos años muy duros”. Además, recordó que cuando tomó posesión “anunció que la crisis era terrible y que iba a llevar mucho tiempo resolverla”. Es decir, a su parecer, sí hay apoyo, sumado a que conserva el 50 % de imagen positiva tras un año de gobierno.

Entre los riesgos de que Milei se desvíe de su plan de recuperación, Rojas mencionó la falta de confianza “para que las inversiones lleguen al país” y “que los brotes de violencia que se han generado por parte de los opositores tengan éxito”.

Por su parte, Abram indicó que la actual administración argentina ha logrado “bajar la inflación mensual del 25 % en diciembre de 2023 a niveles por debajo del 3 % el año pasado y del 2 % en lo que va del año”. Añadió que esto ha sido posible haciendo que “el banco central emita lo que la gente demanda, no lo que los gobiernos quieren”.

Además, Abram expresó que la recuperación del salario real es resultado de la recuperación de la confianza: “Cerrar las cuentas públicas, bajar la inflación y un cambio de percepción del rumbo al que va Argentina en locales y extranjeros”. De igual forma, resaltó que el índice de pobreza, que superó el 50 % en el primer trimestre de 2024, ha disminuido desde el segundo trimestre de 2024, al igual que el desempleo: “Cerramos el 2024 con 4 o 5 % de desempleo, [una disminución] por creación de empleo, y se estima que estamos por debajo del 40 % en los niveles de pobreza”.

Por otro lado, Abram indicó que hay dos factores claves para mantener el crecimiento económico en Argentina: “lograr una reforma tributaria y la desregulación de la economía”.

Para finalizar, Abram indicó que espera que Argentina regrese a niveles normales al final del gobierno de Javier Milei.

 

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Las opciones que no son opción

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En el programa de esta semana, analizamos las tensiones geopolíticas que atraviesa el mundo.  

 

Dionisio Gutiérrez comenzó destacando los eventos que marcaron el fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de un nuevo orden mundial. Estados Unidos asumió el liderazgo de Occidente, y Europa inició su reconstrucción basada en la democracia liberal y el capitalismo, lo que consolidó a Estados Unidos como el nuevo imperio tras la caída del Muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética.

Sin embargo, Gutiérrez advirtió que la historia ha sido definida por ciclos de cambio y disrupción, y que “estamos, en este momento, forzando el cambio de este ciclo, sin corregirlo, a otro, que, por el momento, ofrece más volatilidad e incertidumbre que luces y esperanza”.

Gutiérrez señaló que la democracia liberal y la libertad económica se han deteriorado en los últimos 20 años, y que la política se ha convertido en un “desagüe” donde los ciudadanos están “atrapados en un sistema de democracias disfuncionales y de fachada: populistas y autoritarias”. También destacó que Europa ha sufrido especialmente este deterioro.

En cuanto a Estados Unidos, Gutiérrez expresó su preocupación por “la espiral de gasto y deuda insostenible” y el desmantelamiento del modelo de instituciones y Estado de derecho que lo hicieron una nación exitosa.

Ante este panorama, las “opciones” son preocupantes. Gutiérrez calificó a China, Rusia e Irán como “Estados criminales con agendas imperiales”, cuyos intereses chocan con los valores del Occidente libre.

Para finalizar, Gutiérrez recordó la importancia de que Rusia no triunfe en la guerra, pues tendría “consecuencias devastadoras para Europa”. Además, indicó que esto podría ser el precedente para que “Taiwán se vea en peligro de caer ante China, Corea del Sur ante el Norte, y Medio Oriente se incendie otra vez”. Es decir, es vital que Occidente regrese a la agenda de la libertad y la racionalidad política.

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Román Ortiz, experto en seguridad y geopolítica, y a Ignacio Montes de Oca, escritor y periodista, sobre las tensiones geopolíticas que atraviesa el mundo.  

Ortiz comenzó destacando que la amenaza más preocupante que enfrenta Europa es la amenaza rusa: “Para Rusia, Putin en particular, Ucrania es solamente el primer plato. Si no se frustra su interés expansionista en Ucrania, vamos a tener un conflicto con los bálticos y, es posible que más adelante, con otros países de Europa”.

Por otro lado, aseguró que Europa está ante un reto con la nueva política exterior de Estados Unidos en relación con la seguridad del continente. Sin embargo, considera que es una oportunidad para la región de rearmarse. Si no lo logran, “los Estados europeos van a perder su soberanía y van a quedar bajo la esfera de influencia rusa. Sobre todo, Europa del Este”.

Respecto a hacia dónde va el mundo, Ortiz expresó que hay dos cuestiones que determinarán esto: “Si las tendencias autoritarias que se están manifestando dentro de Estados Unidos se consolidan o, por el contrario, si la sociedad civil norteamericana demuestra que puede contener esas pulsiones autoritarias y retornar o reconstruir la fortaleza de la democracia liberal”. Añadió que “el otro reto es si Europa puede permanecer unida o si las fuerzas nacionalistas que están creciendo en algunos países se imponen y hacen más fácil que Moscú influya en Europa”.

Ortiz señaló que, a su parecer, estamos “en algo pero que la Guerra Fría” por la “competencia entre múltiples potencias” entre Rusia, China, Estados Unidos y Europa. Aseguró que la gran pregunta es si “Europa y Estados Unidos van a seguir juntos y, si no, si Europa puede jugar como fuerza autónoma”.

Por último, Ortiz expresó que Putin “ha asociado su supervivencia política no solamente al desenlace de la guerra en Ucrania, sino de su política expansionista”. Por lo cual, a su juicio, “Ucrania es solamente un capítulo de un proyecto expansionista mucho más grande”.

Por su parte, Montes de Oca expresó que Ucrania ha demostrado ser resiliente y “ha demostrado que quiere la paz”. Sin embargo, señaló que, al momento de independizarse y deshacerse de sus cabezas nucleares, quedó desprotegida y “fue atacada por Rusia”. Añadió que, ante un mundo en donde parece que se ha perdido el Estado de derecho y se “impone la ley del más fuerte”, es útil preguntarse si es “válido seguir defendiendo la idea de que los países no tienen que proliferarse nuclearmente”.

Por otro lado, Montes de Oca señaló que Europa debe tener capacidad de sobra para defenderse. No solo para enfrentar a Rusia, sino “a cualquier otro adversario que se le presente”. Sin embargo, ve que el problema en Europa es que se preocupó por otros temas “como el género o el ambiente” que no resultan “prioritarios para la defensa”.

Respecto a si se debería o no usar los activos rusos confiscados para financiar la reconstrucción de Ucrania, Montes de Oca expresó que “desde los acuerdos de Versalles queda claro que cuando un Estado provoca daño, tiene que pagar por ello”, por lo cual considera esto viable. No obstante, señaló que la pregunta que debemos hacernos es: ¿de dónde saldrá el resto para la reconstrucción? Y ¿cuál debiera ser el “mecanismo para que Rusia termine de pagar el daño que ha causado y otros países no vuelvan a caer en una tragedia como la de Ucrania”?

Para finalizar, en el plano de América Latina, y cómo se verá afectada la región por el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Europa, Montes de Oca señaló que hay dos problemas. El primero, el comercio internacional, el cual está “siendo dañado y del que nuestros países viven cada vez más”. El segundo, la carrera armamentista: “Nuestra región es considerada la más pacífica del mundo. En consecuencia, los presupuestos militares cayeron”.

 

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Entre los adictos y los narcos, estamos curados

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En el programa de esta semana, analizamos la designación de cárteles de droga como organizaciones terroristas.

 

Dionisio Gutiérrez inició preguntando cuántos tienen algún conocido que sufre por la adicción a las drogas, o quiénes, incluso, han perdido a alguien por su consumo, pues “la adicción a las drogas provoca un doloroso drama personal y familiar”, pero también tienen “repercusiones sociales y económicas graves para las naciones”.

El saldo social que provoca el consumo de drogas, y que ha llevado “a la muerte a millones de seres humanos a través de la historia”, es el lado de la demanda del fenómeno. Esta es la demanda de la cual se aprovecha la oferta, los narcotraficantes.

Gutiérrez señaló que los narcotraficantes “se aprovechan de los débiles que. Usan la violencia y el asesinato sin límites y sin escrúpulos. Contaminan la política y corrompen las instituciones del Estado para obtener protección y garantizar impunidad”. Además, recordó que se han infiltrado en la política: “En América Latina, hay más narco-Estados de los que se quiere reconocer. Los carteles de la droga juntos son la organización criminal más grande, poderosa y asesina del planeta. Son la mayor amenaza a la gobernabilidad y a la salud de las naciones”.

Por otro lado, ante la reciente proclamación de los cárteles de droga como grupos terroristas, Gutiérrez mencionó que “es difícil pronosticar lo que vienen”. Sin embargo, señaló que hay dos dimensiones que se deben abordar: “la primera, que las sociedades aprendan a decir NO a las drogas; y la segunda, Estados fuertes que pongan en su lugar a los criminales”.

Para finalizar, Gutiérrez expresó: “Ya no queremos ver madres que sufren en silencio por la adicción de sus hijos. Ya no queremos más muerte y violencia. Ya no queremos más presidentes, diputados, alcaldes o jueces al servicio del crimen organizado”.

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Pedro Trujillo, doctor en Ciencia Política y Gobierno, y a John Polga, profesor de política comparada en la Academia Naval de Estados Unidos, sobre el Tren de Aragua y los desafíos del tráfico de drogas. 

Trujillo indicó que las implicaciones del régimen de Maduro en Venezuela respecto al Tren de Aragua no le sorprenderían, ya que es algo que se ha visto en otras ocasiones: “En los años sesenta y setenta vimos grupos cubanos de este tipo, utilizados como elementos desestabilizadores”.

Además, señaló que la clasificación del Tren de Aragua como grupo terrorista es significativa porque “la designación permite que determinados instrumentos internacionales, como los financieros, se utilicen para cortar el oxígeno de estos grupos”. Trujillo también afirmó que es fundamental que Estados Unidos sea capaz de identificar los grupos que apoyan a estos actores para interrumpir la ayuda que reciben, ya que, en la medida en que se detecten vínculos con grupos de narcotráfico, maras o crimen organizado, se podrá aplicar sanciones.  

Respecto a la posibilidad de que Estados Unidos realice operaciones militares contra el narcotráfico, Trujillo no descartó la opción, señalando que la administración de Trump podría estar dispuesta a llevarlas a cabo.

Por su parte, Polga comentó que la designación de los cárteles de droga como grupos terroristas “forma parte de un esfuerzo para acabar con el flujo de drogas y personas a través de la frontera sur”. Además, indicó que su impacto dependerá de “cómo se implemente la política, pero definitivamente amplía las herramientas para perseguir a los cárteles”.

Por otro lado, Polga subrayó que neutralizar la oferta de drogas no es suficiente, ya que “cualquier discusión sobre el narcotráfico debe abordar también la demanda”. Agregó que, si solo se enfoca en la oferta, esta cambiará de geografía, lo que se conoce como el efecto burbuja: “Las rutas y orígenes de las drogas cambian dependiendo de hacia dónde se dirijan las fuerzas de seguridad”.

Finalmente, en cuanto a la presencia del narcotráfico en la política y las políticas públicas necesarias para controlar la corrupción, la violencia y los niveles de consumo, Polga indicó que esto “requiere un esfuerzo conjunto, la colaboración de los países vecinos y de la región. Es necesario fortalecer los sistemas de justicia e invertir en la policía y las fuerzas militares, además de abordar el tema desde una perspectiva de salud pública”.

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Tiempos de contradicciones, incoherencias y traiciones

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En el programa de esta semana, analizamos el cambio en política exterior de Estados Unidos y sus implicaciones para Occidente.

 

Dionisio Gutiérrez comenzó reflexionando sobre los tiempos inusuales que vivimos, caracterizados por “contradicciones, incoherencias y traiciones”. De acuerdo a Gutiérrez, “da la impresión de que el mundo se encamina a territorios desconocidos, en los que se está jugando con peligrosos experimentos geopolíticos”. Son tiempos en los que “los amigos de siempre son hoy adversarios, los aliados, competidores, y los colegas, una molestia”, mientras el mundo “cada día se entiende menos”. 

Gutiérrez mencionó los casos de Ucrania y Venezuela para ilustrar el entorno geopolítico confuso y cambiante que vivimos: “Son dos pueblos abandonados por los amigos y traicionados por los supuestos aliados. Son dos naciones que no pueden ni deben ser olvidadas por Occidente”.  Además, agregó que no debemos permitir que dictaduras y Estados criminales se sientan “con derecho total a la impunidad”.

Por otro lado, Gutiérrez reconoció que Occidente enfrenta problemas. Sus países “deben tomar medidas serias para bajar el gasto público, controlar sus fronteras y mejorar políticas públicas, pero sin perder el espíritu que los hizo grandes”, señaló. Asimismo, destacó que América Latina debe despertar y “encontrar y escoger el camino de la libertad, la democracia republicana, el respeto a la ley, el libre mercado, el respeto a la propiedad privada, la competencia y el trabajo productivo para sacar adelante a nuestros países, a nuestras comunidades, a nuestras familias”. 

Finalmente, ante este escenario geopolítico, Gutiérrez recalcó la importancia de recordar que “al desarrollo y al bienestar solo se llega por el camino de la libertad y la democracia”. 

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Óscar Vara, doctor en economía y analista de política internacional, y a Miguel Ángel Lara, miembro del consejo del Proyecto de Integridad Electoral, sobre los dilemas Occidente y la política exterior de Estados Unidos.

Vara comentó que el escenario de política exterior de Donald Trump demuestra que “quiere imponer su criterio a través de negociaciones de chantaje, presionando a quienes, en un principio, son sus aliados, para obtener lo que desea con gran violencia”. Sin embargo, resaltó que parece aplicar una estrategia opuesta con aquellos que, en teoría, son enemigos de Estados Unidos, como se observa en el caso de Ucrania.

Por otro lado, Vara expresó que, ante la reducción de la presencia de Estados Unidos en Europa, el continente deberá aprender a vivir por sí mismo: “Aunque Estados Unidos ha sido un aliado valioso, su apoyo ha hecho que el gasto en defensa de los países europeos se haya reducido de manera alarmante”. 

Respecto a las intenciones de Ucrania de unirse a la OTAN y la Unión Europea, y las declaraciones de Rusia sobre no permitirlo en un posible acuerdo, Vara expresó que “Rusia no debe determinar lo que deben hacer los europeos. Son ellos quienes deben decidir si un país puede unirse a la Unión Europea y a la OTAN”. Además, en relación con las recientes decisiones de política exterior y el ejemplo que plantean, Vara indicó que en el caso de Taiwán enfrentamos una situación compleja.

Por su parte, en cuanto a la relación de la actual administración de Estados Unidos con Venezuela, Lara señaló que es la primera vez en muchos años que un diplomático se toma una foto con Nicolás Maduro, lo cual “es una señal importante, pues, aunque Estados Unidos no reconozca oficialmente el régimen, demuestra que está tratando con el régimen de Maduro y no con el de Edmundo González”.

Además, Lara agregó que la nueva política exterior de Estados Unidos es una en la que “los principios ya no existen. Está regida por intereses”. En el caso de Venezuela, “no les interesa la democracia ni los derechos humanos; se centran en la migración y la seguridad”.

Sobre el precedente que establece el acercamiento de Estados Unidos con Venezuela y las implicaciones que podría tener en las elecciones en Bolivia, si el partido de Evo Morales no gana las elecciones, Lara señaló que el incentivo para reconocer los resultados será mayor si no hay consecuencias. En este contexto, Lara expresó que la agravante de este precedente, especialmente, es la magnitud del fraude cometido en Venezuela: “La señal que manda Estados Unidos es que, siempre y cuando el país tenga algo que le interesa, como en el caso de Bolivia, donde podría ser el litio, no hay problema con lo que ocurra dentro de sus fronteras”.

Para finalizar, Lara proyectó que las relaciones entre México y Estados Unidos se caracterizan por una dinámica de “palo y zanahoria, con amenazas, durante estos próximos cuatro años”, lo que genera “mucha incertidumbre”.

 

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Woke ¿Imposición ideológica?

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En el programa de esta semana, analizamos el impacto de la agenda woke en la academia.

 

Dionisio Gutiérrez señaló que la llamada “agenda woke" fue creada para “promover inclusiones, igualdades, favores y privilegios a una parte de la sociedad americana, con secuelas para todos”.  Añadió que su imposición “ha generado fuerte rechazo en las sociedades más tradicionales, liberales y conservadoras del mundo”.

Gutiérrez afirmó que los objetivos del wokismo son inaceptables, pues resultan en “una imposición ideológica en la cultura, la educación y la política” que suprime el debate. En este sentido, comentó: “El wokismo censura y persigue a quienes piensan diferente. Su hipocresía y doble estándar han quedado en evidencia porque muchos de ellos usan el activismo para obtener dinero y poder, sin aplicar lo que predican”.

Asimismo, subrayó que, para muchos, la agenda woke representa un “ataque a los valores tradicionales de la familia, la religión y la identidad cultural”, y destacó que, actualmente, incluso se utiliza con fines políticos.

Finalmente, Gutiérrez reflexionó sobre cómo “el activismo que pasa de defender derechos a imponer una visión única y castigar a quienes no la comparten ofende la dignidad humana y amenaza la libertad individual”. Por ello, enfatizó la importancia de defender la libertad y el respeto a la ley: “Cualquier ser humano puede hacer con su vida lo que mejor le parezca y merece todo el respeto de los demás, mientas no quiera imponer sus criterios, violar la ley o pasar sobre los derechos de los demás”.

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Eduardo Fernández y a Daniel Rodríguez Carreiro, doctores en Ciencia Política y profesores universitarios, sobre los efectos de la agenda woke en la academia.

Fernández comenzó destacando la importancia de recuperar las élites y generar una cultura de “respeto a la democracia liberal, la propiedad privada y los derechos para poder resolver en un futuro los problemas que enfrentan las sociedades”.

Añadió que las “universidades han dejado de ser espacios de discusión y libertad y se han convertido en espacios de puritanismo de extrema izquierda”. También subrayó que las universidades “deben ser un espacio de libertad de expresión, de discusión y de pensamiento crítico con valores”, no un centro de adoctrinamiento.

Por otro lado, resaltó la necesidad de “espacios de discusión, de cooperación y de intercambio de ideas civilizados”. Fernández indicó que es crucial crear estos espacios “para recuperar la política y construir buenas democracias liberales”.  

Por su parte, Carreiro comenzó definiendo la cultura woke como “un conjunto de ideas que ponen en cuestión valores tradicionales de la cultura Occidental”. Además, señaló que muchas de estas ideas “proceden del marxismo occidental y del posmodernismo”, lo que lleva a creencias como la de que la verdad no es objetiva, así como a una versión de “lucha de clases cultural, en donde ciertos valores de Occidente se consideran negativos por ser impuestos por una clase opresora”.

Carreiro señaló que la agenda woke ha logrado influir en el contenido educativo. En cuanto a si las universidades están promoviendo el adoctrinamiento en lugar de una educación objetiva y crítica, indicó que algunas “promueven activamente la idea de que solo un conjunto de ideas se puede utilizar y que hay principios y autores de los cuales solo se puede hablar de forma negativa, cuando hay autores que tradicionalmente se consideran fundacionales para la cultura Occidental”.

Para finalizar, Carreiro señaló que, para fomentar que los estudiantes cuestionen sus propias creencias de manera constructiva, se debe fortalecer el pensamiento crítico y la capacidad de análisis: “Todos podemos descubrir la verdad. Para eso, es fundamental el debate y la libertad de expresión”.  

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Infantes perpetuos sometidos

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En el programa de esta semana, analizamos el avance de China en América Latina.

 

Dionisio Gutiérrez comenzó reflexionado sobre las guerras de poder, que siempre han existido y siguen presentes en la actualidad, impulsadas por “tierra, dinero y poder. Legal o ilegal”. Se preguntó: ¿Cuánto hemos evolucionado en realidad?  ¿Y cuánto nos falta?

Además, subrayó que la política, cada vez más, tiene como objetivo “alcanzar el poder, a cualquier costo. Y, [una vez obtenido], la obsesión es mantenerlo, también, a cualquier costo”. Gutiérrez ilustró su punto con ejemplos de China, Rusia, Corea del Norte y las dictaduras en América Latina. A pesar de la existencia de estadistas y funcionarios capaces y honestos, destacó que son la excepción.

Luego, Gutiérrez utilizó el caso de China en América Latina para ilustrar la sed de poder: “China, con 75 años de dictadura, seis tiranos, millones de asesinados y complejos imperiales, está en una cruzada por el mundo, especialmente en América Latina, para acumular más poder, vencer a Estados Unidos e imponer su cultura de corrupción, violencia e imposición. El objetivo chino es prostituir, aún más, las débiles democracias en nuestra región”.      

Por otro lado, Gutiérrez recordó que ya en 1840, Alexis de Tocqueville “anunció que vendrían tiempos en los que el poder del Estado, con el pretexto de velar por el bienestar de los ciudadanos, terminaría suprimiendo su autonomía y reduciéndolos a una especie de infantes perpetuos sometidos”. A lo cual se preguntó: ¿Estamos ya en este escenario?

Para finalizar, Gutiérrez remarcó que “hasta que no aprendamos que la única fuente de civilización son la libertad y la ley, en democracia, los seres humanos seguiremos siendo una especie en peligro”.

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Pedro Isern, director ejecutivo del Centro para el Estudio de las Sociedades Abiertas, y a Max Povse, miembro del Grupo de Estudios sobre Asia y América Latina de la Universidad de Buenos Aires.

Isern indicó que el objetivo de China en América Latina es consolidarse en la región para ganar poder y establecer un “nuevo orden internacional”. Por ejemplo, señaló que las inversiones de China en la región pueden parecer positivas en el corto plazo, pero dejan del lado las “consecuencias morales e institucionales de mediano y largo plazo, que son difusas”. Añadió que es especialmente preocupante debido a la asimetría económica y de poder entre China y los países a los que ayuda. También subrayó debe tenerse cautela con la economía china, que es “opaca” y se ha estancado, e incluso hay quienes hablan de un decrecimiento en la misma. 

Respecto a la capacidad de Estados Unidos en contener la influencia de China en América Latina, Isern expresó que “en los últimos 20-25 años, vimos cómo el Caribe y Sudamérica generaron una relación cercana a China” mientras Estados Unidos fue casi indiferente y distante ante ello. Sin embargo, considera que esto ha cambiado en los últimos años, y tanto la administración anterior como la actual “han sido contundentes en que eso tiene que cambiar”.

Por su parte, Povse está de acuerdo en que el objetivo de China es “construir un nuevo orden global”. Añadió que América Latina es una pieza clave para lograrlo, pues “históricamente ha sido considerado el patio trasero de Estados Unidos”.  

Povse también expresó que “Estados Unidos ha dejado libre el camino a China”, ya que “ha habido un vacío de poder”, lo cual no ocurría “cuando Estados Unidos tenía una posición más férrea en la región”. No obstante, añadió que, con la nueva administración en la Casa Blanca y la actitud de retomar su hegemonía en el continente, China podría enfrentar una “nueva amenaza para sus intereses” en la región.

Además, Povse destacó que es importante tener en cuenta que el nivel de influencia de China en América Latina depende de cada país específico, y su grado de está vinculado a la calidad institucional de cada uno de estos países. Como ejemplo, mencionó el apoyo de China a las tres dictaduras en la región: “Es una complicidad y un apoyo muy explícito. Después de Rusia, China es el principal soporte que tienen estas dictaduras”.

Finalmente, indicó que será “muy difícil para China poder seguir creciendo, principalmente porque no sabemos cuánto ha crecido en realidad”. Recordó que los indicadores económicos del país no son confiables.

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Del capitalismo y la libertad

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En el programa de esta semana, analizamos las relaciones políticas y económicas de Estados Unidos y América Latina.

 

Dionisio Gutiérrez comenzó reflexionando sobre los valores que permitieron el desarrollo de Occidente: “libertad económica; certeza jurídica en un sistema político de pesos y contrapesos; elecciones libres y democráticas para garantizar la alternancia en el poder; respeto a la propiedad privada; libertad de expresión y un sistema de libre mercado”. Indicó que, así como la democracia no es perfecta, también “el capitalismo es el modelo menos malo conocido”. Estos valores y este sistema siguen vigentes en la actualidad y, por ello, “los aranceles son mala idea, a menos que se vean como instrumento de negociación temporal”.   

Sin embargo, Gutiérrez destacó que, a finales del primer cuarto del siglo XXI, “el mundo alcanzó un grado de complejidad política, económica y tecnológica”, donde “la economía global se hizo insuficiente y la política insufrible”. Este contexto es el que nos tiene “en medio de un rompecabezas que no estamos logrando comprender ni digerir”, señaló. 

Ante este panorama confuso, Gutiérrez expresó que, de vez en cuando, es necesario “una sacudida o una buena dosis de disrupción”. Cuando “la geopolítica y algunas dinámicas sociales están plagadas de trampas, mentiras, corrupción, dictadores, terroristas y locos con complejos imperiales, hay que ponerlos en su lugar”, añadió. 

Para finalizar, Gutiérrez se preguntó cómo, sabiendo los pilares que construyeron el Occidente desarrollado —“la libertad, la democracia con división de poderes y Estado de derecho”— los países pueden perderse en el camino.

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Javier Núñez, economista y consultor, y a Edmundo Rivera, socio fundador y chief economist en EPR Capital, sobre las relaciones políticas y económicas entre el gobierno de Trump y América Latina.

Núñez comenzó señalando que el propósito de los aranceles en el contexto actual de la administración Trump es utilizarlos como un “instrumento de negociación política”. Además, señaló que los aranceles van en contra del propósito del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ya que “no crean valor, sino entorpecen la actividad económica, pues afectan la eficiencia y generan productos de menor calidad y mayores precios para los consumidores”.

Por otro lado, expresó que la amenaza de Estados Unidos de imponer aranceles a México es, en definitiva, un mecanismo de presión, en este caso, para reforzar la persecución a cárteles de tráfico de drogas. Sin embargo, Núñez señaló que el problema del contrabando de drogas existe porque hay demanda, por lo cual “no se puede aspirar a una solución que únicamente atienda a uno de los lados del problema. La solución tiene que ser integral”.

Respecto a las intenciones de Trump de dar incentivos para mejorar la competitividad del país y la factibilidad de que las empresas regresen y establezcan sus operaciones en Estados Unidos, Núñez comentó que sería complicado. Señaló que la mano de obra se ha encarecido, y sin la mano de obra migrante, indicó que esta podría encarecerse aún más, lo que haría que Estados Unidos pierda competitividad.

En cuanto a América Latina y cómo puede beneficiarse de este rompecabezas político y económico, Núñez resaltó que “necesitamos mejorar nuestro marco institucional, generar incentivos a la inversión y, sobre todo, generar seguridad en el cumplimiento del Estado de derecho, mejorar la seguridad pública e invertir en infraestructura”. 

Por su parte, Rivera coincidió en que los aranceles se están utilizando como “mecanismos geopolíticos”. Además, señaló que los aranceles “utilizados como medidas proteccionistas no tienen resultados exitosos”. Por el contrario, indicó que los países desarrollados lograron ser exitosos a través del libre comercio.

En cuanto a los efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China para América Latina, Rivera señaló que algunos países podrían tener beneficios a corto plazo. Por ejemplo, expuso el caso de México, debido a su cercanía con Estados Unidos, en donde podría darse una “sustitución de canales de cadena de valor. En lugar de traerlo de China, hacerlo de América Latina, en especial México”, indicó. Sin embargo, resaltó que los resultados serán negativos debido a la “reducción de comercio exterior global, la distorsión en la división de trabajo y, sobre todo, la asignación de capital”.

Por otro lado, Rivera recordó las consecuencias de la guerra comercial más famosa, la de los años 30: “Magnificó la Gran Depresión de los 30 y las consecuencias comerciales de esa medida duraron 40 años”.

Por último, se subrayó que el libre mercado y la competencia es lo que produce familias más prósperas en el mundo. Por el contrario, los aranceles “son viciosos y nefastos para la economía, y para ambas partes: para el exportador y para el importador”.

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El destino de quienes sienten que su país los traicionó

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En el programa de esta semana, analizamos la migración y sus retos actuales.

 

Dionisio Gutiérrez comenzó reflexionando sobre la realidad migratoria del continente americano: “América Latina ha expulsado de su tierra y de su hogar a millones de seres humanos porque somos una región con altos niveles de corrupción, pobreza y violencia, y porque nuestros países ofrecen pocas oportunidades”. También subrayó que, los países con menor migración son aquellos que “tienen democracias razonablemente funcionales, tienen libertades civiles y las seguridades y certezas mínimas suficientes para soltar las riendas de la vida para construir hogar, familia y comunidad”.

Gutiérrez agregó que, ante esta situación, los destinos elegidos para migrar han sido Estados Unidos y Europa: “El lugar al que casi todos van a trabajar sin descanso, la tierra a la que van a llorar lo que dejaron atrás, la comunidad a la que van a soñar”. Sin embargo, señaló que “el Occidente libre y desarrollado es el destino de quienes sienten que su país los traicionó”, se está cerrando.

Bajo este contexto, es necesario “lograr acuerdos mínimos suficientes para diseñar y ejecutar un modelo de desarrollo que les dé esperanza, oportunidades, futuro y bienestar”, indicó Gutiérrez. Este modelo solo se puede construir a través de “democracias republicanas con Estado de derecho, donde a las leyes y a los ciudadanos se les respetan”. Para finalizar, Gutiérrez señaló que “este milagro solo puede suceder en libertad”.

En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Manuel Orozco, director de Migración Remesas y Desarrollo del Inter-American Dialogue, y a Daniel Raisbeck, historiador, columnista y profesor universitario, sobre la migración y sus retos actuales.

Respecto a las deportaciones, que ya han iniciado bajo la administración Trump, y si este fenómeno será mayor que en años anteriores o si es más un espectáculo, Orozco indicó que es una combinación de ambas. Hay una parte de espectáculo, que es parte del discurso populista de “cumplir con lo prometido”, pero también existe una meta de “exceder el tope de deportados”, añadió. Orozco también expuso que las deportaciones masivas en Estados Unidos tendrán efectos en el costo de vida del país y que aún no se sabe cuál será la dirección de esta situación. 

Sobre la capacidad de las agencias de seguridad estadounidenses para detectar y deportar a migrantes que sí son delincuentes, Orozco expresó que sí tienen posibilidad de hacerlo. Mencionó que la mayoría de ellos podrían ser personas que ya están cumpliendo condenas. Sin embargo, aseguró que la mayoría de migrantes indocumentados “son personas sin un crimen establecido, que vienen a trabajar”.

Por otro lado, Orozco comentó que se podrían llegar a acuerdos de ganar-ganar desde el Gobierno y los migrantes. Por ejemplo, mencionó que se podría legalizar a las personas y cobrarles una multa por cada año que han estado en el país, equivalente a los impuestos no pagados.

Por último, Orozco señaló que existen algunas medidas de política exterior que podría implementar Estados Unidos hacia dictaduras como las de Venezuela, Nicaragua y Cuba, países que en gran parte envían migrantes: “Las sanciones; la revisión de los acuerdos de libre comercio y de acuerdos comerciales; poner en lista negra a empresas cómplices de regímenes autocráticos; presión diplomática y la eliminación de ayuda multilateral a dictaduras”.

Por su parte, Raisbeck comentó que, ante el posible surgimiento de un frente contra Estados Unidos en América Latina, conformado por Colombia, Brasil, México y Honduras en organismos como la CELAC, China ve una oportunidad para entrar más fuerte en la región. Asimismo, expresó que algo interesante de esta situación fue la falta de organización en la CELAC para respaldar a Petro.

Respecto a los efectos que tendrían las deportaciones masivas en el continente, Raisbeck expresó que, a largo plazo, “puede tener efectos negativos” y podríamos ver nuevos destinos para emigrar. 

Para finalizar, una pregunta clave que se abordó fue sobre las razones por las cuales los latinoamericanos deciden emigrar hacia Estados Unidos o a Europa Occidental. Raisbeck subrayó que esto ocurre porque “las cosas no van bien, van bastante mal”. Además, agregó que “a menos que haya reformas dentro de nuestros países para que haya crecimiento económico y una esperanza en el futuro, la gente se seguirá yendo”.

 

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