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En el programa de esta semana, analizamos el avance de China en América Latina.
Dionisio Gutiérrez comenzó reflexionado sobre las guerras de poder, que siempre han existido y siguen presentes en la actualidad, impulsadas por “tierra, dinero y poder. Legal o ilegal”. Se preguntó: ¿Cuánto hemos evolucionado en realidad? ¿Y cuánto nos falta?
Además, subrayó que la política, cada vez más, tiene como objetivo “alcanzar el poder, a cualquier costo. Y, [una vez obtenido], la obsesión es mantenerlo, también, a cualquier costo”. Gutiérrez ilustró su punto con ejemplos de China, Rusia, Corea del Norte y las dictaduras en América Latina. A pesar de la existencia de estadistas y funcionarios capaces y honestos, destacó que son la excepción.
Luego, Gutiérrez utilizó el caso de China en América Latina para ilustrar la sed de poder: “China, con 75 años de dictadura, seis tiranos, millones de asesinados y complejos imperiales, está en una cruzada por el mundo, especialmente en América Latina, para acumular más poder, vencer a Estados Unidos e imponer su cultura de corrupción, violencia e imposición. El objetivo chino es prostituir, aún más, las débiles democracias en nuestra región”.
Por otro lado, Gutiérrez recordó que ya en 1840, Alexis de Tocqueville “anunció que vendrían tiempos en los que el poder del Estado, con el pretexto de velar por el bienestar de los ciudadanos, terminaría suprimiendo su autonomía y reduciéndolos a una especie de infantes perpetuos sometidos”. A lo cual se preguntó: ¿Estamos ya en este escenario?
Para finalizar, Gutiérrez remarcó que “hasta que no aprendamos que la única fuente de civilización son la libertad y la ley, en democracia, los seres humanos seguiremos siendo una especie en peligro”.
En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Pedro Isern, director ejecutivo del Centro para el Estudio de las Sociedades Abiertas, y a Max Povse, miembro del Grupo de Estudios sobre Asia y América Latina de la Universidad de Buenos Aires.
Isern indicó que el objetivo de China en América Latina es consolidarse en la región para ganar poder y establecer un “nuevo orden internacional”. Por ejemplo, señaló que las inversiones de China en la región pueden parecer positivas en el corto plazo, pero dejan del lado las “consecuencias morales e institucionales de mediano y largo plazo, que son difusas”. Añadió que es especialmente preocupante debido a la asimetría económica y de poder entre China y los países a los que ayuda. También subrayó debe tenerse cautela con la economía china, que es “opaca” y se ha estancado, e incluso hay quienes hablan de un decrecimiento en la misma.
Respecto a la capacidad de Estados Unidos en contener la influencia de China en América Latina, Isern expresó que “en los últimos 20-25 años, vimos cómo el Caribe y Sudamérica generaron una relación cercana a China” mientras Estados Unidos fue casi indiferente y distante ante ello. Sin embargo, considera que esto ha cambiado en los últimos años, y tanto la administración anterior como la actual “han sido contundentes en que eso tiene que cambiar”.
Por su parte, Povse está de acuerdo en que el objetivo de China es “construir un nuevo orden global”. Añadió que América Latina es una pieza clave para lograrlo, pues “históricamente ha sido considerado el patio trasero de Estados Unidos”.
Povse también expresó que “Estados Unidos ha dejado libre el camino a China”, ya que “ha habido un vacío de poder”, lo cual no ocurría “cuando Estados Unidos tenía una posición más férrea en la región”. No obstante, añadió que, con la nueva administración en la Casa Blanca y la actitud de retomar su hegemonía en el continente, China podría enfrentar una “nueva amenaza para sus intereses” en la región.
Además, Povse destacó que es importante tener en cuenta que el nivel de influencia de China en América Latina depende de cada país específico, y su grado de está vinculado a la calidad institucional de cada uno de estos países. Como ejemplo, mencionó el apoyo de China a las tres dictaduras en la región: “Es una complicidad y un apoyo muy explícito. Después de Rusia, China es el principal soporte que tienen estas dictaduras”.
Finalmente, indicó que será “muy difícil para China poder seguir creciendo, principalmente porque no sabemos cuánto ha crecido en realidad”. Recordó que los indicadores económicos del país no son confiables.
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