Un viaje al otro lado del alma
Dionisio Gutiérrez
Hubo un tiempo no tan lejano en que muchos hombres y mujeres de España, empujados por la necesidad, la esperanza o la simple dignidad de querer otra vida, hicieron un acto de fe y coraje: cruzar el Atlántico en busca de un destino nuevo en América.
No eran conquistadores ni comerciantes. Eran panaderos, campesinos, sastres, maestros, soñadores. Llevaban consigo más silencios que certezas, más miedos que mapas. Pero llevaban también lo más valioso, una voluntad resuelta y el anhelo inquebrantable de libertad. Hacían, sin saberlo, una de las formas más puras de filosofía: la apuesta por vivir mejor.
La decisión de emigrar no fue fácil. Se dejaban atrás pueblos enteros, canciones, madres, amigos, relojes que ya nunca marcarían la misma hora. Pero en América, esa tierra que también estaba buscando quién ser, encontraron un espejo del porvenir. Y a pesar de las penas, la nostalgia o la pobreza inicial, levantaron casas, sembraron oficios, contaron cuentos, y dieron hijos a la tierra nueva.
Fueron, sin saberlo, constructores del alma iberoamericana; o como dirían dos grandes de España, locos hermosos que se tiraron a la aventura con una mano en el corazón y la otra en la maleta; hombres y mujeres que redefinieron su circunstancia, porque entendieron que la historia no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa.
Hoy, cuando tantos pueblos dudan de sí mismos, cuando las fronteras se endurecen y la desconfianza se instala, conviene recordar a aquellos que cruzaron océanos no para huir, sino para comenzar. Aquellos que apostaron la vida en la mayor jugada posible, la de construir futuro con sus propias manos.
No hay que idealizar la migración, pero sí honrar el coraje que la sostiene. Aquel coraje humilde, anónimo, que no sale en los libros o en las noticias, pero que funda países.
A ellos, nuestro recuerdo. A su legado nuestro agradecimiento. A su ejemplo nuestro compromiso. Porque su viaje no terminó en el puerto de llegada, sigue navegando en quienes aún se atreven a buscar vida con dignidad al otro lado del mar. Hoy, un siglo después y por razones que prefiero no recordar, de América a España.
Señoras y señores: vuelvo hoy, con ilusión, a esta tierra que mi abuelo dejó con los ojos llenos de lágrimas, el corazón lleno de dudas, y el alma llena de esperanza.
Era asturiano. Pobre, pero digno y valiente. Tenía 14 años y un par de angustias cuando embarcó rumbo a América en busca de una vida que en su tierra ya no le cabía. No se fue por ambición, ni por gloria. Se fue por necesidad. Por libertad. Por futuro.
No hablaba de política ni de historia. Pero sin saberlo, fue protagonista de una hazaña silenciosa, compartida por miles de españoles que, durante el siglo XX, cruzaron el Atlántico haciendo una jugada a la suerte, apostando lo único que tenían: su vida.
Mi abuelo no conquistó imperios, pero conquistó algo más difícil: la posibilidad de que sus hijos y sus nietos vivieran con dignidad. Sembró oficios, levantó una casa de adobe que un siglo después se convirtió en una empresa exitosa. Aprendió una nueva forma de vivir, se hizo respetar trabajando de sol a sol. Nunca olvidó su aldea. Pero supo amar también la tierra que lo recibió.
Perdí a mi padre a los 15 años y a mi abuelo a los 19, pero su ejemplo, su historia y su legado me acompañan cada día.
Por eso, al pararme hoy aquí, en la tierra que mi abuelo dejó atrás, no puedo evitar pensar que su viaje, que parecía despedida, era en realidad un círculo que se cierra conmigo. Y al cerrarse, nos dice algo.
Nos dice que la migración no es solo estadística o política. Es memoria. Es humanidad en movimiento. Es gente valiente que se lanza a lo desconocido para defender el derecho más simple y más grande: vivir mejor.
Hoy, en tiempos en que algunos levantan muros y siembran miedo, yo quiero recordar a esos hombres y mujeres como mis abuelos, sin papeles, pero con palabra. Sin títulos, pero con coraje. Sin certezas, pero con sueños.
Ellos construyeron puentes invisibles entre España y América. Y esos puentes, hoy más que nunca, debemos cruzarlos con ideas, con afecto y con proyectos compartidos. Porque nuestra historia común no solo está en los libros, está en nuestras familias, en nuestros acentos, en nuestras heridas… y en nuestras esperanzas.
Hoy, como nieto de emigrantes y como español nacido en Guatemala, doy las gracias a Asturias y a España. Y como iberoamericano, vengo a decir, tenemos una historia que honra y un futuro que merece ser imaginado, compartido y construido, juntos, en libertad.
Museo de la Emigración
Colombres, Asturias
23 de mayo de 2025


Durante su discurso, Dionisio Gutiérrez advirtió que vivimos
Advirtió que las democracias en este siglo mueren a través de las elecciones. Sin embargo, señaló que
Dionisio Gutiérrez, moderador del panel, estableció el contexto en el que las democracias han sufrido un deterioro y desencanto, y donde la economía es insuficiente.
Claudia Gurisatti, directora de NTN24 y moderadora del panel, estableció el contexto: “
Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica entre 2010 y 2014, aseguró la urgencia de discutir
Jamil Mahuad, presidente de Ecuador entre 1998 y 2000, expresó que es importante definir el problema del narcotráfico como uno de salud pública o uno de seguridad nacional, pues las respuestas al mismo varían de acuerdo a esta distinción:
Dionisio Gutiérrez, presidente de Fundación Libertad y Desarrollo, fue galardonado con el XI Premio Enrique V. Iglesias al Desarrollo del Espacio Iberoamericano, en reconocimiento a su destacada trayectoria cívica y empresarial en Iberoamérica.
El jurado está compuesto por destacadas personalidades de la sociedad iberoamericana, entre ellas: Núria Vilanova, presidenta de CEAPI; Ana Botella, presidenta de Fundación Integra; Ana Botín, presidenta del Grupo Santander y Juan Luis Cebrián, presidente de honor de El País, entre otros.
En su discurso de bienvenida, Dionisio Gutiérrez afirmó que los eventos del VI Encuentro Ciudadano representaban una de esas raras alineaciones de los astros:
Luego, el escritor y periodista Álvaro Vargas Llosa ofreció un discurso en el que expresó que pensar en su padre en dicho contexto era oportuno, pues estaban presentes “
A continuación, intervino Iván Duque, expresidente de Colombia, quien recordó a dos
En su editorial, Dionisio Gutiérrez reflexionó sobre los principios fundamentales en la gestión financiera:
En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Helmuth Chávez, PhD en Finanzas, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Francisco Marroquín y socio en una firma financiera.







En su editorial, Dionisio Gutiérrez reflexionó sobre el destino de los imperios a lo largo de la historia:
En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Daniel Rodríguez Carreiro, doctor en Ciencia Política y profesor universitario, y a Roberto Wagner, magíster en Relaciones Internacionales y Derecho Internacional y profesor universitario.
Finalmente, Wagner reflexionó sobre el ascenso de China en el ámbito global:
Gutiérrez sostuvo entrevistas con reconocidos medios de prensa escrita, digital, radio y televisión. El martes 13 de mayo, abrió la jornada en Gijón con una entrevista en El Comercio y, posteriormente, dialogó con La Nueva España en Oviedo. La noche cerró con una conversación en el medio digital MiOviedo.com. En todas estas apariciones, Gutiérrez subrayó la gravedad del momento político que atraviesa Iberoamérica y alertó sobre el debilitamiento progresivo de las instituciones democráticas.
El miércoles 14, la gira continuó en los estudios de COPE Asturias, donde advirtió sobre los riesgos del descrédito de la política y la necesidad urgente de recuperar el sentido ético del poder. En TPA y RPA, desde Gijón, abordó el impacto de las redes sociales en la crisis de representación, así como la importancia del pensamiento crítico para sostener la democracia en sociedades polarizadas.





Dionisio Gutiérrez inició reflexionando sobre el declive de la democracia
En el siguiente segmento, Dionisio Gutiérrez entrevistó a Tomás Arias, doctor en derecho y profesor universitario, y a Jonatán Lemus, doctorando en gobierno y politólogo, sobre el autoritarismo y su intento de infilstrarse y socavar las bases de la democracia.
Lemus, por su parte, indicó que la diferencia entre una democracia autoritaria y una dictadura tradicional es que, en la primera, hay un disfraz de democracia: “Estamos viendo políticos con popularidad muy grande y que dan la sensación de que hay legitimidad democrática. Sin embargo, en el fondo, sus agendas son concentrar el poder”.