Las distorsiones en la intención de voto que causaron las inhabilitaciones, acentuó el desgaste que comenzaron a experimentar las candidaturas que, tras la salida de Carlos Pineda, se peleaban por el primer lugar en las preferencias del electorado. El efecto indeseado que tuvo esto fue que las candidaturas punteras empezaron a ser percibidas como parte del status quo y por eso muchas entraron en caída libre, como sucedió en los casos de Edmond Mulet[2] y Zury Ríos[3]. Este desplome también despejaba el camino a las estructuras clientelares de acarreo de votos de los partidos oficiales (Vamos, el partido gobernante y la UNE, la primera fuerza en el Congreso) que se suponían, en ese escenario, terminarían definiendo la elección.
Sin embargo, el día de la elección, el 25 de junio, durante el conteo de votos en horas de la noche, comenzó a aparecer una tendencia que nadie vaticinó: sorpresivamente pasó al balotaje Bernardo Arévalo[4] del Movimiento Semilla con apenas un 11.7% de los votos emitidos[5], un candidato de un pequeño partido capitalino de izquierda progresista surgido de las protestas de 2015. La opción de Arévalo estuvo fuera del radar de la mayoría de encuestadoras y, antes de la primera vuelta, se percibía como una candidatura de nicho, principalmente, votantes urbanos con estudios de secundaria y universitarios.
Si bien parte de la incertidumbre que tuvo todo este proceso fue la ausencia de encuestas confiables, intentamos reconstruir el crecimiento de Bernardo Arévalo en los meses previos a la primera vuelta.

Elaboración propia con información de Prodatos-PL, Nuestro Diario, tracking de CP y resultados del TSE
La razón por la que no se pudo anticipar el resultado de la primera vuelta, sería principalmente la indecisión del voto. De hecho, en una encuesta electoral posterior realizada por esta casa junto con la empresa CID-Gallup, alrededor del 42% de los encuestados manifestaron que decidieron su voto en la primera vuelta una semana antes o el mismo día de la elección al momento de estar en la urna.
Fuente: Encuesta Fundación Libertad y Desarrollo-CID Gallup
Mientras los guatemaltecos y el resto del mundo aún estaban digiriendo la victoria electoral de Bernardo Arévalo, la Fiscalía Especial para la Corrupción y la Impunidad del Ministerio Público (FECI), sacó a la luz el caso “Corrupción Semilla”, donde se indica que desde 2022 existían denuncias de que el partido fue constituido con firmas falsas. Un juez, al conocer el caso, solicitó la suspensión de la “personalidad jurídica” del Movimiento Semilla ante el Registro de Ciudadanos del Tribunal Supremo Electoral. A partir de ese momento, y a pesar de los desafueros previos de la autoridad electoral en la primera vuelta, se cruzó una “línea roja” que amenazaba con romper el orden constitucional pues estaba en juego la celebración de la segunda vuelta electoral el 20 agosto. En este punto, el TSE y la Corte de Constitucionalidad decidieron dar continuidad al proceso electoral y el resto de la sociedad guatemalteca (organismos no gubernamentales, sector privado organizado, prensa, etc.) y la comunidad internacional, acuerparon la decisión alzando su voz de protesta contra la judicialización de la elección y la persecución penal de candidaturas.
En el balotaje del 20 de agosto, el resultado fue contundente: Bernardo Arévalo se convirtió en el presidente electo de Guatemala con el 61% de los votos válidos[6].
[2] Un ex diplomático de gran trayectoria en Naciones Unidas, que en las elecciones de 2019 quedó en tercer lugar en las votaciones de primera vuelta.
[3] Ex diputada e hija del general golpista Efraín Ríos Montt. Formalmente, según la constitución guatemalteca, tiene prohibición constitucional para optar a la presidencia, sin embargo, tras una solución amistosa de la CIDH en 2022, la Corte de Constitucionalidad confirmó su candidatura en mayo de 2023, también un mes antes de la primera vuelta presidencial.
[4] Bernardo Arévalo es un académico, escritor y diplomático. Es hijo del primer presidente electo democráticamente en la historia de Guatemala, el intelectual y educador Juan José Arévalo Bermejo. Sobre esto, ver: https://www.fundacionlibertad.com/articulo/74-anos-de-la-nueva-ciudadania
[5] Éste sería el menor porcentaje de votos con el que un candidato pasa a segunda vuelta en la historia democrática del país. También es la primera elección en la que los votos nulos/blancos superan la intención de voto con un 23%.
[6] En segunda vuelta, a pesar de que la participación bajó en un 28%, el voto nulo+blanco fue sólo 4.6%