El fenómeno outsider puede considerarse una respuesta a la creciente insatisfacción con el statu quo político y al deseo de cambio.
En sistemas democráticos representativos, el fenómeno del outsider se refiere a la tendencia de los votantes a elegir candidatos que no forman parte del establishment o de la clase política, o que nunca antes han ocupado un cargo público. Estos candidatos suelen realizar campañas al margen de la estructura tradicional de los partidos, utilizando tácticas poco convencionales como las redes sociales o la organización de base.
El fenómeno outsider puede considerarse una respuesta a la creciente insatisfacción con el statu quo político y al deseo de cambio. También puede ser el resultado de la pérdida de confianza en las instituciones políticas y los partidos políticos tradicionales, así como del deseo de candidatos que se perciban como más auténticos y en contacto con la gente común.
En América Latina, particularmente en los últimos años, los votantes han sido bastante proclives a expresar su frustración con los partidos políticos y los candidatos tradicionales, y han recurrido a candidatos que están fuera de esa clase política. Pero a diferencia de otras partes del mundo, en América Latina el outsider no necesariamente se trata de alguien ajeno a la política, ya que puede haberse lanzado a varias elecciones o haber ocupado cargos públicos en algún momento. Pero en este caso, el hecho de capitalizar el discurso anti-sistema contra el establishment y el lema del “yo no soy político”, es aquello que le hace outsider.
Un ejemplo de este fenómeno es el caso de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quien en las elecciones presidenciales de México de 2018, ganó como candidato outsider, a pesar de haber militado en partidos históricos como el PRI y el PRD y haber sido Jefe de Gobierno del Distrito Federal. AMLO, un populista de izquierdas que se había presentado a la presidencia en dos ocasiones anteriores, hizo campaña con promesas de reducir la desigualdad, abordar la corrupción y combatir la violencia. Fue visto como una ruptura con la élite política tradicional de México, de la que muchos votantes se habían desilusionado.
Otro ejemplo de candidatos outsiders que han ganado elecciones en América Latina es Nayib Bukele en El Salvador, que ganó la presidencia en 2019 como candidato independiente con una tolda llamada “Nuevas Ideas”, a pesar de haber militado hasta 2017 en el FMLN y haber sido alcalde de San Salvador y de Nuevo Cuscatlán. En su discurso prometió romper con la vieja política de El Salvador, y atacar la corrupción y la disfunción de los partidos políticos tradicionales.
En las elecciones presidenciales de Colombia en 2022, el outsider Rodolfo Hernández se lanzó como candidato independiente y a través de una campaña principalmente enfocada en TikTok, en la que supo aprovechar el descontento generalizado de la población con los partidos políticos tradicionales, salpicados por escándalos de corrupción y acusaciones de mala gestión. Su candidatura creció como la espuma y pasó a segunda vuelta, estando muy cerca de alcanzar la presidencia.
Para las elecciones presidenciales que se celebrarán este año 2023 en la región latinoamericana, el caso más paradigmático es sin dudas el de Javier Milei en Argentina. Milei es un economista de la Escuela Austríaca, escritor y profesor universitario con posturas libertarias radicales, que saltó a la palestra siendo muy vocal y controversial en los medios de comunicación criticando la intervención del gobierno en la economía. Con su estilo polémico, se ha ganado una base de seguidores que lo elogian por su voluntad de cuestionar el statu quo. Recientes encuestas colocan a Milei como el favorito en la población joven y los hombres.
En las elecciones de Guatemala parecía más difuso hasta hace muy poco ubicar algún outsider, en parte por la agrandada oferta política de 23 candidatos presidenciales, pero también por la incertidumbre que han generado varias instancias electorales al inhabilitar candidaturas. Sin embargo, en las últimas semanas el candidato Carlos Pineda, un empresario del oriente del país, ha experimentado un crecimiento inusitado en los sondeos y mediciones de opinión, en parte por sus videos virales en TikTok, que han despertado el interés en una parte del electorado que no se siente identificada con ninguna de las candidaturas punteras en la carrera presidencial.
Queda por ver cómo el fenómeno de los outsiders seguirá configurando las elecciones y las democracias latinoamericanas en el futuro.